Rojo
Gaultier viste de novia su Alta Costura
Puesto que uno de los objetivos de la alta moda es experimentar y resaltar el trabajo manual de los talleres, "¿por qué no detenerse en la boda y hacer trajes de novia?", se preguntó Jean Paul Gaultier ante una nube de periodistas y cámaras que se agolparon en la pasarela tras el desfile.
Este ejercicio le incitó a cuestionarse cómo sería una de estas prendas en la actualidad, dado que "puede ser muy romántica, con blanco, encaje, tul y velo, pero también algo muy diferente, más masculino".
En esta búsqueda que defendió "todas las formas de matrimonio, de todas las edades y el número de veces que se quiera", Gaultier supo encontrar una vía de creatividad en los modelos con mitades diferenciadas.
Por ejemplo, un modelo se separó en una mitad de vestido ajustado blanco y otra de tafetán rosa con vuelo y pliegues en el corpiño, a la vez que unas varillas entrelazadas despuntaron en un costado a modo de medio miriñaque.
En su primer desfile tras su despedida del prêt-à-porter el pasado mes de septiembre, Gaultier reconoció hoy que desprenderse de esta línea le ha dejado más tiempo para la colección de alta costura.
"He podido perfeccionar, sobre todo la técnica y todo el trabajo en el taller, que es increíble", explicó el modisto antes de describir cómo lo que parecía raya diplomática o piel de pitón era en realidad un bordado de nudos.
El público disfrutó entusiasmado de otro más de los espectáculos a los que acostumbra esta firma del grupo español Puig y no dudó en aplaudir las prendas más llamativas, como el vestido de crepé negro con una explosión frontal de pliegues de tul blanco.
También recibieron con alegría la incursión en la pasarela de modelos antiguas conocidas de Gaultier, como Christine Bergström, Violeta Sánchez o Naomi Campbell, que cerró el desfile con un body envuelto en transparencias y flores que pretendía evocar el ramo de flores.
"El 'casting' estaba muy abierto, había tanto chicas nuevas como veteranas con las que trabajé en mis inicios", precisó el modisto, quien quiso insistir en el hecho de que su colaboración profesional con Campbell empezó cuando ella tenía 17 años.
En el público se encontraba la modelo española Eugenia Silva, la actriz francesa Catherine Deneuve, la bailarina de burlesque Dita Von Teese, la estrella austríaca ganadora de Eurovisión, Conchita Wurst, o la cantante Carla Bruni-Sarkozy, cuyo tema "Quelqu'un m'a dit"sonó durante el desfile.
Horas antes de esta boda, el modisto libanés Elie Saab expuso su sentido homenaje a Beirut, el lugar que le vio crecer y que él describió como una ciudad generosa, abierta a todas las culturas y con mucho glamour.
"En cierta manera, sigo inspirándome en los recuerdos de Beirut que marcaron mi imaginario", escribió el diseñador en un cuadernillo que entregó a las personas que acudieron a su presentación en el Teatro Nacional de Chaillot.
Saab, que nació en los años sesenta, "edad dorada"de la ciudad, imprimió y bordó tulipanes en su colección primavera-verano, en recuerdo al estampado de un vestido de su madre que despertó en él la curiosidad por el oficio con el que ha triunfado.
En medio de una vegetación mediterránea, el diseñador reivindicó la elegancia de su memoria con vestidos con plumas, encajes, perlas, lentejuelas y "plumetti", recubiertos en ocasiones por volantes o pétalos de flor, para terminar con un traje de novia de abultada falda estampada y completamente bordada.
"Hoy en día, cuando observo el desarrollo de la historia del Líbano con sus altos y bajos, sus periodos prósperos y su preocupante fragilidad, siento por Beirut un impulso potente lleno de esperanza, amor y gratitud", explicó uno de los hijos pródigos de la ciudad.
Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, dúo que ostenta la dirección artística de Valentino, expusieron una colección de primavera-verano que incluyó modelos que requirieron 2.800 horas de trabajo.
Los bordados de inspiración rusa en tonalidades rojizas fueron numerosos en la primera parte del recital y fueron dejando paso a los volantes de encaje y a los recubrimientos de brillantes.
Las estructuras de las prendas también demostraron las habilidades de la casa que fundó Valentino Garavani en Roma en 1960, como se pudo observar en los corsés y corpiños, los cuellos como golas simplificadas y unidas al vestido, las capas y las chaquetas construidas.
Para acompasar su hilo conductor, la firma reprodujo frases que ensalzaron los mitos del amor romántico sobre fluidos modelos con flores, nubes y, por supuesto, corazones.
El terciopelo fue uno de los materiales elegidos para esta colección que recordó al pintor Marc Chagall y en la que también hubo lugar para la experimentación onírica con un sol rojo, estrellas amarillas y un rombo de cuatro colores que construyó la parte de arriba de un vestido.
Más vistosa y difícil de vestir fue la propuesta de Viktor & Rolf, firma que desde su regreso a la alta costura hace un año y medio ha utilizado esta línea para explorar los extremos del diseño.
Su intención no es necesariamente inundar los eventos sociales y mediáticos con sus modelos, sino más bien experimentar con materiales, como hicieron con el látex o con la tela sintética de la alfombra roja, o con las estructuras, como sucedió hoy.
Si la motivación vegetal y floral parece no agotarse nunca, Viktor Horsting y Rolf Snoeren prometieron una nueva visión al rodear a las modelos con vestidos que crecieron voluminosos con toda la exuberancia de la naturaleza.
El cuerpo quedó completamente envuelto por faldas de las que surgieron frondosas plantas de tela que llegaron a unirse a los sombreros de espigas de trigo.
Las flores bordadas y en relieve, en una rica paleta cromática, parecieron tener vida propia y surgir de los lugares más insospechados.
Los bajos de los vestidos cortos se rellenaron con tules para dar forma a una ostentosa corola, que sólo salió del campo con los lazos propios de la marca y la extensión asimétrica de la manga.
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