Crítica de cine

La mafia tiene sentido del humor

«GANGSTER SQUAD (brigadas de élite)». Dirección: Ruben Fleischer. Guión: Will Beall. Intérpretes: Josh Brolin, Ryan Gosling, Sean Penn, Nick Nolte, Emma Stone. EE UU, 2013. Duración: 113 minutos. Thriller.

La mafia tiene sentido del humor
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No vamos a enumerar aquí las cumbres cinematográficas del género porque, de un lado, son muchas y aburriría hasta a las ovejas, y porque, de otro, los numerosos amantes de estas películas las tendrán bastante presentes en sus oraciones, de «El padrino», a «Enemigo público», «Uno de los nuestros» o «Los violentos años 20», por sólo citar algunos ejemplos. Vale, me he traicionado, pero sólo en parte. Ruben Fleischer (autor de «30 minutos o menos» y otra divertida revisión de un tipo de filmes, los de los no muertos, en «Bienvenidos a Zombieland», de la que anuncia habrá segunda entrega) lo sabe, de ahí que haya decidido apostar en esta película, o la vida, sangrientas muertes y milagros del violento mafioso Mickey Cohen, que existió realmente para desgracia de los muchísimos tipos a los que dio matarile, por un innegable y paródico sentido del humor que palpita en diálogos muy cómic pulp y francamente deliciosos y que nunca «salvan» al malo de la película, véase la diferencia con el filme de la derecha en esta misma página. La cinta, bien realizada y mejor puesta en escena (la dirección artística resulta notable), posee además un ritmo endiablado, consigue entretener de lo lindo y, de paso, homenajear a «Los intocables de Elliot Ness», de Brian de Palma, su máxima y descarada deudora. Que, paradójicamente, un cada vez más gesticulante Sean Penn recuerde a Robert de Niro desmelenado nos da la impresión de que corre por cuenta de la casa. Hay, pues y resumiendo, en el filme tiros a mansalva, traiciones, «vendetas» alocadas, un homicida suelto carente de cualquier conato de moralidad y sentimiento de culpa, corrupción en la mayoría de los estatementos sociales y un puñado de policías que, a pesar de las difíciles circunstancias, siguen siendo honestos y están empeñados en acabar con el imperio del terror que estableció durante los años 50 en Los Ángeles el señor Cohen, ex boxeador judío de dura pegada prendado de una despierta pelirroja que pronto advierte que está bailando en la sala errónea. Por suerte, ahí está el guapo de turno para llevarla a la acertada.