Política

El Futuro de Venezuela

Un líder en caída libre

Diosdado Cabello (Izda.), entrega la Ley Habilitante a Nicolás Maduro
Diosdado Cabello (Izda.), entrega la Ley Habilitante a Nicolás Madurolarazon

El presidente Nicolás Maduro dijo hace unos días que con la Ley Habilitante nadie le iba a frenar. Puede que con esta ley, que le permite gobernar a golpe de decreto, muchos de sus compatriotas puedan obtener productos a precios de ganga, pero también es cierto que la popularidad del líder chavista no ha remontado la caída paulatina que sufrió tras ganar las elecciones el pasado abril.

Una encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos publicada por el diario «El Universal» señala que el 53,1% de los encuestados tienen una opinión negativa de Maduro, cuya desaprobación ha empeorado en 5,9 puntos respecto a septiembre. Es su nivel más alto de impopularidad desde que asumió el cargo. La encuesta del cuarto trimestre realizada por la consultora Keller refleja que el 58% de la población califica de «mala» la figura del jefe del Estado. En términos generales, el apoyo al oficialismo también ha caído considerablemente. En 2005, la popularidad del régimen era del 72%, mientras que en la actualidad se sitúa en el 37%. El encuestador venezolano Alfredo Keller apunta a LA RAZÓN los cuatro motivos que ayudan a entender por qué Maduro es un líder «lleno de debilidades». Los venezolanos le comparan a Hugo Chávez y Maduro «siempre sale perdiendo». Pierde cuando se habla de economía. En diciembre de 2012, cuando Chávez viajó a Cuba para operarse por última vez, el 64% consideraba que el país iba bien. Hoy ese porcentaje ha bajado al 32%. También pierde por gestión de gobierno. «Puede que la gestión catastrófica de Maduro sea consecuencia de las políticas de Chávez, pero lo cierto es que hoy no hay rentas ni divisas que redistribuir. El oficialismo está entrampado porque no puede culpar a Chávez», añade Keller. También ha calado la idea de que la victoria de Maduro fue «muy dudosa». Puede que la gente acepte que ganó las elecciones al opositor Henrique Capriles, pero «la manipulación constante del Estado pone en duda la legitimidad de su origen como presidente». Tampoco le han ayudado al líder chavista las acusaciones de que nació en Colombia, lo que según la Constitución le impediría ser presidente de Venezuela, añadiendo un punto más de «ilegitimidad» a su mandato. También le penaliza el aumento de la incertidumbre social: «La gente compra a la desesperada porque sabe que después de las elecciones de diciembre no habrá nada que comprar». Y por último, y no menos importante, Maduro no posee el carisma ni las dotes de comunicación de su mentor Chávez. «Apela a una figura simbólica ridícula. Se equivoca con frecuencia y dice tonterías. La gente se burla de él y esto le resta credibilidad a su discurso», afirma Keller.

Maduro vive una situación «precaria y muy vulnerable». A sabiendas de ello, trata de asegurarse el respaldo incondicional de las Fuerzas Armadas. Sólo así se explica que el aumento salarial para los militares en anunciado en octubre fuera de hasta un 60%, muy superior al 10% decretado para el salario mínimo.

A juicio de Keller, la bajada de precios generalizada impulsada por el Gobierno «es una reacción frente a una derrota inminente en las elecciones municipales y una muestra de la falta de confianza dentro de las filas del chavismo».