Represión en Venezuela
Venezuela: Balas para sofocar la revuelta
Tres de las cinco víctimas de la represión chavista desde el levantamiento eran menores de edad y murieron por disparos de la Policía.
Tres de las cinco víctimas de la represión chavista desde el levantamiento eran menores de edad y murieron por disparos de la Policía.
La represión de Nicolás Maduro mostró nuevamente su peor cara. Cinco muertes, tres de ellos menores de edad desde el martes, según confirmó la Oficina de la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, organismo que tiene la lupa sobre el régimen chavista por las continuas violaciones de los derechos humanos. El asedio contra la «operación Libertad» del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se vivió no solo con bombas lacrimógenas y balas de goma. La ONG Foro Penal Venezolano ha denunciado que entre el 30 de abril y el 2 de mayo, se registraron 273 personas detenidas, más de 300 heridos por gases lacrimógenas, perdigones y balas, «siendo el Estado de Zulia la región donde más represión se ha visto», aseguró su presidente, Alfredo Romero.
Las muertes tienen patrones similares: un solo disparo en la región torácica o la cabeza por parte de los funcionarios militares o policiales. Ninguno de los fallecidos supera los 30 años. La mayor de estas víctimas es Jurubith Rausseo, de 27, quien el miércoles se trasladaba a su lugar de trabajo en un centro comercial cerca de las manifestaciones en la plaza Altamira, al este de Caracas. Rausseo estaba junto a su esposo cuando recibió un balazo en la cabeza que los manifestantes achacan a la Policía Nacional Bolivariana. Madre de dos niños, fue operada en una clínica, pero falleció.
Un día antes, fue asesinado Samuel Méndes, un joven de 25 años, diseñador gráfico y que probó suerte en el mundo militar, pero se retiró pues no toleraba el maltrato, según su prima Génesis Méndes a medios locales. «Él fue llevado por colectivos como rehén, fue golpeado y maltratado. Estamos exigiendo que las autoridades de la ciudad se pronuncien. Estaban presentes y vieron todo, incluso la alcaldesa y el jefe de la Policía Municipal», lamentó Méndes en su sepelio.
Y es que Samuel Méndes estaba junto a un grupo de amigos protestando el martes en La Victoria (centro de Venezuela), cuando fue llevado por «colectivos», como se conoce a los hombres armados que se identifican con Maduro, hasta un conjunto residencial construido por el Gobierno. Fue golpeado y le dispararon en el pecho. Solo así, lo entregaron a la gente que se acercó a reclamar su desaparición.
El mismo día de la muerte de Jurubith Rausseo, dos menores de edad también fallecieron por disparos. Uno de ellos es Yhoifer Hernández, un joven de 14 años que se encontraba a unos pocos metros de donde fue herida la mujer. El estudiante de bachillerato en un colegio al este de la ciudad fue a protestar junto a su padre, pero, al estallar la represión, decidió ir hasta Altamira, donde Guaidó junto a Leopoldo López y un grupo de militares, emitía un mensaje llamando a las calles. «Yo no soy un viejo», le dijo a su padre antes de despedirse. Solo lo vio de nuevo cuando era llevado malherido por paramédicos. Horas más tarde, fallecía.
El 1 de mayo también falleció Yosner Peralta, de 16 años, herido de bala durante las protestas en La Victoria. El estudiante fue trasladado al principal hospital del Estado de Aragua, en la ciudad de Maracay, pero sus heridas los dejaron en condición crítica hasta su muerte. El último fallecido fue Yonder Villasmil, de solo 13 años. Estaba en una población cercana a Mérida viendo una protesta antigubernamental cuando lo alcanzó un disparo de la Guardia Nacional.
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