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«Las estrellas estamos para que nos pisoteen»

Hugh Jackman protagoniza «Los miserables»

Jackman se enfrenta a persecuciones y a una gran evolución física del personaje
Jackman se enfrenta a persecuciones y a una gran evolución física del personajelarazon

Pocos actores se atreven a interpretar musicales y Hugh Jackman no se lo pensó dos veces. Es más, estaba deseando hacerlo. Que Jackman se atreve con todo, desde comedias románticas hasta acción desenfrenada, ya lo había demostrado, pero hay que verle cantar en «Los Miserables» para ver de lo que es capaz. En la adaptación del clásico de Victor Hugo interpreta a Jean Valjean a las órdenes del director británico Tom Hooper. Jackman da una autentica lección de interpretación y capacidad musical. En Nueva York tuvimos oportunidad de hablar con este actor que ha conseguido convertirse en un referente por sus capacidades y quién sabe si candidato a un Oscar.

–Valjean es un personaje muy fuerte. ¿Qué cree que añade la música a la personalidad del personaje?

–Es una buena pregunta. Para alguien que ha hecho teatro además de cine, la música resulta un elemento que, por naturaleza, es emocional, y exige que respires de forma profunda para abrirte por completo. Cantar una obra dramática y emotiva como «Los Miserables» ayuda a cualquier actor a llegar hasta lugares donde antes no te habías permitido llegar como actor. Es mucho más difícil interpretar un musical que un monólogo. Creo que a través de la música es más fácil para un actor expresarse y comunicarse con el público a pesar de que sé que hay algunas personas que están en contra de los musicales. Pero opino que la cima de la ficción se alcanza cuando la música y el texto encajan. Y la verdad es que tengo curiosidad por ver cómo recibirán la película en Francia, un país donde son muy críticos con la adaptación de ese texto en concreto y su formato cantado.

–En algunas escenas llega a cantar y a llorar a la vez, algo complicado...

–Nunca es fácil, pero cantar ayuda, porque al respirar te abres más y dejas vía libre a la emoción. Por contra, las escenas cantadas entrañan muchas más dificultades técnicas, y por eso era más necesario que nunca que ensayáramos. Por suerte, Tom, el director, es un firme defensor de los ensayos, y eso nos permitió preparar al máximo nuestro trabajo para evitar distracciones.

–Usted tiene fama en Hollywood de ser un gran actor y un gran padre.

–(Risas) Siempre me pregunto cómo la gente sabe esas cosas, a menos que tengan acceso a mis vídeos domésticos o hablen con mis hijos. Y, por cierto, yo me considero un padre bastante estricto.

–¿Es fácil para usted trasladar sus sentimientos personales a la pantalla?

–Cualquier padre se puede identificar fácilmente con la última escena de la película. Creo que, como tal, los sentimientos son instintivos: es la enormidad de las emociones lo que nos da fuerza, ni siquiera el amor y la felicidad. Hay que añadir la frustración, el miedo, toda esa clase de emociones que escapan a nuestro control y que los padres vivimos constantemente. Los hijos saben cómo pulsar los botones de nuestros sentimientos y de nuestro estado de ánimo.

–¿Alguna vez en la vida real alguien le trató con la misma amabilidad que el cura a su personaje? ¿Ha cambiado de forma de ser al recibir buenos consejos?

–Por supuesto, en la vida he recibido la amabilidad de mucha gente. Cuando nací, mi madre estuvo enferma bastante tiempo y mis abuelos cuidaron de mí. El amor que siempre me dieron y su entrega los he considerado con el tiempo un acto de gracia y de cariño. Soy un hombre con suerte porque tengo una gran familia.

–¿Cuál es su musical favorito?

–«Los Miserables» es uno de ellos. Crecí viéndolos, como «Cantando bajo la lluvia», y también me gusta mucho «West Side Story».

–¿Es cierto que rechazó el papel de Richard Gere en el musical «Chicago»?

–Sí. Y estoy contento de que éste sea el primero. Ya me tocaba, pero en aquel momento pensé que era demasiado joven para ese personaje: tenía 31 años. Y no me parece que hubiera en aquel tiempo muchos abogados de esa edad. La verdad es que, ahora que he interpretado a Jean Valjean, me siento bien y soy consciente de la dificultad de los musicales. También fui muy estúpido al rechazar aquel personaje, pero la verdad es que Richard Gere estuvo increíble en el papel.

–¿Cómo fue su primer encuentro con Tom Hooper, el director?

–Le llamé y me reuní con él. Desde que rechacé «Chicago» estuve buscando un musical que interpretar porque me arrepentí muchísimo de no hacerlo. Tom me dijo que me calmara, que aún no sabía cómo iba a rodar la película. Cuando me llamó para decirme que me daba el papel, me hizo muy feliz.

–Ésta es una película considerada «de alto riesgo» por los productores...

–Sí que lo es. Entraña una enorme incertidumbre porque se trata de un proyecto muy costoso y no sabemos cómo va a responder el público. Creo que entra en la misma categoría que «La vida de Pi», «Avatar» o «Titanic», grandes producciones con altos costes que, sin embargo, han sido un éxito en la taquilla. Lo que más me gusta de esta industria es cómo hay alguien que se atreve a apostar su propio dinero por una idea distinta y basada en la calidad. Yo creo que siempre vale la pena compartir mi tiempo y esfuerzo con grandes genios como Tom Hooper, Baz Luhrman o Ang Lee, por citar algunos.

–Hablando sobre Hollywood, a usted le acaban de dar su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. ¿Cómo se siente?

–Las estrellas estamos para que el público nos pisotee, y eso es exactamente lo que ocurre en el Paseo de la Fama (Risas). Me han puesto frente al Seven Eleven, así que voy a tener suerte porque me van a pisar todos los que entren y salgan de la tienda cada día.

–¿Qué opina de la campaña a los Oscar? Estos últimos años, los estudios invierten millones en promocionar a los actores y las películas que tienen posibilidad de conseguir una estatuilla.

–Precisamente ayer estaba hablando con Russell Crowe sobre eso. Por ejemplo, si hago «X-Men» o «Lobezno», que son grandes películas comerciales, la atracción que se provoca alrededor de esos títulos es enorme y la recompensa se recibe luego con taquillas descomunales. El márketing es una herramienta muy efectiva, pero este tipo de filmes como «Los Miserables», que no tienen ese apoyo, necesitan los premios para recibir atención. A mí nada me haría más feliz que este musical fuera un éxito, no sólo por la película sino por el genero, que, al no ser comercial, necesita todo el apoyo posible.

–Hollywood a veces es una industria más preocupada por sus finanzas que por el arte.

–La única manera de la que puedo contestarte es desde un punto de vista idealista. Estoy muy agradecido a este filme por todo lo que me ha brindado y espero que el público vaya a verlo. Si ganamos un Oscar, deseo sinceramente que sea porque lo merece, no porque Universal haya invertido más o menos dinero. Todavía creo en la autenticidad del ser humano y del arte.

–Usted ha estado rodando alrededor del mundo. ¿Dónde está su casa?

–Mi hogar está en Australia. Tengo la suerte de haber rodado allí la última película de Lobezno, que se estrenará en mayo. Y ha sido una de las mayores alegrías de mi carrera.