Francia

Valls alerta de un «golpe terrible para Europa» si gana Le Pen

La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, gesticula en un acto político, ayer, en Frejus
La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, gesticula en un acto político, ayer, en Frejuslarazon

Marine Le Pen y la extrema derecha francesa se acercan a las puertas del Elíseo. El escenario, otrora impensable, parece lo suficientemente verosímil como para que el Gobierno socialista galo se lo tome muy en serio. «Como hombre de izquierdas que soy, nunca podré resignarme a ello. Porque serían los más pobres los primeros en sufrir. Sería un golpe terrible, quizá fatal, para Europa», alertó ayer el primer ministro, Manuel Valls, en un discurso en italiano desde Bolonia, donde asistía a la Fiesta de la Unidad del Partido Democrático de su homólogo Matteo Renzi.

Hace meses que los sondeos vaticinan una amenaza que, pese a la lejanía de las futuras elecciones presidenciales, podría convertirse en realidad en 2017. La líder del ultraderechista Frente Nacional (FN) se alzaría, según esas encuestas, como la incontestable ganadora de la primera vuelta frente a los candidatos de la derecha y la izquierda, independientemente de quién se tratase, y hasta en la segunda ronda si su rival fuera –circunstancia altamente improbable dada su elevada impopularidad– el actual presidente, el socialista François Hollande.

«Debemos actuar de otra manera. Y hablar de otro modo. Para ser escuchados y oídos. Sabemos cuál sería el terrible precio de nuestro fracaso. En Francia, la extrema derecha y Marine Le Pen están a las puertas del poder», previno Valls apelando a la «responsabilidad» de todos aquellos que ante la cada vez más cuestionada y errática política de Hollande reclaman una disolución de la Asamblea Nacional. El jefe del Ejecutivo insistió en la necesidad de «evitar una crisis institucional» que sólo puede beneficiar al Frente Nacional de Le Pen y sus aspiraciones presidenciales. «Al contrario, ¿no es más necesario enderezar al país?», sugirió Valls, que afirmó junto a otros líderes social-demócratas europeos, entre los que también se encontraba el socialista español Pedro Sánchez, que «la izquierda moderna» tiene «la buena respuesta para nuestros países». «Por eso no hay que detenerse, ni dejarse impresionar», dijo Valls obviando que el grueso de las críticas en el caso francés proviene de su propio partido y de una parte de la izquierda, que lo tacha de demasiado liberal.

Sin tapujos, Marine Le Pen, que ha llegado a evocar incluso la dimisión del presidente, volvió a pedir ayer la disolución de la Asamblea Nacional. «Sería la primera decisión responsable de François Hollande desde su elección en mayo de 2012», dijo en su discurso la flamante vencedora de los pasados comicios europeos. «El movimiento que porta las ideas nacionales y patrióticas es irreversible. Los sondeos nos dan la esperanza. Espero el veredicto de las urnas, el único que cuenta», indicó en la universidad de verano de las juventudes del FN.