Crisis en Túnez
Wacef Chiha: «Túnez necesita un Plan Marshall»
El embajador de Túnez en España pide un mayor apoyo internacional para impulsar la economía y la lucha antiterrorista. Cree que la fragilidad de la seguridad penaliza la imagen del país.
El embajador de Túnez en España pide un mayor apoyo internacional para impulsar la economía y la lucha antiterrorista. Cree que la fragilidad de la seguridad penaliza la imagen del país.
–Túnez celebra el 60 aniversario de su independencia. ¿Qué simboliza para el país esta fecha?
–Es importante históricamente porque tuvo lugar el Movimiento de Liberación y es el día en el que recordamos el sacrificio que hicieron nuestros padres y los mártires que pagaron con sus vidas el precio de la liberación de nuestro país del yugo del colonialismo. Este año, la connotación es especial por los logros alcanzados por el país en su transición política.
–Usted denuncia que no se conoce bien Túnez desde una perspectiva occidental...
–Sí, al igual que otros países del mundo árabe, ha estado durante los últimos años en el centro de la actualidad internacional. La cobertura mediática ha sido casi siempre superficial. Los otros pueblos deberían estar mejor informados sobre nuestra sociedad moderna, nuestra juventud creativa y nuestra cultura rica y diversa. Túnez es heredero de una larga tradición reformista y progresista que se remonta al siglo XIX.
–El Cuarteto Nacional fue reconocido internacionalmente con el Nobel de la Paz tras las primaveras árabes. ¿Qué hizo mejor Túnez que Siria, Egipto o Libia?
–Túnez ha conseguido su transición política y democrática, basada en el diálogo con los partidos minoritarios y se ha dotado de una Constitución moderna y progresista que responde, en gran medida, a las reivindicaciones de la revolución de la libertad y de la dignidad del 14 de enero de 2011. Su fuerza reside en la determinación de su pueblo, en su unidad y en su visión colectiva de un Estado moderno, de un islam moderado, en el que la sociedad civil juega su papel de guardián de los logros de la nación. El Premio Nobel al Cuarteto es el perfecto ejemplo de una sociedad civil consciente de sus responsabilidades. La experiencia tunecina en la transición democrática no es tampoco la panacea, pero sí ilustra bien la adecuación entre el islam, la democracia y el progreso
–¿Qué queda por mejorar?
–Túnez se enfrenta a importantes desafíos en el orden económico y social. Padece una tasa elevada de desempleo (15%), un bajo índice de crecimiento económico (1% en 2015), un desequilibrio en el nivel de desarrollo entre las zonas de la costa y las regiones del interior del país. La inadecuación del modelo de desarrollo no favorece lo suficientemente la innovación y la creación de riqueza ni a todos los ciudadanos por igual. Esta difícil coyuntura ha creado cierta tensión social, sobre todo entre los jóvenes que buscan empleo y en las regiones interiores, que no ven llegar los resultados de la revolución del 2011. Por otro lado, la frágil situación de la seguridad penaliza la imagen de Túnez y su economía.
–El impacto del terrorismo redujo el turismo en 2015. ¿Cómo evolucionan los balances este año? ¿Es la seguridad frágil?
–Los actos terroristas que tuvieron lugar en Túnez perjudicaron nuestra economía, a pesar de estar bastante diversificada: agricultura un 8%, industria un 30% y servicios un 62%, del que un 7,3% pertenece al turismo. Pasaron factura al sector turístico que ha caído, en términos de facturación, un 35,8% en 2015 con respecto a 2014 y en número de turistas un 30,8% (4,2 millones de visitantes menos). Desafortunadamente, en 2016 se ha seguido notando esta tendencia a la baja, a pesar de haber mejorado sensiblemente la política de seguridad en Túnez. Se han tomado medidas excepcionales para proteger las instalaciones turísticas. También se ha reforzado la seguridad de sus fronteras terrestres y marítimas: Túnez ha construido un tramo en su frontera con Libia para impedir la intrusión de terroristas y traficantes.
–¿Requiere el país mayor apoyo internacional contra el terrorismo en la frontera con Libia?
–A Túnez no sólo le afecta el terrorismo internacional, también el hecho de que nuestro país vecino, Libia, esté en la proa de las dificultades políticas y de la enorme inseguridad. La situación regional nos impide concentrarnos en nuestras prioridades nacionales. Actualmente necesitamos una réplica del Plan Marshall para nuestra economía, que requiere el acceso a unas condiciones favorables de crédito. Túnez vive una situación excepcional y necesita un tratamiento excepcional de sus socios y de la Unión Europea. Precisamos también de solidaridad de Europa en lo que respecta al acceso de nuestros productos a su mercado y la reanudación del flujo turístico.
–Al menos 6.600 tunecinos se han unido al Estado Islámico. Es el país que encabeza el ranking de países exportadores de yihadistas. ¿Por qué?
–La yihad es un fenómeno complejo y ambiguo. Las razones de la radicalización de los jóvenes tunecinos pueden ser socioeconómicas, políticas y psicológicas. En el momento del desencadenamiento de la revolución tunecina, y debido a la fragilidad de la situación socioeconómica de algunos sectores de la sociedad, muchos jóvenes se sentían excluidos, lo que les hacía frágiles y una presa fácil para los reclutadores, organizados en redes internas y, sin duda, respaldados en el extranjero. Hoy el Estado domina mucho mejor la situación de la seguridad, al haber puesto en marcha una estrategia global de lucha contra el extremismo que engloba el componente religioso, educativo, cultural, económico y social.
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