Restaurantes
Lourdes Mohedano: Hambre de tapiz
Gimnasta
No tiene tiempo para la cocina, pero, si tiene que elegir, la tierra manda: los platos cordobeses
No tiene tiempo para la cocina, pero, si tiene que elegir, la tierra manda: los platos cordobeses
Su Selfiereceta
Salmorejo cordobés
Ingredientes:
-1 kg de tomates-200 gr de pan de telera cordobés (o con buena miga)-250 gr de aceite de oliva virgen extra-1 diente de ajo-Sal
Elaboración:
-Colocar en un bol el pan mojado, la sal, el ajo y el tomate (pera a ser posible, que son más jugosos) y triturar bien con la batidora hasta obtener una crema espesa.-Incorporar el aceite (para que sea un «buen salmorejo» debe hacerse con uno de la zona cordobesa) hasta conseguir un resultado cremoso y espeso. Siempre echarlo al final para mantener el color rojo del tomate.-A la hora de servirlo, es mejor hacerlo en un cuenco de barro –más auténtico– con trocitos de jamón serrano, huevo cocido y un chorrito de aceite en la superficie.
Con mucho hambre. Así es como llegó Lourdes, con tan sólo trece años, de su Córdoba natal a Madrid. Hambre de tapiz, ese mismo que siete temporadas después, entre mazas, aros, cintas, pelotas y cuerdas, se puede decir que ha conquistado una y otra vez. Dos mundiales y el cuarto puesto de Londres dan buena fe de ello. En el horizonte, un objetivo marcado con letras de oro –o plata, o bronce–: Río 2016. Pero, hasta entonces, aún queda un largo camino. Para empezar, ayer mismo todo el equipo de rítmica, «Luli» incluida, puso rumbo a Kazán (Rusia) para disputar la enésima prueba de la Copa del Mundo. Después, llegará el Mundial de Stuttgart (Alemania), el Europeo, más copas... Y es que en este deporte no hay descanso.
Un mejunje perfecto para conocer ciudades y probar gastronomías de todos los países... O no. Porque Mohedano cuenta, casi con pena, cómo en estos viajes van del hotel al pabellón y del pabellón al hotel. Unos trayectos en los que poco pueden empaparse de la cultura local. Días frenéticos donde se queda con poco más que las vistas desde el autobús y, por supuesto, los éxitos. Faltaría más.
Ritmo que también tiene su lado positivo, no vayan a pensar que no, y más si hablamos de comida, porque aquí es ella la que marca las pautas y la que se cuida la dieta. Asidua al comedor de la «resi» de los deportistas de élite –residencia Joaquín Blume–, donde vive, come y entrena a diario, Lourdes tiene claro lo que puede tomar: «La verdad es que nos podemos pasar con las calorías hasta cierto límite, porque las quemamos sin problemas. Si no es compitiendo, es entrenando siete horas al día, así que cada una controlamos lo nuestro», comenta la gimnasta, que confiesa que la carne a la brasa es una de sus perdiciones.
Así que no vayan a pensar que ese cuerpo es fruto de un sufrimiento culinario, no, lo es del trabajo duro, mañana y tarde. Porque aquí también tienen cabida los caprichos, «chocolatitos de vez en cuando y unas palomitas cuando voy al cine...», cuenta «Lur». Y, por supuesto, los «tinticos en la Cité», que no hay mejor refresco para pasar el verano madrileño que un buen tinto de verano cerca del Manzanares.
Pero pizzas, bufetes chinos y demás guarrerías –por muy ricas que sean– de la capital no sacian un hueco difícil de llenar: Córdoba. Si hay algo que tira con más fuerza que nada no son las cintas ni las cuerdas, es la tierra y los platos de toda la vida. «El salmorejo, los flamenquines...», dice relamiéndose. Reconoce que cuando llega a casa son sus padres los que cocinan, aunque no duda en meterse entre fogones para hacer sus «cosillas». Pero ojo con los postres, que tiene mano: «¡Hago unos bizcochos que te mueres!». Aquí es donde recarga pilas de verdad, en esos fines de semana relámpago que van del sábado al mediodía al domingo por la noche, culpables de soportar el ritmo sin tomar ninguna vitamina o suplemento extra. Aunque entre todas las recetas Lourdes tiene dos sabores que le acompañarán toda la vida: «Los de mis abuelas, esos flanes caseros de la paterna y esos filetitos empanados de la materna...», vuelve a relamerse.
Culpa del tapiz, la «resi», el salero «cordobé» o porque sí, la dieta Mohedano es muy aconsejable si, como ella, lo que se quiere es llevar la sonrisa por bandera.
Mi restaurante favorito
«El Mercado Victoria de Córdoba, que tiene puestos en los que se puede encontrar comida tanto de la zona como internacional. Para todos los gustos... ¡y rico!».
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