Londres
Una dosis alta de veneno en Arafat
La misteriosa muerte de Yaser Arafat podría estar a punto de ser dilucidada. Las probabilidades de que el antiguo líder de la Autoridad Palestina no falleciera «por causas naturales» son cada vez más altas después de que el informe del Instituto de Radiofísica (IRA) de Lausana (Suiza) sobre los análisis realizados a los restos del dirigente palestino confirmara ayer que los resultados «apoyan moderadamente la hipótesis de una muerte como consecuencia de un envenenamiento con polonio 210», según el texto del laboratorio filtrado por la cadena Al Yazira.
Las conclusiones de este laboratorio refrendan las sospechas de la familia y de buena parte de los allegados a Arafat. «Se trata de un verdadero crimen, de un asesinato político», declaró ayer a la agencia Reuters su viuda, Souha Arafat, para quien las dudas albergadas por su círculo más íntimo, pero también por la mayoría de los palestinos –cerca de un 72%, como reflejaron en su momento distintos sondeos– «quedan así confirmadas». «Está científicamente probado que no murió de muerte natural, ahora tenemos la prueba científica de que a ese hombre lo mataron», añade la viuda, que tras la muerte del líder histórico de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el 11 de noviembre de 2004 en un hospital de París, no quiso solicitar que se practicase la autopsia al cuerpo del difunto.
Los expertos del laboratorio suizo afirman que sus resultados tienen una fiabilidad del 83% y explican que el nivel de radiactividad hallado en los huesos de Arafat era dieciocho veces superior a lo normal. Sin embargo, pese a que todos los indicios apuntarían en ese sentido, «todavía no se puede concluir definitivamente que fue envenenado», matizaba a mediados de octubre Béatrice Schaad, responsable de comunicación del centro hospitalario universitario suizo (CHUV), del que depende el IRA.
Los restos de Yaser Arafat, enterrado en Ramala (Cisjordania), fueron exhumados en noviembre de 2012 después de que su viuda interpusiera en Francia una denuncia «contra X» por asesinato en julio de ese mismo año y al calor de un reportaje de la cadena catarí Al Yazira que abundaba nuevamente en la tesis del envenenamiento.
El vídeo aludía a los primeros exámenes realizados a los enseres personales del dirigente palestino y a la sospechosa presencia de inhabituales niveles de polonio 210 tanto en su mítico keffiyeh (pañuelo árabe) como en su cepillo de dientes y en algunas prendas de ropa. Esta sustancia radiactiva, altamente tóxica y rápidamente degradable, es la misma que acabó en 2006 en Londres con la vida del ex espía ruso Alexander Litvinenko, opositor al régimen de Vladimir Putin.
Del cuerpo de Arafat se extrajeron entonces una veintena de muestras para que fueran analizadas, además de por el Instituto de Radiofísica suizo, por un laboratorio francés y otro ruso. Este último, que entregó sus resultados a mediados de octubre al Ministerio de Exteriores del país, concluía lo contrario: que ningún resto radiactivo había sido encontrado, según contó a la agencia Interfax Vladimir Ouïba, jefe del organismo federal de medicina forense antes de que una instancia superior desmintiera esas declaraciones.
En Francia, la investigación continúa en manos de tres jueces instructores del Tribunal de Nanterre (afueras de París), que ayer aún no habían recibido los resultados de los análisis efectuados por forenses franceses, indicaron fuentes judiciales. Su viuda no apunta a ningún país como responsable del presunto envenenamiento, pero sigue asegurando que su esposo –artífice de un transitorio acuerdo de paz con Israel en 1993 antes de relanzar la ofensiva en 2001– tenía «muchos enemigos».
Desde su misteriosa muerte, la vecina Israel ha estado en el punto de mira, pero las autoridades hebreas siempre han rechazado rotundamente su implicación, y no han descartado, incluso, que hubiera podido ser «eliminado» por responsables palestinos.
Una «telenovela», según Israel
«Esto no tiene nada que ver con Israel, ni tiene la más mínima credibilidad. Es otro episodio en la interminable telenovela entre Souha Arafat y la Autoridad Palestina», dijo a Efe el portavoz de Exteriores hebreo, Igal Palmor. Arafat ingresó en el hospital militar de Percy, cercano a París, a finales de octubre de 2004 con un cuadro clínico de dolores abdominales, sin fiebre, abandonando así por primera vez su sede de la Mukata, donde permanecía confinado y rodeado desde 2001 por el Ejército israelí. Tras morir fulminantemente en apenas diez días, el informe hospitalario constataba una inflamación intestinal y trastornos en la coagulación, pero no se estableció claramente de qué murió Arafat.
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