Restaurantes
Casa Gato: del café con porras al bacalao al pil pil de remolacha
En este espacio, sabes cuándo entras, pero no cuándo sales. Porque sí, Casa Gato es un local acogedor con el sello de Lázaro Rosa-Violán y una cocina abierta en horario ininterrumpido, una tendencia demandada por quienes no saben en qué momento del día pueden hacer un parón para almorzar. Aquí, en el hermano menor de Casa Mono y Martinete, quien lo desee lo puede hacer tanto en la barra como en cualquiera de las mesas altas de la planta que da a la calle o en las de abajo. Miguel Barreiro es el cocinero, alumno de los Arzak antes de dirigir los fogones madrileños de Juan Bravo 21 y Distrito 798. Nos cuenta que le entusiasma protagonizar sus platos con los productos de temporada que despiertan su memoria gustativa para luego ensalzarlos con toques asiáticos y peruanos. Nosotros comenzamos con una acertada sardina ahumada con crema de aguacate, aceituna negra y kimchi, una delicia que el camarero ahúma con romero seco en la mesa por eso de dar protagonismo a los profesionales de la sala tan necesarios en el sector. Compartimos el canelón de pato y foie culminado con salsa de tamarindo y parmentier de patata y maracuyá, lo mismo que el arroz cremoso de setas servido con su esferificación de queso parmesano. De temporada es la alcachofa confitada a baja temperatura con crema de boletus y entre los pescados, recién llegado es el bacalao con su pil pil de remolacha mientras que para los carnívoros una apuesta segura es el asado de tira de vaca con berenjena a la llama.
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