El ataque al Supremo hunde a Venezuela en el abismo

Un helicóptero de la Policía científica venezolana abre fuego contra la sede del Alto Tribunal, símbolo del poder chavista, sin provocar víctimas. La operación, orquestada por el inspector Óscar Pérez, sorprendió por el uso de recursos «low cost».

Lo del martes es otro capítulo extraño de esa película tragicómica llamada Venezuela: un piloto disidente de la Policía científica, con una película como actor en su haber, a bordo de un helicóptero que dispara granadas sobre el Tribunal Supremo en pleno centro de Caracas sin dejar un solo herido. Para colmo, protagoniza una fuga a bordo de la aeronave con más dudas que certezas. Por otro lado, un Gobierno que endurece sus posturas y avanza sobre la oposición y el Ministerio Público mientras crece la inquietud en los cuarteles militares. ¿A quién beneficia esto?

Las alarmas sonaron el martes por la tarde cuando un helicóptero robado por un grupo de policías autodeclarados disidentes y liderado por el comisario Óscar Pérez –miembro del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas– sobrevoló la zona administrativa de la capital venezolana y disparó contra la sede del Tribunal Supremo. A bordo de la aeronave se desplegó una pancarta con el número 350, en alusión al artículo de la Constitución que llama a desconocer «cualquier régimen» que contraríe las garantías democráticas. Mientras se producía el sobrevuelo, fue difundido un vídeo en el que Pérez, acompañado de otros cuatro uniformados encapuchados, pedía a los venezolanos entrar en rebelión contra el Gobierno de Maduro. «Somos una coalición entre funcionarios militares, policiales y civiles en la búsqueda del equilibrio y en contra de este Gobierno transitorio criminal. No pertenecemos ni tenemos tendencia político partidista, somos nacionalistas, patriotas e institucionalistas», leyó el comisario. El presidente calificó lo sucedido como «un ataque terrorista» y prometió capturar a los responsables. Asimismo, aseguró que las personas involucradas trabajan para la CIA. El chavismo culpó al ex ministro chavista Miguel Rodríguez Torres (ahora disidente y crítico) de orquestar la maniobra. En un discurso previo, el presidente advirtió de que si se destruyera la revolución bolivariana, «iría a las armas», y que «lo que no se pudo lograr con los votos lo haríamos con las armas». La amenaza de Maduro fue calificada por el jefe del Parlamento, el opositor Julio Borges, como una aceptación de que Venezuela vive una dictadura, y señaló que el presidente es «quien está buscando que Venezuela vaya al caos», además de buscar su «permanencia en el poder».

La oposición antichavista guardó cautela y desconfió de las versiones oficiales sobre el ataque del helicóptero. Los vídeos grabados y subidos a las redes sociales permiten escuchar un tiroteo que atemoriza a la población. En teoría, el ataque fue lanzado por un experto en armas, pero sus ráfagas no tenían un objetivo claro. Afortunadamente, no se registraron muertos ni heridos. Tampoco hubo daños materiales. Queda flotando la pregunta: ¿Cuál era su blanco o intención al disparar? Según la versión oficial, una de las cuatro granadas no se detonó, otra explotó en el aire y dos hicieron lo propio en el jardín. Para ello, la policía política (SEBIN) mostró las «huellas» de la deflagración en el tronco de un árbol.

El perfil del piloto disidente es de película. Óscar Pérez está lejos de ser un oficinista de traje y corbata. Pertenece a la Brigada de Acciones Especiales, donde es jefe de Operaciones en la División Aérea. Además, es buzo de combate y paracaidista libre. En sus redes sociales, tiene muchos seguidores, incluyendo vídeos tutoriales de disparo. Por si fuese poco, tiene una faceta histriónica: participó en la película «Muerte suspendida» 2015 como actor y productor. Aunque antes del incidente no había manifestado ningún mensaje de clara oposición al Gobierno, en el vídeo pidió la renuncia inmediata de Maduro.

Hasta el momento, es un misterio el paradero del helicóptero. Causa sorpresa que Venezuela, uno de los países con mayor presupuesto en defensa de la región, no haya sido capaz de rastrear la nave. La prensa local especula que la unidad podría haber sido abandonada en el litoral del Atlántico, para luego continuar la huida en una lancha. Por otro lado, muchos piensan que también pudo tratarse de una maniobra de distracción para tapar lo que estaba ocurriendo ese día en diferentes organismos. El Tribunal Supremo aprobó dos sentencias que restan las competencias del Ministerio Público, a cargo de la fiscal general,( Luisa Ortega Díaz, ex chavista y hoy declarada en rebeldía, para dárselas al Defensor del Pueblo.

El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús «Chúo» Torrealba, acusó directamente al Gobierno de generar esta distracción para ocultar el asalto que en este mismo momento se estaba produciendo en la Asamblea Nacional, controlada por la coalición opositora desde 2015. De acuerdo con su versión, paramilitares lanzaron «diez artefactos explosivos» y la Guardia Nacional Bolivariana golpeó a varios diputados en el Parlamento.

No hay otras fuerzas que se hayan manifestado a favor del policía disidente y los líderes de la Mesa de Unidad Democrática no esbozaron ninguna opinión favorable para sus acciones. «Es falso que esté ocurriendo un alzamiento militar», aclaró Rocío San Miguel, activista de derechos humanos y presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad. Por ahora, no hay rastros visibles de un apoyo de otro cuerpo militar a la disidencia de Pérez. ¿Por qué afirmó qué contaba con respaldo? Si bien la agitación política en los cuarteles es un tema de análisis y rumores permanentes, no parece haber sido Pérez el hombre capaz de concentrar adhesiones contra el actual Gobierno chavista.