Reino Unido

12.000 flores blancas para recordar a Lady Di

Era su color favorito, por eso impregnó ayer el acto que sus hijos y su nuera celebraron en Kensington por el 20º aniversario de su muerte

La lluvia no impidió ayer que los duques de Cambridge y el príncipe Enrique recordaran a Diana en el palacio donde residió 15 años de su vida
La lluvia no impidió ayer que los duques de Cambridge y el príncipe Enrique recordaran a Diana en el palacio donde residió 15 años de su vidalarazon

Era su color favorito, por eso impregnó ayer el acto que sus hijos y su nuera celebraron en Kensington por el 20º aniversario de su muerte.

Cuenta la leyenda que un caballero vestido con su armadura cabalgaba por la orilla de un río junto a su prometida cuando ésta, tras quedar embelesada por unas flores azules que flotaban en el agua, le pidió que las recogiera. Al intentar llegar a ellas se resbaló y cayó al río. Su pesada armadura le impidió nadar y empezó a hundirse, pero antes tuvo tiempo de alcanzar las flores y lanzárselas a su amada diciéndole: «No me olvides». Desde entonces esa flor quedaría bautizada como Nomeolvides y pasaría a la posteridad como símbolo de amor eterno. El mismo que, 20 años después, volvió a brotar ayer a las puertas del palacio de Kensington, donde cientos de londinenses se congregaron con ramos, cartas y fotos para homenajear a su eterna princesa, Diana.

Su preciado tesoro

Por eso, fue la flor elegida para engalanar la alfombra que da acceso al «Jardín blanco», llamado así por reunir más de 12.000 ejemplares de rosas, narcisos, tulipanes y margaritas de dicho color plantados la pasada primavera con el objetivo de que ayer sirvieran de escenario del acto que Kensington celebró por el vigésimo aniversario de la muerte de Lady Di, fallecida tal día como hoy tras sufrir un accidente mortal en el túnel del puente del Alma de París. Este jardín era uno de los lugares favoritos de Diana durante los 15 años que vivió en el palacio. Paseaba por ellos a diario y solía charlar con los jardineros, a quienes tenía gran estima por cuidar de tan preciado tesoro para ella en un sitio donde nunca llegó a ser feliz.

Precisamente uno de ellos, Graham Dillamore, fue ayer el encargado de guiar a los duques de Cambridge y al príncipe Enrique durante su visita al jardín conmemorativo. Con ellos comentó que está inspirado en el vestido blanco de 20.000 perlas (conocido como «el Elvis» por parecerse a los últimos trajes que vistó el cantante) que en 1989 Catherine Walker diseñó a Diana para su visita oficial a Hong Kong. Le gustó tanto que lo volvió a lucir poco después para los Premios de la Moda Británica. Será también en este jardín donde en breve se colocará una estatua de la princesa: «Con ella esperamos que todo aquel que visite Kensington reflexione sobre la vida de nuestra madre y su legado», recordaron Guillermo y Enrique cuando en enero dieron a conocer el proyecto de la efigie y de la que ayer confirmaron su próxima inauguración. Los príncipes, junto a Kate Middleton (que una vez más hizo un guiño estilístico a su suegra luciendo un traje floral, un Prada de 1.540 euros muy acorde con la ocasión), optaron por recordar a Diana ayer, ya que hoy, día de su óbito, desean pasar la jornada en la intimidad. Por su parte, ni el príncipe Carlos, que se encuentra en su residencia estival de Birkhall (Escocia), ni la reina Isabel, que se halla en Balmoral (precisamente donde recibió la noticia del accidente mortal un día como hoy), no prevén celebrar ningún acto oficial en memoria de la princesa.

«Lo cambió todo»

Tras el paseo por el jardín, Kate y los príncipes se reunieron con portavoces de las últimas organizaciones con las que colaboró Diana. Uno de ellos, Ken Rutherford, una de las víctimas que Lady Di conoció durante su campaña antiminas en Bosnia, compartió lo que ella significó para su gremio: «Cuando conocí al príncipe Enrique lo primero que me preguntó fue si su madre había cambiado algo; yo le respondí: “Para los supervivientes de las minas lo cambió todo”». Después, pasaron al interior del palacio, donde se exhibe una exposición temporal de algunos de los míticos vestidos de la princesa.

Para concluir, Guillermo y Enrique saludaron a los ciudadanos que se acercaron hasta Kensington para recordar a su madre. Antes se detuvieron frente a las puertas del palacio para observar el altar improvisado con velas y pancartas con referencias a la «reina de corazones», protagonizando la misma estampa de hace 20 años, cuando ambos tenían 15 y 12 años, respectivamente.

Asimismo, en la casa familiar de Diana en Althorp (donde está enterrada) las flores se acumulaban a las puertas de las antiguas caballerizas, reconvertidas en museo de la princesa. En París, mientras tanto, los turistas peregrinaban hasta el puente del Alma, donde a los pies de una réplica de la antorcha de la Estatua de la Libertad de Nueva York reposaban fotografías de ella.