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Trump relanza la «guerra comercial» con China al imponer nuevos aranceles por de 200.000 millones
El país asiático responde con nuevos gravámenes de 60.000 millones de dólares
Pekín advierte que el proteccionismo de Estados Unidos dañará la economía global
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un paso más en la 'guerra comercial' que enfrenta a las dos primeras economías del planeta. Este lunes ha anunciado que impondrá aranceles de un 10 por ciento sobre las importaciones de casi 6.000 bienes chinos por un valor aproximado de 200.000 millones de dólares.
El magnate no ha incluido en las tarifas a los relojes inteligentes de Apple ni Fitbit, así como otros productos de consumo tales como los cascos de bicicleta, los guantes de plástico, productos sanitarios o sillas de coche para menores.
Sí estarán sujetos a más impuestos los bolsos, el arroz o los textiles. También se incluyen miles de millones de receptores digitales de voz, módulos de memoria informática, procesadores automáticos de datos y equipamiento de oficina como fotocopiadoras, lo que provocará un encarecimiento de una amplia gama de bienes.
Como represalia contra los nuevos gravámenes anunciados este martes por el país norteamericano, China ha anunciado que va a imponer aranceles sobre importaciones de Estados Unidos valoradas en 60.000 millones de dólares (51.362 millones de euros), según ha informado este martes el Ministerio de Finanzas del país asiático.
En concreto, Pekín ha planteado unos aranceles del 5% y del 10%, a pesar de que previamente el Ejecutivo de Xi Jinping había advertido que barajaba una horquilla que también incluía aranceles del 20% y del 25%. Todos los productos que se iban a gravar con las dos últimas tasas ahora tendrán un arancel del 10% como máximo.
Las nuevas medidas arancelarias entrarán en vigor el 24 de septiembre, la misma fecha que el Ejecutivo de Trump ha anunciado que comenzaran a aplicarse sus gravámenes sobre otros 200.000 millones de dólares (171.216 millones de euros) de productos chinos. Esta nueva medida planteada por Pekín se suma a impuestos sobre 50.000 millones de dólares (42.804 millones de euros) previamente anunciados por el país asiático. Con esto, China cerrará septiembre con aranceles sobre el 85% de las importaciones anuales de Estados Unidos.
Trump, en un comunicado donde ha anunciado la nueva ronda de tarifas, ha advertido de que si China toma represalias contra los agricultores o industrias estadounidenses, "inmediatamente buscaremos la fase tres, que son aranceles sobre importaciones adicionales por aproximadamente 267.000 millones de dólares".
Si el presidente diera este último paso significaría que la práctica totalidad de las exportaciones de China a EEUU estarían sujetas a tarifas.
Fuentes oficiales, no obstante, han dicho a medios de comunicación que la lista inicial incluía 300 productos más y que finalmente se han 'sacado' del listado varios bienes, tras valorar las peticiones de más de 6.000 empresas y consumidores.
La recaudación de los aranceles comenzará el 24 de septiembre pero la tasa inicial del 10 por ciento se incrementará a un 25 por ciento para finales del 2018, permitiendo a las compañías estadounidenses un tiempo para ajustar sus cadenas de suministros a otros países, según un funcionario de alto rango del Gobierno.
Trump justifica las medidas arancelarias por las "prácticas comerciales desleales"de China, que incluyen subsidios y normas que exigen a las compañías extranjeras en algunos sectores que incluyan a socios locales.
A juicio del mandatario estadounidense, Pekín no ha tomado nota de las advertencias para tratar a EEUU de "manera más justa"y "no ha querido cambiar sus prácticas".
En varios mensajes de Twitter, el presidente de Estados Unidos ha defendido su polémica política comercial. "Los aranceles colocaron a Estados Unidos en una posición de negociación muy fuerte, con miles de millones de dólares y trabajo fluyendo a nuestro país. Y aún así, el aumento de costos ha sido casi imperceptible", ha suscrito Trump en un 'tuit'.
Pero varias empresas a lo largo y ancho de todo el país han denunciado pérdidas, despidos y el riesgo de bancarrota ante el incremento de costes y el descenso en las exportaciones.
Desde el gigante asiático, el ministro de Comercio de China, Zhong Shan, ha alertado este lunes de que el unilateralismo y el proteccionismo de Estados Unidos dañarán la economía a nivel global, así como los intereses tanto de Pekín como de Washington.
Zhong ha indicado a seis compañías multinacionales que en una guerra comercial no hay ganadores y ha insistido en que la cooperación es la única vía correcta, según recoge un comunicado del Ministerio de Comercio chino en su página web.
Asimismo, ha señalado que las autoridades de China crearán un mejor ambiente comercial para las empresas.
Trump, por su parte, ha dicho que estas medidas comerciales respaldarán a las empresas estadounidenses y conservarán puestos de trabajo. De hecho, ha presentado las tarifas argumentando que lo hace para proteger a fábricas y a los trabajadores del país.
No obstante, medidas anteriormente tomadas por otras administraciones no han tenido el resultado esperado.
En 2009, los fabricantes de neumáticos de EEUU solicitaron al Gobierno del expresidente Barack Obama que impusiera aranceles a los neumáticos chinos, que estaba inundando el mercado. No obstante, y aunque las importaciones de este producto cayeron en picado, lo cierto es que las empresas chinas no dejaron de fabricar neumáticos; simplemente trasladaron la producción a otros lugares y construyeron fábricas en las dos Carolinas y en Georgia.
El objetivo de un arancel es elevar el precio de las importaciones por encima del precio de las alternativas nacionales. La factura de este método de protección de los empleos domésticos es pagada desproporcionadamente por los hogares de menores ingresos, según los expertos. A menudo, el costo social es muy grande.
Además, experiencias similares en el pasado dejan como lección que en otras ocasiones, con medidas iguales, no se han logrado mantener ni las fábricas ni los puestos de trabajo. Simplemente se trasladan los empleos de un lugar a otro con un precio muy alto.
Un estudio que cita el New York Times habla de que el 19 por ciento de las compañías extranjeras que fueron golpeadas por aranceles impuestos desde EEUU en la década de los 80 respondieron invirtiendo en EEUU.
No obstante, algunos economistas han advertido que las políticas de Trump y su decisión de imponer aranceles al acero y al aluminio pueden mantener alejadas a las compañías, han aumentado los costos de la producción nacional y además han provocado contramedidas de sus principales socios comerciales, como de la Unión Europea o Canadá.
La semana pasada, más de 80 grupos de presión del sector agrícola, industrial, tecnológico, de los servicios y de la distribución anunciaron el lanzamiento de una amplia campaña en contra de la política proteccionista impuesta desde la Casa Blanca.
Por su parte, el banco central estadounidense ha destacado recientemente que la guerra comercial lanzada por Trump está presionando a las empresas del país que tienen que retrasar o recortar sus planes de inversiones.
Con las anteriores medidas arancelarias impuestas por el neoyorquino, los mercados financieros de todo el planeta perdieron valor. Está por ver cómo reaccionarán ahora en Occidente. De momento, los parqués chinos abrieron este martes con descensos significativos.
Ep
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