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Fin al bipartidismo en Europa, aunque los populares ganan

Los populares europeos se mantienen como primera fuerza en el Parlamento Europeo, aunque sufren un serio retroceso, como los socialdemócratas, que acusan el auge de los partidos ecologistas y de los liberales. Los nacionalpopulistas moderan su crecimiento.

Miembros de las juventudes de la CDU celebran ayer los resultados de las elecciones europeas y de su candidato Manfred Weber / Efe
Miembros de las juventudes de la CDU celebran ayer los resultados de las elecciones europeas y de su candidato Manfred Weber / Efelarazon

Los populares europeos se mantienen como primera fuerza en el PE aunque sufren un serio retroceso, como los socialdemócratas, que acusan el auge de los partidos ecologistas y de los liberales. Los nacionalpopulistas moderan su crecimiento.

El bipartidismo europeo entra en crisis y con él, el orden que ha configurado la alternancia de partidos en el mundo de la posguerra. Según los resultados de las elecciones europeas de ayer, por primera vez desde los primeros comicios en 1979, populares y socialistas no serán capaces de aglutinar el 50% de los escaños y deberán establecer alianzas con liberales y verdes para contener el auge de los eurófobos.

Al cierre de esta edición, el Partido Popular Europeo seguía siendo la fuerza más votada con 179 eurodiputados (221 en 2014) seguido de los socialistas con 150 (191 en 2014) y de los liberales, que reconquistan con 107 escaños (39 más que en los anteriores comicios) la tercera plaza, ocupada en esta legislatura por el grupo de los euroescépticos polacos y los «tories» británicos. Como gran sorpresa, los Verdes conseguirían escalar a la quinta posición (los sondeos previos les auguraban sexta fuerza) y experimentarían un espectacular «sorpasso» en Alemania (quedan segundos por encima de los socialistas) y un inesperadamente buen resultado en Francia, donde quedan terceros y también superan a los socialistas y a Los Republicanos (la fuerza del PPE).

Dentro del bando de los eurófobos, la sangre no llega al río. Las formaciones euroescépticas de diferente signo suman 172 escaños, aunque hay partidos nuevos como Vox que no aparecen bajo este epígrafe, ya que no han establecido aún alianzas claras con otras fuerzas europeas. A pesar de esto, estos 172 representantes suponen un 25% aproximadamente del número total de escaños (751), lejos del número maldito de un tercio, indispensable para bloquear el trabajo legislativo de la Eurocámara. Pero no hay que lanzar las campanas al vuelo, los populismos suman importantes victorias (más o menos incontestables) en países tan emblemáticos para el proyecto de construcción comunitario como Francia e Italia. En Reino Unido y Polonia también consiguen ganar la partida. Y en Bélgica también se ha impuesto la derecha radical: los nacionalistas flamencos de la NV-A se mantienen como la fuerza más votada, con un 18,71% de los votos y 25 escaños, seguidos del partido xenófobo flamenco Vlaams Belang, que empata a 18 escaños en el segundo puesto con el Partido Socialista valón.

A pesar de esto, en Bruselas reinaba ayer la calma. El caballo de Troya, al menos, por ahora, no ha llegado. Actualmente los partidos antieuropeos (desde el euroescepticismo británico a la extrema derecha de Marine Le Pen y los independentistas flamencos) están diseminados en tres grupos, a lo que hay que sumar algunas formaciones consideradas filofascistas como Amanecer Dorado en Grecia y Jobbik en Hungría, que están dentro del grupo de los no inscritos. Su incapacidad para remar juntos en la misma dirección y su desprecio al engranaje comunitario han propiciado que su poder real haya sido, hasta el momento, muy escaso. Y parece que va a seguir siendo así. «Cada uno es de su pueblo, no creo que vayan a ser capaces de crear un gran grupo a la derecha del PPE», aseguraba ayer un alto cargo europeo. Las diferencias son palpables. «El Movimiento 5 Estrellas italiano forma grupo con Nigel Farage, pero no se hablan, y ya han avisado de que quieren dar un giro al centro. Ya intentaron en el pasado ser acogidos por los liberales», añade.

En algunos países como Alemania, Austria y Holanda la presencia de los euroescépticos se ha visto atemperada por la mayor participación. Por primera vez desde la celebración de los comicios, se ha revertido la tendencia a la baja vigente desde 1979. Al cierre de esta edición, la participación se situaba en el 50,5% ; el mayor porcentaje en los últimos 25 años. En 2014 la participación se situó en el 42,61%.

A pesar del empuje en España, el mal resultado de los socialistas en países como Alemania y Francia hacen difícil que el sueño del candidato socialista Frans Timmermans pueda hacerse realidad. El político holandés había apostado por una coalición alternativa con liberales, verdes y ciertos sectores de la izquierda como modo de aislar al Partido Popular Europeo y romper la Gran Coalición. La secretaria de CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, se apresuró ayer a exigir la presidencia del Ejecutivo comunitario para el jefe de filas de los populares en la Eurocámara, su compatriota Manfred Weber. Los conservadores han conseguido mantener su liderazgo en su principal bastión, Alemania, en medio del fuerte castigo a los partidos tradicionales. En la cumbre extraordinaria de mañana comienza el baile de sillas en lo que parece el comienzo de un nuevo ciclo.