Elecciones en Italia

Una Italia ingobernable pone a Europa en alerta

«Il Cavaliere» da la sorpresa y se hace con la victoria en el Senado gracias a Lombardía. Este resultado invalida la mayoría del centro izquierda en la Cámara de Diputados. La presión fiscal hunde a Monti y el partido de Grillo se convierte en el más votado. La falta de un claro vencedor y la dificultad de los pactos abren la puerta a nuevas elecciones

Fragmentación. Las elecciones italianas han puesto de manifiesto la dificultad de obtener mayorías políticas claras
Fragmentación. Las elecciones italianas han puesto de manifiesto la dificultad de obtener mayorías políticas claraslarazon

Las elecciones son para los países como los despertares para las personas. Es el momento de mirarse al espejo y descubrirse a uno mismo, guste más o menos.

Las elecciones son para los países como los despertares para las personas. Es el momento de mirarse al espejo y descubrirse a uno mismo, guste más o menos. En los comicios celebrados el domingo y ayer, Italia ha redescubierto dos cosas: la primera es que la inestabilidad y la ingobernabilidad forman parte de ella; la segunda, que le gustan las sorpresas. No importa ya que las encuestas vaticinaran una victoria más o menos clara de la coalición de izquierdas de Pierluigi Bersani, candidato del izquierdista Partido Democrático (PD). Ni tampoco que pareciese que el incombustible Silvio Berlusconi y su formación, el Pueblo de la Libertad (PDL), iban a darse uno de sus mayores batacazos. Al final, Italia vuelve a ser ella misma y da un vuelco a todas las previsiones.

Los comicios dejan un cuadro político de pesadilla para los sacrosantos mercados y para Alemania, cuyo Gobierno tanto ha presionado a los italianos para que votasen a Mario Monti, primer ministro saliente y líder de la coalición centrista. El batacazo de «Il Professore» es la certeza más clara del escenario político que deja la cita con las urnas. Él es el gran perdedor, pues obtiene poco más del 10% de los votos en la Cámara de los Diputados y un 9% en el Senado. Seguramente debe de estar ahora arrepintiéndose de haber entrado en política. El resto del cuadro está lleno de incógnitas. Aunque en número de votos gana la izquierda, el caprichoso reparto de los premios de la mayoría que hace la ley electoral, conocida como la «cerdada», hace que la Cámara de los Diputados y el Senado tengan distinto color. En la primera, tendrá la mayoría la coalición formada por el PD e Izquierda, Ecología y Libertad, que lidera Nichi Vendola. El color de la Cámara Alta es, sin embargo el gris, pues aunque está por delante el grupo de Berlusconi, en el que tiene cabida el PDL, la Liga Norte y otros partidos menores, nadie alcanza la mayoría. Al PD le ha castigado que el premio a la mayoría en el Senado se entregue de forma independiente en cada región. La coalición de «Il Cavaliere» tendrá 123 senadores y 104 la de Bersani, por lo que ninguna llegaría a los 158 necesarios para alcanzar la mayoría aunque se aliasen con Monti. El rompecabezas en que queda convertido el Parlamento tras estas elecciones hace que parezca casi imposible la formación del nuevo Gobierno. Bersani reconoció que «se abre una situación muy delicada» para el país, y manifestó que su formación gestionará «la responsabilidad» que les han conferido «en interés de Italia».

El presidente de la República, Giorgio Napolitano, tiene frente a él básicamente dos caminos. El primero es convocar unos nuevos comicios y prolongar hasta entonces el Ejecutivo de Monti. La otra opción del jefe del Estado es tratar de reeditar la alianza que permitió en noviembre de 2011 el nacimiento del Gobierno técnico, apoyado por las formaciones de Bersani y Berlusconi, además de por la Unión de Centro liderada por Pier Ferdinando Casini. Aunque en Italia todo es posible, parece muy difícil que Napolitano logre reeditar hoy el pacto que permitió el nacimiento del Gobierno técnico. Monti ya no es sólo el tecnócrata respetado internacionalmente que era antes. Tras entrar en política, es otro rival de Bersani y Berlusconi.

En medio de la nebulosa que dejan los comicios, se puede encontrar una certeza: «Il Cavaliere» es incombustible. Ya sea por sus continuas apariciones en televisión o por sus promesas electorales (dijo que devolverá lo pagado por el impuesto de propiedades por la primera vivienda en 2012 y que anulará esta tasa), el magnate ha conseguido evitar la derrota. Berlusconi no gana, pero con su remontada evita que lo haga la izquierda. Y todo ello a pesar de que no se sabe aún quién sería el candidato a primer ministro de su coalición, pues el PDL y la Liga Norte no han sido capaces de ponerse de acuerdo en este crucial punto. Anoche, el delfín de «Il Cavaliere», Angelino Alfano, estaba exultante. «A la luz de los hechos, somos el partido de mayoría relativa en el Senado. Todo ha sido gracias a Berlusconi», comentaba ante de pedir al Ministerio del Interior que declare un empate ante lo ajustado del escrutinio.

La otra certeza de las elecciones es que el fenómeno social liderado por Beppe Grillo ha arramblado en su llegada al Parlamento. El Movimiento 5 Estrellas (M5E), la marca política elegida por Grillo, obtiene el 23,76% de los votos en el Senado y el 25,5% en la Cámara de los Diputados. Se situaría así como el primer partido más votado del país. Aunque tenga la llave de la gobernabilidad, el M5E no pactará con nadie, pues considera al resto de formaciones cadáveres políticos que hay que ayudar a enterrar. Grillo aventuraba anoche que el escenario más probable es la repetición de los comicios, en los que aseguró que su formación obtendrá la «mayoría absoluta». Hastiados de los partidos tradicionales o poco convencidos con Grillo y Monti, un buen número de los 50 millones de italianos decidió no participar en las elecciones. La participación fue del 75%, cinco puntos inferior a los comicios de 2008.