El Gobierno de Donald Trump
Trump pone a México al borde del colapso
El presidente norteamericano anuncia un aumento progresivo de los aranceles del 5 al 25% si el Gobierno de AMLO no frena la inmigración ilegal hacia su territorio
Cuando las cenizas del fuego de la renuncia de Mueller como fiscal especial y el posterior cruce de acusaciones de Trump estaban todavía encendidas, el presidente estadounidense sorprendía con un nuevo «incendio» que reavivaba las llamas de una nueva batalla comercial. Trump decidía imponer un arancel del 5% a todos los productos que se importen desde México hasta el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) «detenga el flujo de migrantes indocumentados», según publicó en su cuenta de Twitter tomando por sorpresa a todos. Y es que esta repentina amenaza no es tanto un nuevo frente comercial abierto, que también, sino muy especialmente social. De «Crisis fronteriza», como a Trump le gusta resaltar siempre en mayúsculas.
El presidente Donald Trump podría estar intentando, con este anuncio, matar dos pájaros de un tiro: «Desviar la atención sobre el informe de Mueller y realizar otro intento por cumplir con su promesa electoral de “solucionar” la inmigración no documentada hacia EEUU», asegura el profesor de la Universidad de Georgetown, Erick D. Langer. Esta última batalla comercial iniciada por Trump le sirve de moneda de cambio para resolver un problema que es, en realidad, mucho mayor y que se concentra en las fronteras. Una amenaza dirigida, paradójicamente, a su principal socio comercial, que Trump pretende materializar el próximo 10 de junio y cuya «tarifa aumentará gradualmente hasta que se resuelva el problema de inmigración ilegal, momento en que se eliminará», añadía el presidente en Twitter. Hasta entonces, ese arancel del 5% podría aumentar a un 25%.
Trump habla de «crisis», pero las cifras no le avalan. De acuerdo con estudios del Centro de Investigación PEW, el número de arrestos de migrantes que cruzan ilegalmente la frontera de EE UU con México se ha reducido considerablemente. Cada vez lo intentan menos. Así, en los primeros tres meses del año pasado, un total de 109.544 migrantes fueron expulsados en el paso fronterizo. Y es que, desde que Trump llegó a la Casa Blanca, la detención de indocumentados ha aumentado en un 42% en todo el país, especialmente en como Florida, Oklahoma y Texas.
Lo cierto es que tan sólo el 4% del total de la población está indocumentada. Se estima que hay once millones de inmigrantes no autorizados en EE UU, casi un millón de los cuales se beneficia del programa DACA. Son los llamados «dreamers» (soñadores, en español), menores de edad que llegaron de manera irregular con sus familiares y que, en muchos casos, o no conocen o no recuerdan su país de origen. Jóvenes que se consideran estadounidenses, estudiantes y trabajadores que fueron regularizados por Obama y a cuya situación legal Trump ha intentado, sin éxito por ahora, poner fin en diversas ocasiones.
Y es que el de la inmigración es un tema muy sensible, que a menudo se utiliza como herramienta electoral y que enfrenta a demócratas y republicanos. Aunque estos últimos también tienen serios problemas para ponerse de acuerdo entre ellos. Trump dice apostar por una «inmigración de méritos» para atraer a las mentes más brillantes de otros países y no a los delincuentes, pero parece olvidar en ocasiones que la mano de obra para sostener la industria estadounidense procede también del exterior. Especialmente de México, país que encabeza el ranking del mayor número de inmigrantes en EE UU, con un 11,6% del total. Le siguen China, India, Filipinas y El Salvador.
Ahora Trump «ha descubierto el arma de los aranceles, que no le había funcionado muy bien con países como China, Canadá y la UE, que tienen cómo defenderse. Pero el caso de México no es tan sencillo. El presidente ha dicho explícitamente que quiere quebrar la industria automotriz de México para que las fábricas y los empleos vuelvan a EE UU».
Por lo que esta nueva imposición arancelaria «podría tener unas consecuencias nefastas para México, ya que el automotriz es el sector más grande de su base industrial», enfatizó el profesor Langer. Industria que importó 59.400 millones de dólares en partes sólo el año pasado de México a EE UU, lo que incluye tanto las piezas utilizadas en fábricas como las que se venden en tiendas de autopartes y talleres de reparación. La demanda de automóviles se vería afectada por el aumento de precios, reduciendo la producción en hasta 3 millones de vehículos al año y una caída del 18% respecto de los niveles actuales, según estimaciones de expertos, si Trump cumple con su amenaza.
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