Estados Unidos
Un primer debate de guante blanco
Hillary Clinton y Donald Trump sabían que muchos votantes decidirían su voto después de verles debatir en el primer cara a cara televisivo. Ambos candidatos tienen aseguradas sus bases pero necesitan a los moderadores y a los jóvenes para llegar a la Casa Blanca. Clinton se preparó mejor que nunca (quizás demasiado), mientras que Trump fue Trump en estado puro. En una carrera normal, la ex primera dama habría ganado el primer debate. No en estas elecciones, donde la norma ha sido que se puede esperar cualquier cosa, sobre todo si es inesperado.
Trump echó ayer la culpa al moderador, al micrófono y a cualquiera que se pusiese por delante después de su mala intervención en el primer debate presidencial. Los dos jugaron en casa: la Universidad Hofstra de Nueva York, donde Clinton aprovechó para demostrar que está sobradamente preparada. Fue una metralleta de contestar con pruebas y hechos mientras criticaba que el magnate no hubiese publicado su declaración de impuestos, su sinceridad y su carácter. Trump interrumpió a Hillary hasta en 51 ocasiones. También llamó la atención que no dejase de tocarse la nariz, y echase mano de la botella de agua constantemente. Mientras, una Clinton sonriente dio la sensación de haberse convertido en una magnolia de acero.
Fiel a sí mismo, el candidato republicano insistió ayer en sus conocidos comentarios machistas. "Ganó una gran cantidad de peso. Fue un problema", señaló en "Fox y amigos” sobre Alicia Machado, Miss Universo 1996, a la que se refirió como “Miss Cerdita” y “Miss Señora de la limpieza”. La noche del debate Clinton pronunció su nombre mientras apelaba a las mujeres. En cambio, a la universidad asistieron sobre todo estudiantes que echaron de menos que se tratase más el programa político de cada campaña.
Pese a todo, Clinton terminó de buen humor. Se podía palpar en el ambiente. Al meterse en su avión privado, reconoció a los reporteros que "me lo he pasado muy bien"durante el debate, un gran examen para la ex primera dama debido a que entre sus debilidades se encuentran su falta de carisma y cercanía. Todo lo contrario que el presidente Barack Obama y su mardio, Bill Clinton, capaces de cautivar a cualquiera de su audiencia. Allí estuvo el ex presidente junto con la hija de ambos, Chelsea, para apoyar a la candidata. Generó sonrisas especialmente el apretón de manos entre la esposa del hombre de negocios, Melania Trump, ex modelo eslovena, y Bill Clinton, conocido por su fama de mujeriego.
Trump estuvo a punto de invitar a una de las amantes del mandatario, Gennifer Flowers. A la vez, el candidato republicano reconoció que no quiso tratar todas las infidelidades del ex presidente por respeto a Chelsea, que estaba en el debate. En cambio, indicó que se lo pensará para el próximo, que se celebrará el 9 de octubre en la Universidad de Washington en St. Louis (Misuri). En esta ocasión, será formato "Town Hall", lo que les permitirá moverse alrededor del escenario.
El lunes, en lo que se había anticipado iba a ser el primer gran choque de trenes, se tuvieron que contener detrás de un atril. También el moderador de la cadena NBC, Lester Hall, periodista republicano declarado, pidió a la audiencia que se controlase y se abstuviese de hacer comentarios en alto. No quería ningún tipo de exaltaciones después de lo controvertidas que han demostrado ser estas elecciones. Le obedecieron en todo momento, excepto cuando los votantes de Trump aplaudieron cuando el hombre de negocios aseguró que publicaría su declaración de impuestos cuando Clinton mostrara sus 30.000 e-mails borrados de su época de secretaria de Estado. Mientras, los votantes de la aspirante demócrata rompieron en aplausos cuando Trump cuestionó su capacidad y la candidata le contestó que “cuando haya viajado a 112 países, negociado acuerdos internacionales y respondido las preguntas del Congreso durante 11 horas, entonces me puede hablar”.
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