Política

Nueva York

«Tendré que buscar otro empleo», dice un funcionario estadounidense

Muchos norteamericanos temen no poder pagar sus gastos por el parón. El turismo se resiente por el cierre de la Estatua de la Libertad y los museos

La Estatua de la Libertad, en Nueva York, también permaneció cerrada
La Estatua de la Libertad, en Nueva York, también permaneció cerradalarazon

Muchos norteamericanos temen no poder pagar sus gastos por el parón. El turismo se resiente por el cierre de la Estatua de la Libertad y los museos

Darja Gacnik intentó evitar por todos los medios abrir su correo electrónico ayer por la mañana. La directora de la Agencia Eslovena de Viajes, que lleva más de 20 años en Nueva York, se temió lo peor. Y no se equivocó, al ver en su cuenta varios avisos de turistas cancelando sus vuelos a Nueva York. ¿Para qué, si la Estatua de la Libertad está cerrada, al igual que decenas de parques y museos en todo el país. Gacnik intenta sacar pecho mientras su negocio encoje. Cuando no es una cosa es otra. A las agencias de viajes tradicionales les han perjudicado todos los portales de internet con sus ofertas. Los jóvenes prefieren comprar los billetes de avión y reservar las habitaciones de hotel en la web. Y ahora, lo último que necesita Gacnik, cuando la crisis empieza a darle un poco de tregua, es el «apagón» de Washington.

Esta clausura ha obligado a mandar a sus casas a más de 800.000 funcionarios federales de los 2,1 millones que trabajan para el Gobierno en Estados Unidos. Según la Casa Blanca, esta crisis podría costarle a las arcas públicas más mil millones de dólares. Pero, ¿qué ocurre con todos esos pequeños negocios que basan su economía en los funcionarios y los turistas que visitan los parques y monumentos públicos? ¿Qué sucederá con los restaurantes y cafeterías cercanas a los edificios federales? ¿Y todos aquellos funcionarios que van a estar sin cobrar mientras los congresistas no se pongan de acuerdo? ¿Cómo van a gastar y ayudar a la recuperación económica si no reciben ingresos?

Ante este panorama, la ansiedad crece entre los estadounidenses. «Tengo mucho encima. Tengo que pagar la matrícula, los gastos de mi hija, mis facturas», explica Darquez Smith, un policía forestal de Ohio que reconoció vivir al día sin poder ahorrar. «Estoy preocupado. Ahora tengo que esperar», destacó este estadounidense de 23 años que no podrá ir a trabajar hasta que los congresistas lleguen a un acuerdo.

Robert Turner, de 45 años, se encuentra en una situación parecida. Pero no piensa darle mucho margen de maniobra a los políticos de Washington. Trabaja en el Museo de Historia de Estados Unidos de Washington Smithsonian, también cerrado. «Si después de una semana no estoy trabajando, buscaré otro empleo», reconoció el estadounidense, que no quiere gastar sus ahorros para cubrir sus gastos mientras no cobre.

La Casa Blanca tendrá que mandar a sus hogares al 75% se su plantilla, a la que también se le descontará de su sueldo los días que no trabajen. El portavoz de Obama ha dibujado mejor que nadie el escenario de la residencia oficial del presidente de Estados Unidos: «La Casa Blanca se quedará esquelética».

Alrededor del 88% de los más de 100.000 trabajadores del departamento del Tesoro tampoco irá a sus oficinas. Y lo que es peor, tampoco cobrarán los días que no trabajen. Sólo seguirán con el desempeño de sus funciones los que gestionan el pago de las pensiones de la Seguridad Social. En cambio, se prescindirá de todos aquellos que lleven las auditorías y las operaciones relacionas con Hacienda.

Los militares cobrarán. En cambio, las tropas están preocupadas por la falta de apoyo que reciben de los empleados civiles. El 50% de estos trabajadores será enviado a sus hogares. Obama ya se encargó de tranquilizar a sus soldados el lunes por la noche en un mensaje de vídeo grabado para garantizarles que no se interrumpirá el envío de sus nóminas. El departamento de Estado continuará con sus actividades. Las embajadas y los consulados permanecerán abiertos. El departamento de Comercio se quedará a la mitad. El departamento de Trabajo prescindirá de la mayoría de sus empleados. No habrá estadísticas laborales. El departamento de Agricultura continuará con sus inspecciones de carne, mientras la NASA se quedará casi vacía.

Los inversores, con calma y a la expectativa

Los inversores reaccionaron ayer con calma ante el primer día de cierre parcial de la Administración en EE UU. Wall Street avanzaba a media sesión, mientras los analistas intentaban dilucidar cuál sería el impacto real de la primera parálisis administrativa en 17 años por la polarización política en el Congreso. Al cierre de esta edición, el parqué neoyorquino reaccionaba al alza y el Dow Jones, su índice de referencia, sumaba a media sesión 65,28 puntos y se situaba en 15.194,95. A los analistas e inversores les preocupa no sólo el impacto que tendrá en el consumo, sino que la falta de acuerdo también afecte al techo de deuda. De ser así, el 17 de octubre, EE UU suspenderá pagos y no podrá emitir más bonos para financiarse.