Sevilla
La boda de mi mejor ex novio
Javier Ruiz Caldera explora la comedia salvaje en su nueva película
Las películas ambientadas en bodas se convirtieron casi en un género cinematográfico en sí mismo con la proliferación de comedias en este escenario durante los años noventa en Estados Unidos. Las posibilidades expresivas de este particular contexto festivo han llegado con fuerza a nuestro cine en 2013 con «La gran familia española», de Daniel Sánchez Arévalo y, ahora, «Tres bodas de más», de Javier Ruiz Caldera. «Los directores implicados en estas producciones pertenecemos a una generación que va a muchas bodas. A mí me apetecía mostrar la locura y la fauna que se puede encontrar en ese tipo de fiestas, que reúnen a gente de todo tipo. Se trata de un lugar muy goloso para desarrollar una comedia: es una celebración con mucha gente, emociones a flor de piel, alcohol y música petarda», explica el realizador.
Los límites del humor
En su nueva película, la protagonista, encarnada por Inma Cuesta, deberá enfrentarse a la invitación al enlace de tres de su ex novios. «Es una comedia muy salvaje. Hay varias escenas políticamente incorrectas en las que quisimos explorar los límites del humor. Probamos con pases para ver si funcionaba. Una, de hecho, se quedó en la sala de montaje. Para mí, el límite del género es que te haga reír», explica Ruiz Caldera. Esta arriesgada fórmula les valió su selección como película de clausura de la sección paralela Jornadas de los Autores en el Festival de Venecia, toda una reivindicación de este género por parte de uno de los certámenes más prestigiosos del mundo. «Cuando uno se dedica a la comedia, lo que menos esperas es que te seleccionen en Venecia. También estuvimos en el de Sevilla, que es muy de autor. En El Lido me sentí un poco como Peter Sellers en "El guateque", es decir, un invitado por error. A lo mejor se trata de una pequeña luz en este género a reivindicar», añade el director.
Al hablar de «Tres bodas de más» no lo hacemos sólo de comedia; lo romántico se hace un hueco entre el humor. «La protagonista está desubicada: en su trabajo no se siente realizada, es soltera y siente la obligación de tener pareja. El mensaje que pretende dar la cinta es que lo que hay que estar es bien con uno mismo. Después, esa deseada relación sentimental surgirá o no, pero no debe ser un motivo de preocupación», termina Ruiz Caldera.
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