Un punto de inflexión en Bruselas

El club de los 27 necesita una reforma ambiciosa para afrontar los retos a los que se enfrenta

–¿Coincide con Juncker en los retos a los que se enfrenta la Unión Europea (UE)?

–Su discurso tuvo pocos compromisos realmente ambiciosos y firmes. Hizo gala de algunas buenas ideas sobre una mayor inversión, la evasión fiscal... pero éstos no van a salvar la UE. Necesitamos algo más drástico para reformar la estructura de cooperación entre los Estados miembros.

–¿Es posible que se acabe implementando una política de defensa común?

–Muchos Estados miembros todavía se oponen al despliegue de tropas en el extranjero, así que un cuartel general militar no acarreará ningún cambio significativo. Además, ni Alemania ni Francia pueden tomar decisiones sin más sobre una defensa europea; Suecia, Finlandia, Irlanda, etc. necesitarán estar de acuerdo y éstos no están demasiado a favor de la militarización.

–¿Cree que Europa será «suave» con Reino Unido en las negociaciones del Brexit?

–Temo que estemos predestinados a un «Brexit duro», dado que los ministros más prominentes de Reino Unido piensan que el país no necesita realmente una relación profunda o formal con la UE.

–¿Las tensiones en torno a la crisis migratoria pronostican una ruptura de la UE?

–Los países de Visegrado quieren una UE más flexible. Están mostrando signos de políticas y opiniones intrasigentes, algo que debería preocuparnos. Pero la petición de una UE más flexible está muy extendida. Si nos podemos poner de acuerdo en este tema, muchos se sentirían más cómodos dentro del club comunitario. Aunque una Europa a dos velocidades está lejos de funcionar.

*Analista del «think tank» Carnegie Europe. Preguntas de Laura Novo.