Venezuela
Todo el poder para Maduro
El Parlamento le da luz verde para gobernar hasta fin de año sin ninguna oposición. Siete de cada diez venezolanos desaprueban al Gobierno, que ha reducido un 80% el gasto social
El Parlamento le da luz verde para gobernar hasta fin de año sin ninguna oposición. Siete de cada diez venezolanos desaprueban al Gobierno, que ha reducido un 80% el gasto social
El 15 de marzo los restos de Hugo Chávez fueron trasladados al cuartel de la Montaña. Una fecha escogida por Nicolás Maduro para que la Asamblea Nacional le otorgara ayer superpoderes. El presidente, necrófilo chavista, volvía a jugar a la reencarnación y aferrarse a la imagen del comandante para justificar nuevas tropelías: si el Supremo líder gobernó por decreto hasta en cuatro periodos distintos, por qué no hacerlo yo.
Durante las pasadas elecciones, la esfinge del comandante se paseó por toda Venezuela. Con el recuerdo fresco, los venezolanos parecieron olvidar los nubarrones que ya se cernían sobre el país. El presidente se impuso finalmente por un estrecho margen sobre su contrincante, Henrique Capriles, gobernador del Estado Miranda. Una victoria aún en entredicho.
Pero han pasado dos años y la situación cae en picado. Y lo más preocupante, Maduro ha perdido a sus fieles, los votantes más pobres que siempre arroparon a Chávez. Es año electoral y hay que dar un golpe en la mesa. Intentar un giro de timón para recuperar la legitimidad perdida. El mandatario sabe que los peligros acechan entre la oposición, pero también dentro de su partido, donde las hienas huelen a carroña. La última carta del bolivariano es la Ley Habilitante. La misma que uso Chávez en tiempos de sequía. Ayer, la Asamblea Nacional aprobó en segunda instancia otorgar poderes especiales a Maduro para gobernar por decreto hasta el 31 de diciembre.
El diputado de la Asamblea Nacional (AN) Ángel Medina Devis calificó ayer la Ley Habilitante Antiimperialista de «amenaza terrible a los intereses democráticos de la nación», pues, a su juicio, tiene un alcance que incluso le permite al mandatario nacional legislar en materia penal. Los chavistas apenas dejaron hablar a los opositores en la Asamblea y les chillaban continuamente. «El presidente podrá legislar en materia penal, es una aberración en materia de política institucional (...). Si un ente político decide que es delito ser opositor,se puede convertir en uno». Y añadió que se debe hacer un debate más profundo y amplio sobre la Ley Habilitante, pues aseguró que en ella se habla en varias oportunidades de «enemigos internos». «Sabemos que la polarización política permanentemente está colocando a la oposición como parte de un conflicto y de una maniobra desestabilizadora».
Según cuentan cronistas del Palacio de Miraflores, una vez diagnosticado el cáncer a Hugo Chávez, éste empezó a pasear por los jardines junto a Maduro. Largas caminatas llenas de doctrinas. En una de esas conversaciones el maestro le dijo a su pupilo: «Más importante que el dinero es el poder y el carisma». Pero lo cierto es que con las arcas vacías, el margen de maniobra del presidente es estrecho.
Maduro requirió y obtuvo en noviembre de 2013 una Ley Habilitante para legislar en temas económicos y de corrupción durante 2014. Ese año, en que el Gobierno dijo estar sometido a una «guerra económica», Maduro sancionó unas cuatro decenas de decretos, entre ellas normas que fijaron los límites de ganancias a las empresas y que centralizaron la distribución de alimentos e impuestos específicos a la renta y al consumo. Venezuela se enfrentó en 2014 un clima de degradación económica caracterizado por un déficit fiscal del 20% del PIB, una caída de la actividad económica de cuatro puntos, una inflación cercana al 70% y una pertinaz penuria de alimentos y medicinas. El dólar paralelo aumentó seis veces su valor entre octubre de 2013 y marzo de 2015. Es decir, un desastre. Por su parte, el difunto presidente Hugo Chávez utilizó poderes especiales en cuatro ocasiones (2000, 2001, 2008 y 2010) y sancionó dos centenares de decretos.
En teoría, Maduro precisa estos poderes extraordinarios para luchar contra el «imperio», como denomina a EE UU, tras las sanciones de Washington anunciadas la pasada semana. Sin embargo, la tormenta ya estalló dentro de Venezuela. El desabastecimiento de alimentos, que va en aumento, es el principal problema en el país, seguido de la inseguridad, el alto costo de la vida y las interminables filas que deben hacerse para adquirir productos de primera necesidad. Ayer, el presidente desayunaba con nuevas encuestas sobre la mesa. La mayoría de los venezolanos, siete de cada diez, rechaza el Gobierno de Nicolás Maduro y ve en el mandatario a una de las principales causas de su desaprobación, según el más reciente sondeo de la encuestadora Datanálisis, una de las más importantes del país caribeño. La crisis está golpeando a los más pobres. Con una economía dependiente del petróleo en un 98%, las partidas destinadas a las misiones –programas sociales– se han visto reducidas en un 80%. Sin los subsidios, los chavistas abandonan el barco.
¿Pero qué puede hacer Maduro al respecto? A partir de hoy, el presidente podrá dictar o reformar leyes referidas a la libertad, igualdad, justicia y paz internacionales, independencia, soberanía, inmunidad, integridad territorial y autodeterminación nacional. Podría emitir nueva deuda, el problema es que ya nadie presta dinero a los venezolanos. Tan sólo los chinos, para comprar tecnología y armas. En tiempos mejores, el dinero compraba favores, pero sin petrodólares Venezuela está sola y en bancarrota. Por tanto solo se esperan golpes de efecto. Palos de ciego de un presidente acorralado, incluso por los suyos. Un discurso aún más radical pero sin fondo. Y es que al final la profecía que tanto temía Chávez podría cumplirse: no será el «imperio» quien nos tumbe ni la boliburguesía. Tampoco los feroces estudiantes atrincherados en guarimbas o el Ejército. Serán los nuestros, los chavistas, los que acaben con el reinado. Por la razón o por la fuerza.
Caracas impide a Cruz Roja ver a los presos políticos
La Justicia de Venezuela declaró ayer «sin lugar» la apelación interpuesta por la defensa del líder opositor Leopoldo López contra la decisión del tribunal penal que lo juzga de rechazar recomendaciones internacionales de dejarlo en libertad. Además, según informa el diario «Abc», Maduro no sólo ha rechazado que una delegación de Unasur vea a los presos políticos como López o el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, también ha dado su negativa a que miembros de Cruz Roja visiten a los presos de conciencia en las cárceles en las que se encuentran.
✕
Accede a tu cuenta para comentar