La Razón del Domingo
El personaje de la semana: Corinna Zu-Zu-Zu...
Esta señorita germano-húngara-danesa-brasilera, tan pluscuamperfecta como su apellido irretenible e impostado, no es princesa ni alteza serenísima como se gasta en su tarjeta de visita, y reputándose a sí misma de rubia como si fuera una cualidad en un mundo de hombres (todas las rubias están bajo sospecha) alardea de discreta en «Vanity Fair», «El Mundo», «Hola», «The New York Times», «Paris Match», las radios y televisiones que la llaman, pareciendo que no tiene secretario que la descuelgue el teléfono, y la Prensa internacional más carnosa. Que Dios la conserve tanta discreción. En este país que inventó la picaresca y el personaje de Antoñita la Fantástica, la dicha Zu-Zu-Zu no pasa de ser una mosca en un vaso de leche con posados de estudio, pero la hace incómoda su empeño en mostrarse como intermediadora internacional y solucionadora de conflictos políticos en España, porque da de nosotros una imagen bananera como si no contáramos con ministerios, diplomacia y servicios. Amenaza con no volver a España, como si fuera un crédito o una inversión. A esta zascandil le sobra un ojo para ser la Princesa de Éboli, que no sabrá quién fue.
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