Educación
Por un solo hombre
Las críticas a Wert por hacer respetar una sentencia del Tribunal Supremo recuerda el caso de un joven negro que quiso entrar en la Universidad de Mississipi
En 1961, un estudiante negro llamado James Meredith presentó una solicitud para entrar en la universidad de Mississippi, la famosa Ole Miss. Meredith chocaba con una serie de leyes del citado estado sureño que impedían la coexistencia de blancos y negros en las aulas. No sorprende, por tanto, que las autoridades de Mississippi no sólo rechazaran la solicitud de Meredith de manera oficial por dos veces, sino que también, de forma oficiosa, le informaran de que sería conveniente que se buscara otro sitio. En otro tiempo, los racistas de Mississippi se hubieran salido con la suya, pero el 31 de mayo de 1961 el fondo legal y educativo de la NAACP inició una acción legal para lograr que Meredith entrara en la universidad de Mississippi.
Tras distintos pasos legales, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos resolvió que Meredith tenía derecho a matricularse en esa universidad. Sin embargo, los racistas sureños no consideraban negociable obedecer una sentencia que chocaba con la segregación.
Por el contrario, apelaban, con el gobernador del estado, Ross Barnett, a la cabeza, a las leyes estatales, a las que situaban por encima del Tribunal Supremo. Para caldear el ánimo, Barnett convocó manifestaciones callejeras en las que se gritaba en favor de la defensa de la identidad blanca frente a lo que consideraba un ataque sin precedentes. El 20 de septiembre de 1962, en medio de ese ambiente, volvió a rechazarse la solicitud de Meredith. Pero ni JFK ni su hermano Bob, a la sazón fiscal general del estado, el equivalente al ministro de Justicia, estaban dispuestos a que las normas de un estado se impusieran sobre el tribunal supremo.
JFK mantuvo una conversación telefónica con el gobernador Barnett en la que le señaló lo que estaba dispuesto a hacer. En primer lugar, si la seguridad de Meredith no quedaba asegurada por la Policía del estado, enviaría a la Guardia Nacional para protegerlo.
En segundo lugar, congelaría hasta el último dólar de subvenciones y fondos que Mississippi tuviera que recibir del poder federal hasta que obedeciera las resoluciones del Tribunal Supremo. Finalmente, se pondría en contacto con la NCAA para que expulsara a los equipos del estado de Mississippi de todas las competiciones deportivas.
Las palabras de Kennedy, lejos de ser un chantaje, constituían una clara doctrina sobre el Estado de Derecho democrático. Los racistas blancos de Mississippi no podían escudarse en las leyes de su estado para no obedecer las resoluciones del Tribunal Supremo y, si insistían en su contumacia, la Casa Blanca tendría que responder con todos los instrumentos legales a su alcance, comenzando por las fuerzas del orden y continuando con la supresión de ayudas económicas a un estado declarado en rebeldía. Barnett no tuvo otra salida que doblegarse ante la ley y la justicia. El 1 de octubre de 1962, Meredith se convirtió en el primer negro matriculado en la Ole Miss.
Al año siguiente, se había graduado en Ciencias Políticas.
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