Música
Junip, viva la contradicción
Con Junip, las contradicciones son intrínsecas. La banda liderada por José González se toma un tiempo infinito para publicar nuevos trabajos y su credibilidad aumenta sin noticias. El grupo, con sede en Suecia, y formado también por Elias Araya y Tobias Winterkorn, compone a partir de la improvisación, juntos de cuando en cuando, sin reglas, y resulta que lo que entrega es un nuevo disco bellamente calculado, una pieza de orfebrería electrónica que contiene la pieza más bailable de una banda dominada por la melancolía. «Yo no creo que melancolía sea la palabra para definir este disco», dice González como si le costara una infinidad pronunciar cada palabra. «Pienso que en este álbum hemos grabado algunas canciones que tienen mucha fuerza, que transmiten otros sentimientos. La melancolía es para mí una palabra que refleja la pérdida de la esperanza y puede que haya un tema desesperanzado en el disco, pero no más», afirma.
Canciones de «jam session»
Los temas del álbum, «Junip», rezuman una enorme belleza. «Sí, pero si buscas sólo la belleza no te queda nada. Creo que hay que encontrar el equilibrio entre eso y un mensaje y además un poco de ritmo, ya sabe de ''groove''. Es necesario que exista algo más, pero no sabría decirte qué es lo que busco componiendo», dice González. El equilibrio parecen haberlo encontrado en temas como «Your Life, Your Call», un tema más electrónico e incluso tímidamente bailable, pero que invita a levantarse y tomar decisiones o asumir las consecuencias. Hay muerte, amor y naturaleza humana, pero poco rimbombante. «También crisis existenciales, cambios de paradigma, nuevas situaciones a las que enfrentarse», apunta en tono un tanto burlón. Porque de los textos se ocupa en exclusiva González, a diferencia de lo que sucede con la parte musical. «Todas nuestras canciones surgen de una misma manera: son parte del momento de una improvisación. Nos metemos los tres en el estudio casero durante un par de horas de ''jam session'' y lo grabamos todo. De ahí salen fragmentos, piezas que tiene validez y que se pueden desarrollar y dar forma», explica González sobre un método poco sistemático, poco nórdico. En el nuevo trabajo hay detalles que para unos oídos del norte de Europa sonarán sureños y para un oyente del sur, a frío septentrional. Ahí está, queda una contradicción más: en Junip, donde abundan los sintetizadores, descubrieron un arma, el silbido. «Es algo que puede hacer el 90 por ciento de la gente. Es la forma primaria de hacer música. Y es curioso: si silbas directamente a un micrófono Neumann, suena una distorsión única». Viva la contradicción.
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