Venezuela sin Chávez

Un régimen al borde del colapso financiero

La última decisión del presidente fue la devaluación del bolívar, que lejos de salvar al país ha lastrado la economía

A 14 años de la llegada de Hugo Chávez al poder, Venezuela se encuentra al borde del colapso. El país suramericano afronta un déficit del 20 por ciento del PIB, una inflación del 18%, entre las más altas del mundo, escasez de alimentos y divisas, y una inminente devaluación del bolívar. Desde que el presidente Hugo Chávez se internó el 10 de diciembre en Cuba, en un hospital de La Habana para someterse a su cuarta operación por el cáncer en la pelvis, el dólar se disparó un 400% en el mercado negro. Bajo ese escenario, la devaluación efectuada recientemente, una de las medidas más impopulares pero imprescindibles, hizo subir todavía más la inflación.

El encarecimiento de la divisa norteamericana se debe a dos factores: el hecho de que se haya secado el suministro oficial de dólares preferenciales al cambio oficial y la mayor incertidumbre política por la muerte de Chávez.

Esta fue postergada por cuestiones políticas en las dos últimas campañas electorales –la presidencial del 7 de octubre y la regional del 16 de diciembre–. Sin embargo, finalmente el Gobierno venezolano se vio obligado a acometerla, el propio Nicolás Maduro admitió que las «decisiones habían llegado tarde».

Pero también porque el impacto en los precios es devastador, en especial para los sectores más pobres, que le pasaran la factura al Gobierno, en la nueva campaña electoral. Según Luis Mata Mollejas, presidente de la Academia de Economía de Venezuela, la economía venezolana padece de una grave enfermedad, como la sufría su mandatario. Afirma que el Gobierno ha engañado con las cifras del PIB y la deuda aparente.

Los niveles de empleo están artificialmente abultados por la gigantesca expansión del la oferta laboral en el sector público. En contraste, el sector privado atraviesa mayores problemas por la falta de seguridad jurídica y la política adversa a la inversión extranjera, que sigue a la baja.

Además, los compromisos laborales adquiridos por el Gobierno nutren una fuerte conflictividad sindical.

Otras cifras que ponen en alerta roja la economía venezolana son la deuda externa que ahora es 10 veces mayor que en 2003, la debilidad el sistema bancario y la capacidad productiva del país.

Eso incluye a la industria petrolera, que ha caído drásticamente, y al alto endeudamiento de la estatal Pdvsa, otrora modelo de empresa pública. Los países exportadores de petróleo rara vez sufren crisis económicas causadas por la escasez de divisas fuertes. Pero, según análisis de la situación de Venezuela, el régimen chavista se ha quedado corto de dólares o euros, a pesar de que ha gozado gracias a los elevados intereses que está dispuesto a pagar.

De hecho, según informaba ayer la CNN, fue la devaluación de la moneda, la última gran medida económica del Gobierno de Hugo Chávez. El presidente, que estaba enfermo, la tomó la dura decisión el pasado 8 de febrero cuando todavía se encontraba convaleciente en el hospital de La Habana. Los venezolanos vieron como el Gobierno devaluaba un 32% el bolívar frente al dólar, en un intento de favorecer las finanzas de la petrolera estatal Pdvsa, principal fuente de divisas del país.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) auguró en 2012, con los datos del pasado, que la economía venezolana iba a crecer un 3,3% en 2013, tras haber registrado una tasa de 5,7% durante el año 2011. Si bien la devaluación del bolívar fue aplaudida por el FMI el 4 de marzo, impactó directamente en las utilidades de diversas compañías y fue muy impopular entre la sociedad venezolana.