La Razón del Domingo
Crimen y perfume
La Policía detuvo a una banda de sicarios colombianos que a cumplir un encargo (matar), lo llamaban «mandar flores»
Desde hace dos décadas, los sicarios extranjeros actúan en España de forma organizada. Sin embargo sólo ahora, con Ignacio Cosidó como jefe de la Policía, hemos tenido conciencia cabal de que están plenamente instalados aquí, con franquicias, y funcionan como una agencia de cobros de impagados entre narcotraficantes.
La «operación Aquiles», tras un año de investigación, ha reunido pruebas suficientes para detener en Leganés a la banda de «El Conejo», jefe colombiano de una presunta partida de sicarios que a cumplir un encargo, por ejemplo de muerte, lo llamaban «mandar flores». En España hemos tenido periodos en los que aparecían mujeres jóvenes descuartizadas en bolsas o maletas, individuos quemados en medio del monte que tenían extraños tatuajes, extraños individuos mundanos ametrallados a la salida de un restaurante, peleas entre bandas con abundancia de armas de fuego, y por último, ejecuciones como la de un abogado en la verja de El Retiro. Murió dentro de su coche tiroteado por un sicario que se desprendió de la pistola y salió huyendo en el metro. También un conocido capo internacional que murió en la cama del hospital después de haber sido herido. Un individuo sospechoso llegó hasta la habitación preguntando por él y le dijo a su compañero si era quien buscaba. Éste le corrigió diciendo que seguramente preguntaba por el que estaba tendido en la cama de al lado. El sicario, después de asegurarse, le disparó en la cabeza.
En esta última operación la Policía descubrió un lugar tapadera en el que la banda se reunía en Leganés. Y se incautó de un arsenal de armas entre las que había un lanzagranadas antitanque, detonadores, cinco fusiles y pistolas con silenciador. Esto del silenciador define claramente al sicario o asesino por encargo. Siempre procuran matar con el menor ruido posible. Además, encontraron un rifle con mira telescópica, un revólver y dos escopetas.
Durante su gestión, el anterior Ministro del Interior, Rubalcaba, siempre negó que en nuestro país hubiera sicarios. Pues sí, ya ve. Hasta que la Policía cierre todas las «floristerías» macabras, los más feroces sicarios colombianos se lo dirán con flores. Lo más difícil de combatir del sicariato es que siempre hay que pillar a los individuos in fraganti, porque no existe relación entre el ejecutor y la víctima. La banda de «El Conejo» tenía como lugarteniente a «El Monstruo», los dos reclamados por su país. Nuestra Policía se apunta con esto un nuevo éxito.
✕
Accede a tu cuenta para comentar