Londres
La caravana «indie» pasará por su ciudad
Hay que recuperar la fe. «La gira que hacemos con el Primavera Sound Touring Party es una reivindicación de lo difícil que es hacer música en directo hoy, y queremos hacerlo como se hacían antes las cosas, volver a la esencia de las carreteras y salir a ciudades que no son sólo Madrid y Barcelona», asegura Enric Montefusco, líder de Standstill, una de las bandas más interesantes del panorama nacional, y que se sube al autobús junto a otros diez grupos, a la conquista, durante el mes de noviembre, de España y de parte del extranjero. ¿El lema? «In Live We Trust», es decir, en el directo confiamos. Extraperlo, The Free Fall Band, Furguson, Headbirds, L'Hereu Escampa, Lee Ranaldo y los Dust, Paus, Refree, Svper y Za! les acompañan. En total, 14 grupos en dos autobuses recorrerán 12 ciudades españolas, con saltos a Burdeos (Francia) y Londres.
Junto a ellos, habrá un grupo invitado que irá cambiando en función de las ciudades, y un aliciente más: en la gira no están solos, habrá una cámara filmando y retransmitiendo lo que no ocurre sobre el escenario. Cada día habrá novedades en la web del festival con vídeos que tendrán un componente lúdico y otro didáctico: abrir una ventanita a una gira para los no iniciados. «Es un concepto diferente y me parece muy interesante. Para empezar, la mayor parte de las bandas no han tocado nunca juntas. Y van a ciudades donde no han actuado antes, lo que lo hace más interesante», sostiene Montefusco. Porque si el panorama de la música en directo en las capitales madrileña y catalana es poco alentador, fuera de ellas puede resultar un tanto gélido. «Llegar a tantas ciudades ya tiene valor, además del concepto clásico del tour. Y si hay cámaras aportando más información sobre algo que genera interés, pues fantástico», señala Montefusco. La gira, por supuesto, no resultará rentable para sus promotores, ni siquiera vendiendo todas las entradas para todas las fechas. Las razones del Party Touring no son las habituales, sino una reivindicación.
Prueba de las diferencias entre las capitales y otras ciudades es que sólo en ellas podrá verse el montaje «Cénit», de Standstill –la banda de Montefusco–, que ha recorrido los festivales veraniegos y que «completa el contenido del disco (''Dentro de la luz'') porque es capaz de generar momentos compartidos por mucha gente. Por lo general, en los festivales, te sientes como uno más. Cambia tu manera de vestir, pero estás hipotecado al mismo escenario y formato que los demás. En cambio, con ''Cénit'', tratamos de que se genere un momento único, una experiencia Standstill, que dure una hora y que sea un paréntesis especial», señala. Un espectáculo al que se le dirigen expresiones que remiten a una catedral sónica. «Tanto la estética musical que ponemos en escena como el imaginario místico o espiritual son algo consciente, algo que buscamos y que es un gesto para identificarlo con valores de religión, sino al contrario, para relacionar el amor y la espiritualidad. Lo que uno siente cuando hay algo que le trasciende, sea del tipo que sea. Ese punto espiritual de compartir algo profundo surge de una relación amorosa, pero aquí lo llevamos a un sentido ritual y más plural, algo que está por encima de nosotros», cuenta. Los temas de Standstill están llenos de intensidad. «Cada uno se enfrenta a la música como quiere y le pide lo que necesita. En mi caso, en este lugar artístico y creativo lo vuelco todo, mi intimidad y mis conocimientos, y trato de que se me entienda para que no se me malinterprete. Lo vuelco todo y es normal que haya gente que se sienta incomodada por el tono, o que piense que los temas que toco son demasiado personales. Pero es la manera que tengo de enfrentarme a ello», comenta. Standstill lleva más de 15 años y ha pasado de ser una banda hardcore a un tipo de pop ambicioso y preciosista. Habrán pasado por momentos difíciles. «¡Pero si he vivido en crisis permanente!. Todos en el grupo nos hemos exigido un compromiso muy alto y muy difícil de asumir, y lo que se te devuelve no compensa. Pero lo que tengo claro es que es necesario para mí. Me permite relacionarme con el mundo. Hay quien lo hace tomando copas u otras cosas en un bar o con un psicoanalista. Así que es inevitable que, como de una forma u otra voy a estar aquí, esa forma vaya cambiando. Somos conscientes de que esto no es para siempre, pero aún tiene sentido que estemos juntos», asegura. Tampoco ahora, que tienen un público bastante más amplio, resulta más fácil. «Tienes más estabilidad, pero también nuevos riesgos y peligros. Matas monstruos y te viene otro más grande, y nunca estás a salvo de nada».
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