Guerra en Siria

Washington y Londres presionan a la oposición para que acuda a Ginebra

El dictador sirio, Bachar al Asad, el lunes, durante una entrevista concedida a una cadena de televisión libanesa
El dictador sirio, Bachar al Asad, el lunes, durante una entrevista concedida a una cadena de televisión libanesalarazon

El ministro británico de Exteriores, William Hague, apeló ayer a la oposición moderada siria a comprometerse ante la conferencia de Ginebra II para poder alcanzar la transición política en el país árabe. El jefe del Foreign Office actuó como anfitrión en la reunión que mantuvieron en Londres los Amigos de Siria, un grupo que engloba a once países que busca poner fin a la guerra civil.

La minicumbre pretendía allanar el camino para la conferencia de paz del próximo mes, pero el ambiente fue realmente tenso. Y no sólo porque los disidentes condicionaron una vez más su presencia en Suiza a la salida del presidente Bachar al Asad, sino también porque Arabia Saudí se mostró especialmente distante con EE UU y el propio Reino Unido, tras sus recientes acercamientos con Irán. Es más, el responsable de la diplomacia británica no dudó en dejar la puerta abierta a Teherán para que participe en estas conversaciones.

Hague aseguró que Asad no desempeñará «ningún papel» en el futuro político de Siria y animó a la oposición a sumarse a la conferencia de Ginebra. Pero una de las facciones que integran la Coalición Nacional, el Consejo Nacional Sirio, no confía en las negociaciones con el régimen de Damasco. El jefe de la oposición siria, Ahmad Jarba, quiere una respuesta más contundente de sus aliados internacionales y regionales. Jarba considera que la oposición se arriesga a perder su credibilidad si accede a asistir a unas charlas que no tienen como meta el fin de Asad. «La gente no nos creerá y nos verá como traidores a la revolución y a la sangre de los rebeldes», asegura.

Por lo tanto, sin lograr por ahora una respuesta afirmativa firme, los países participantes en el encuentro (Estados Unidos, Reino Unido, Egipto, Francia, Alemania, Jordania, Italia, Qatar, Arabia Saudí, Turquía y Emiratos Árabes Unidos) quisieron reafirmar la necesidad de que la conferencia suiza esté centrada en la transición política. Ginebra II ofrece a los sirios «la mejor esperanza de mejorar sus vidas», subrayó Hague ante los medios.

Por su parte, John Kerry, el secretario de Estado norteamericano, apuntó que esas negociaciones son «imperativas para garantizar la existencia continuada del Estado de Siria». En un discurso de tono similar al de su anfitrión, mostró su «confianza en que al final la oposición decidirá que esto repercute en sus mejores intereses». Insistió, además, en la necesidad de alcanzar «una solución negociada» como única manera de zanjar la guerra civil, que no se resolverá, advirtió, con un «campo de batalla».

La oposición siria se ha visto debilitada por los choques entre el moderado Ejército Libre de Siria (ELS) y los distintos grupos islamistas. Los países occidentales han recibido con satisfacción el acuerdo alcanzado el mes pasado en Ginebra entre EE UU y Rusia para que el régimen sirio entregue las armas químicas, pero esto no ha evitado el conflicto armado ni ha reducido la catástrofe humana.

Pese a que la Liga Árabe señaló que Ginebra II podría celebrarse el próximo 23 de noviembre, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, recalcó ayer en Copenhague que antes de fijar una fecha definitiva hace falta resolver varias cuestiones. «Todavía necesitamos trabajar duro, quedan muchos asuntos delicados de los que ahora no puedo hablar», declaró en una rueda de prensa con la primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt.

La rapidez con la que las fuerzas de la oposición al presidente sirio se organicen y elijan una delegación para enviar a la conferencia es una de las cuestiones principales, recalcó Ban, que instó a éstas a acelerar al proceso. España se ha ofrecido a acoger una reunión de la oposición antes de la cita en Ginebra.