Corea del Norte

Seúl promete responder a la provocación

La presidenta de Corea del Sur ordena al Ejército «contundencia» ante un eventual ataque norcoreano. Washington advierte de que cualquier agresión del régimen de Pyongyang sería un «suicidio»

Un grupo de militares de Corea del Sur realiza maniobras ayer en la frontera con el Norte
Un grupo de militares de Corea del Sur realiza maniobras ayer en la frontera con el Nortelarazon

Mientras Estados Unidos desplegaba ayer sus «cazas invisibles» en maniobras disuasivas, desde Seúl la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, amenazaba con responder ante cualquier agresión proveniente de Corea del Norte.

Mientras Estados Unidos desplegaba ayer sus «cazas invisibles» en maniobras disuasivas, desde Seúl la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, amenazaba con responder ante cualquier agresión proveniente de Corea del Norte. «Si hay una provocación contra Corea del Sur y su gente, habrá una fuerte respuesta y se iniciará el combate sin consideraciones políticas», recalcó durante un encuentro con sus asesores de Defensa. Park, que hace poco más de un mes se convirtió en la primera mujer en llegar a la presidencia de Corea del Sur, se está enfrentando con contundencia a una de las crisis más importantes de los últimos años. Con su intervención de ayer, lanzó el mensaje que se quiere hacer llegar al dictador norcoreano, Kim Jong Un: que esta vez no se van a tolerar ataques aislados como los que tantas veces ordenó su padre Kim Jong Il. El último de ellos, en noviembre de 2010, costó la vida a cuatro surcoreanos (dos militares y dos civiles) en la isla de Yeonpyeong, un peñasco que alberga un pueblo de pescadores y un fuerte militar que fue bombardeado por sorpresa con fuego de artillería. La provocación se saldó con un breve intercambio de disparos y, aunque la tensión fue altísima durante una semana, finalmente no hubo represalias.

En Washington y Seúl no se teme tanto una «guerra total» como uno de estos ataques a pequeña escala cuya autoría a veces se tardan días en confirmar, dando tiempo a enfriar los ánimos. Con un bombardeo aislado, un atentado o incluso una carga explosiva lanzada desde un submarino, Kim Jong Un podría cerrar la crisis con sensación de victoria, reforzando su liderazgo y haciendo ver que sus amenazas no son un farol. Si se produce algo así, queda por ver cómo reaccionarán los agredidos. El anterior presidente surcoreano, Lee Myung Bak, fue muy criticado por no responder con rapidez y contundencia; y por no mostrarse más firme durante la crisis que se vivió en 2010. Su sucesora, Park Geun-hye, elegida a finales del año pasado, ha prometido mano dura llegado el caso. La biografía personal de la nueva presidenta está repleta de ejemplos de determinación, sacrificio y escenas violentas (tanto su madre como su padre, el dictador Park Chung Hee, murieron en atentados y ella misma sufrió ataques serios) y se ha mostrado más firme que su sucesor desde que llegó al poder. A pesar de ello, nadie en su gabinete ni en su país quiere empezar una guerra. Un conflicto que la Corea democrática ganaría sin problemas con el apoyo de Estados Unidos pero que tendría un saldo económico y humano salvaje. De lo que se trata ahora, en todo caso, es de evitar que el escenario se haga realidad, convenciendo a Kim Jong Un de que cualquier acción, por pequeña que sea, resultaría suicida. Mientras tanto, la propaganda norcoreana informó ayer de un nombramiento relevante realizado el mes pasado. Choi Bu-il, un hombre de confianza de Kim Jong Un, pasa a ser ministro de Seguridad, poltrona desde la que se dirigen los poderosos Servicios Secretos. El joven dictador sigue afianzándose en el poder y colocando a sus propios alfiles. Como puede apreciarse en los actos oficiales, muchos de los rostros de la cúpula han cambiado desde que accedió al cargo a finales de 2011.

Por su parte, Estados Unidos aseguró ayer que no ha visto «acciones que respalden la retórica» hostil de Pyongyang, pese a que insistió en que se toma muy en serio la amenaza norcoreana, según informó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

La firmeza de «la dama de hierro» surcoeana

El contundente tono usado ayer por la jefa de Estado, Park Geun Hye, recuerda al de su padre, el caudillo más odiado y admirado entre los surcoreanos. Park, de 60 años, que no está casada ni tiene hijos, es la primera mujer que llega tan alto en Corea del Sur y desde que ganó las elecciones en diciembre, ha visto cómo se ha elevado el tono belicista de su joven vecino del norte. Cabe recordar, que la gran obsesión de su padre, Park Chung Hee, fue hacer frente al régimen comunista instaurado por Kim Il Sung, el abuelo de Kim Jong Un.