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10 consejos para reducir la ansiedad cuando aprendes idiomas
La ansiedad provoca un bajo rendimiento en el aprendizaje de un idioma extranjero
La ansiedad provoca un bajo rendimiento en el aprendizaje de un idioma extranjero
La mayoría de los estudiantes que aprenden un idioma extranjero sufren ansiedad en algún momento. Muchos utilizan el verano para este aprendizaje. Es un estado de angustia muy común entre los estudiantes, y por tanto objeto de muchas investigaciones y estudios en el campo de la psicolingüística. El malestar que nos produce el hecho de no vernos capaces de desenvolvernos con fluidez en un lenguaje que no es el nuestro puede desembocar en problemas más importantes cuando entran en juego factores como la presión que nos autoimponemos o que nos imponen las circunstancias.
Adrián Montesano, experto en psicoterapia de la UOC, considera que la finalidad del aprendizaje es uno de los factores más importantes que cabe analizar para entender por qué aparece la ansiedad: “Cuando estudiamos un idioma por gusto o curiosidad, probablemente este proceso no le generará ansiedad. Y si surge, será un tipo de ansiedad positiva, que te permitirá potenciar la capacidad de permanecer atento o de desplegar recursos de nuestra personalidad; ahora bien, cuando tenemos que aprender un idioma por algún tipo de obligación, como puede ser una cuestión laboral (la exigencia de un nuevo puesto de trabajo o la voluntad de una promocionar) o relacional (aprender el idioma para hablar con la familia política de su pareja), la presión puede derivar en cierto grado de estrés”, asegura el profesor de Psicología.
Por todos estos motivos, los expertos de la UOC recomiendan tener en cuenta el siguiente decálogo para combatir la ansiedad:
1. Hablar antes de pensar. No hay que dar tiempo a que aparezca el miedo y que la ansiedad pueda inmovilizar al estudiante a la hora de comunicarse oralmente. Por tanto, siempre que haya oportunidad, hay que lanzarse a hablar.
2. Es una carrera de fondo. Hay que ser consciente de que el aprendizaje de un idioma requiere constancia y hacerlo poco a poco. “Si el estudiante quiere conseguir hablar un idioma en un tiempo récord es muy probable que se acabe estresando, se sature enseguida y acabe abandonando su objetivo”, apunta Montesano.
3. No es una competición. “Es un reto con uno mismo”, señala el experto en psicología. Las personas tienen ritmos de aprendizaje diferentes. Por ejemplo, habrá quien necesita más tiempo para acostumbrarse al sonidos del nuevo idioma para empezar a hablar. “No hay prisa: lo que importa es ir nutriendo la autoconfianza paulatinamente”.
4. Buscar un centro académico adecuado. Es importante que la metodología de enseñanza aplicada se ajuste a las necesidades y al nivel que tiene el estudiante. “Un programa docente adaptado a los estudiantes evita frustraciones y el desistimiento posterior del estudio del idioma”, apunta Montesano.
5. Conectar con los iguales. Relacionarse con estudiantes que tienen un conocimiento similar del idioma anima a practicarlo más. El sentido del ridículo es más fácil que desaparezca en estas situaciones, donde se sabe que todo el mundo parte con las mismas condiciones.
6. Ludificar el aprendizaje. Jugar aprendiendo aumenta la motivación del estudiante. Herramientas como los videojuegos o algunas aplicaciones pueden ayudar a adentrarse en un idioma de manera distraída y mantener una constancia. “Jugar cada noche contribuye a sentirse cada día un poco más preparado”, comenta el profesor de psicología.
7. La práctica es el mejor antídoto. “Encarar el miedo hacer disminuir la ansiedad”, apunta Cristòfol. “Cuantas más oportunidades tenga el estudiante de practicar la lengua extranjera fuera o dentro del aula, más posibilidades tendrá de reducir la ansiedad. En las lenguas extranjeras, esta emoción normalmente va desapareciendo con el tiempo”.
8. Equivocarse es normal. “Algunas personas, sobre todo las perfeccionistas, tienden a evitar la comunicación oral si creen que su nivel no es suficiente”, señala Hopkins. “Pero lo cierto es que, con el fin de hablar con fluidez una nueva lengua, primero hay que arriesgarse y empezar a cometer errores para corregirlos. Es una parte del aprendizaje que se debe aceptar y que, por tanto, no hay que avergonzarse”.
9. Convertir los pensamientos negativos en positivos. Es clave centrarse en lo que ya se sabe y no en lo que no se sabe. Hay personas que tienen tendencia a focalizarse demasiado en lo que todavía tienen que aprender, pero en cambio no reconocen o celebran el conocimiento que ya tienen adquirido. Es mejor focalizarse en el vocabulario y la gramática que ya se tiene para transmitir ideas. El hecho de decir algo, antes que quedarse sin hablar, ayuda a superar el miedo. “La ansiedad es una emoción que se dispara muy rápidamente y te bloquea; no hay que darle tiempo a aparecer”, aconseja Cristòfol.
10. Consumo de contenidos audiovisuales y leer. “Practicar el listening viendo películas o series y la lectura de libros o periódicos en el idioma que se está aprendiendo ayuda a coger confianza. Mejora las competencias, y en consecuencia, hace sentir más seguro al estudiante en el momento de expresarse e interactuar con esta lengua”, concluyen los tres expertos.
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