«La mula» echa a andar

Ni es una película gestada al albor del fenómeno fan, ni es otra película sobre la Guerra Civil. Si tiene alguna idea preconcebida sobre «La mula», probablemente no atinará. Basada en la novela homónima de Juan Eslava Galán, la cinta cuenta la historia de un joven al que poco importan las ideologías o cambiarse de bando si la situación lo requiere; una mula que le puede sacar de la pobreza y la joven de la que se ha enamorado, interpretada por María Valverde, son sus únicas preocupación. «Esta historia le ocurrió a mi padre. Se pasó de los republicanos a los nacionales y encontró una mula en tierra de nadie. Pensó que eso es lo único bueno que se podría sacar de la guerra. La historia amorosa es más inventada. Por desgracia, al final se quedó sin mula», explica el escritor.

Premiada en el Festival de Málaga con la Biznaga de Plata al mejor actor para Mario Casas, esta historia estuvo a punto de no llegar a las pantallas. Su director, Michael Radford, abandonó el rodaje días antes de su fin, hace cuatro años ya, por un problema en la coproducción con Alejandra Frade y las aportaciones económicas de ambos. Finalmente, y después de que el conflicto pasara por los tribunales, la cinta se estrena, eso sí, con «Anónimo» como director por expreso deseo de Radford.

El bando, cuestión geográfica

«No llegué a temer por la película. Soy optimista. Siempre tuve la esperanza de que saliera adelante. En todo caso, no estuve muy al tanto del conflicto», explica Eslava Galán, que trabajó codo con codo con el director y se implicó mucho en la adaptación de su obra: «Cine y literatura tienen lenguajes diferentes. Radford estuvo muy de acuerdo en que siguiéramos la novela. Por otra parte, fue muy importante estar presente en el rodaje porque el equipo era inglés y, por lo tanto, desconocedor del conflicto. No se creían, por ejemplo, la falta de uniformidad. Tenía que mostrárselo con fotografías», añade el autor.

Sobre el estigma que pesa sobre la cinta respecto de su carácter de película sobre la Guerra Civil, Eslava Galán, un experto en este conflicto, desmonta algunos tópicos, precisamente, los mismos de los que huye la película: «Por supuesto que la guerra se produce porque hay dos bandos enfrentados, pero éstos se deciden en tres días desde que Franco da el golpe de Estado. Entonces se crean las dos Españas, que tenían mucho que ver con cuestiones geográficas y no tanto con ideológicas. Se produjo de forma azarosa, y eso casi nunca se menciona. La tercera España no era una cosa de unos pocos intelectuales. Aunque tuvieras más simpatía por un bando o por otro, al final eras del que te tocaba. La ideología que subyace en la película es que lo que la mayoría quería es que acabara la guerra para rehacer su vida», asegura. Y, por si quedara algún tipo de duda, el escritor insiste: «No es panfletaria ni señala quienes son los buenos ni quienes los malos. Es, sencillamente, un canto al deseo y la capacidad de superación y un canto a la dignidad».