Crisis migratoria en Europa

¡Ya hay acuerdo en Bruselas!

La Razón
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Los líderes de los 28 líderes de la Unión Europea se jactan de haber conseguido un acuerdo con Turquía, para pasar la Semana Santa con la conciencia tranquila. Pero la alegría no se reparte entre los Estados miembro. Tras la Cumbre UE-Turquia del pasado 7 de marzo en la que se acordó una subvención a Turquía para realizar funciones de policía, por la suma de 6.000 millones de Euros. Hoy los líderes europeos se han reunido para ratificar el acuerdo con Ankara, con recortes respecto a lo estipulado previamente. La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), basándose en el Sistema de Dublín, ha facilitado este acuerdo. Aun establecido líneas rojas para no conculcar la legislación europea e internacional de los derechos humanos y de los refugiados en especial, ante el drama actual, además de principios jurídicos hay que considerar principios humanitarios.

La presión social en los distintos Estados miembros de la Unión ha inducido a modificar la actitud de los gobiernos. Recordemos la apertura anunciada a bombo y platillo por la canciller alemana Angela Merkel con el lema de “Welcome Refugees” (Bienvenidos los refugiados) que ha hecho resurgir las tendencias nacionalistas de extrema derecha en Alemania para oponerse. Los resultados de las recientes elecciones en tres länder han confirmado que los votos de los alemanes se mueven en dirección contraria a su Canciller. Hay que reconocer que, hasta el momento, Alemania ha sido el país más generoso en la acogida de desplazados provenientes de Oriente medio y África.

El Reino Unido mantiene una política hermética contra la admisión en su territorio de desplazados que llegan a Grecia cuando aún no ha resuelto el problema de la entrada de los miles de emigrantes situados al otro lado del canal de la Mancha, en suelo francés. Algunas encuestas describen la actitud de los vecinos franceses como poco proclives a admitir más refugiados en su territorio, y el primer ministro galo Manuel Vallas tras los atentados del 13 de noviembre de 2015, declaró que “Europa no puede admitir más refugiados”. Es evidente que los atentados terroristas en Francia y Bélgica han tenido un gran impacto inclinando la opinión de muchos ciudadanos hacia los partidos políticos de derecha. Ante la gran avalancha de desplazados Grecia, puerta de entrada de la gran ola humana, se encuentra completamente desbordada y sólo hay que ver las imágenes de lo que sucede en el campo de refugiados de Idomeni y otros más.

Según ACNUR hasta finales de diciembre de 2015, unas 972.500 personas habían cruzado el mar Mediterráneo. Aproximadamente la mitad eran sirios desplazados a consecuencia de la guerra civil, mientras que el 20 % eran afganos y sólo el 7 % eran iraquíes cuya causa era la inestabilidad y falta de seguridad en sus países. En 2015 la UE recibió más de un millón doscientas mil peticiones de asilo, de los cuales más de 360.000 eran sirios y Alemania recibió más de la mitad, con un incremento respecto a 2014 del 155 %. Más de 178.000 eran demandantes de Afganistán y más de 121.000 eran iraquíes, según fuentes de la Comisión Europea.

La distribución de peticiones de asilo se ha realizado sin control por la falta de aplicación de los Reglamentos que conforman el Sistema de Dublín. El pasado año Alemania, con 82 millones de habitantes, recibió 441.800 peticiones; Hungría, con una población de 9,8 recibió 174.000 peticiones y Suecia, con los mismos habitantes, solicitaron asilo 156.000 desplazados. Por lo tanto no todos los Estados miembros han tenido la misma presión frente a la oleada de desplazados y tampoco todos los Estados pueden hacer frente a este drama con los medios que cuentan. El incremento de peticiones de asilo en 2015 fue extremadamente alto en algunos países: en Finlandia, con 5,5 millones de habitantes, el aumento fue del 822 %, en Hungría un 323 %, en Austria, con una población de 8,7 millones, aumentó un 233%. Estas son sólo las cifras de registrados, las reales son otras y el drama continua.

*Analista político y económico