Papel
Blanca Cuesta: Chuletillas al estilo de los Thyssen
Su Selfiereceta: Barbacoa con Arte. En su casa son todos muy «comilones», así que utiliza la gastronomía para disfrutar en familia
Su Selfiereceta: Barbacoa con Arte
Ingredientes:
-Chuletillas
-Sal y pimienta
-Aceite de romero
Elaboración:
La barbacoa, a poder ser, de leña, no de carbón. Es importante controlar las brasas para que las chuletillas ni se quemen ni se queden crudas. Después, la elaboración es muy sencilla: salpimentar a gusto la carne y si las quiere con más sabor eche un poco de aceite de romero. Eso sí, que queden bien doraditas por ambos lados. Si las acompañas con un poco de alioli casero... ¡Una delicia!
Como buena hija de médico y enfermera, su relación con la gastronomía no podía ser más saludable. Blanca Cuesta se considera «comilona», pero con cabeza. Es decir, no le gustan los prefabricados y huye de los fritos y congelados. «No hago dietas –afirma– pero sí trato de llevar un equilibrio alimenticio. Aun así soy de las que considera que comer es un placer, el cual, como dice Arguiñano, además se puede repetir varias veces al día». Aunque la esposa de Borja Thyssen también tiene sus pequeñas manías. Por ejemplo, las ostras y las vísceras le dan un poco de respeto. Pero salvo esta excepción, el resto de platos los devora. «Comer variado es lo más importante, me tomo el tema de la nutrición con calma pero siempre intento que tanto yo como mis hijos coman de todo un poco: legumbres, carne, pescado... es decir, con cabeza, huir de los excesos tanto por abajo como por arriba», asegura.
Al igual que cuando se encierra en el taller de su casa para dar rienda suelta a sus procesos creativos que se plasman en interesantes obras de arte, a Blanca le gusta mucho meterse en la cocina, ella sola, y ponerse a investigar. «Soy muy cocinillas, aunque sinceramente no lo hago demasiado bien. Me gusta el proceso en sí: ir a comprar, elegir los productos... todo el ceremonial. Me divierte mucho», apunta. Además, si de lo que se trata es de cocinar fuera, ya sea una barbacoa o una paellita, el disfrute llega a su climax. «En la cocina me gusta llevar mi ritmo y que me dejen hacer, aunque la verdad es que es muy divertido cuando trabajo con algún pinche». Mis hijos a veces me ayudan cortando trocitos de jamón... Eso sí, lo que yo denomino ‘‘colaboración controlada’’. Que no metan demasiados zarpazos», dice sonriendo.
Reconoce que por su apretada agenda no puede cocinar para la familia todos los días aunque sí que consigue al menos hacerlo un par de veces a la semana. «Los postres también me encantan, y en casa hacemos una tarta o pastelitos una vez a la semana. De chocolate y manzana son los que más nos gustan», confiesa al tiempo que reconoce que en casa de los Thyssen-Cuesta todos son de buen comer. Su pasión culinaria viene de su madre. «Desde pequeña estaba siempre detrás de ella observando lo que hacía. Luego seguí trasteando por mi cuenta. En casa me gusta mucho tirar de libros de cocina. En las estanterías no faltan recetarios de platos tailandeses, suramericanos...», explica. Además, según Blanca, en verano se abre más el apetito, lo que la permite disfrutar más aún de la gastronomía allí donde la lleve el trabajo y el placer. «Entre bañito y bañito, comer mojado es un placer mientras te secas al sol», describe. En su historial gastronómico no todo han sido éxitos, aunque por lo bajo, Borja, su esposo, insiste en que todos los platos le salen a la perfección. Blanca no tiene complejos al relatar alguno de sus mayores fiascos culinarios. «En una ocasión, mis padres habían salido de cena y me quedé con mis hermanos. Quería hacer de mami y me puse a cocinar para hacer la gracia un cordero con patatas. Lo hice con todo mi amor y mimos. Mis hermanos me decían que olía fenomenal. Me llevó dos horas prepararlo. Y cuando lo saqué del horno se me cayó todo al suelo. Menudo disgusto», cuenta la nuera de Carmen Cervera.
Mi restaurante favorito
«Soy fan de los pescaditos de Es Xarcu de Ibiza. La mejor carne en Balàfia, también en la isla pitusa, y en Marbella club, los espetos. Me encantan los chiringuitos».
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