Gastronomía
Los 7 restaurantes más raros del mundo
Porque la gastronomía alimenta más si va acompañada de experiencia inolvidable
Porque la gastronomía alimenta más si va acompañada de experiencia inolvidable
Si eres foodiedoy por sentado que, para ti, comer en un restaurante es algo más que pedir un plato, hacerle una foto y engullirlo. Imagino que, para alguien como tú, la experiencia tiene que ser global. Tu satisfacción depende de cosas como la ubicación del local, el ambiente, el trato, la decoración, el silencio, el bullicio... En defectiva, detalles que te hagan sentir bien o pasar un rato agradable más allá de degustar unas cuantas exquisiteces. Como, al igual que tú, yo también creo que la comida se paladea durante más tiempo si la experiencia resulta impactante, he pensado hacer una lista de restaurantes en los que comer puede convertirse en una aventura, un desafío o, directamente, en un sueño. Y, si además de comer te gusta viajar, te recomiendo que sigas leyendo.
En mi lista he descartado restaurantes que, por una razón u otra, me aportarían poca cosa. Al menos a mi edad. Lugares donde los camareros son hermanos gemelos que visten igual; o que se enorgullecen de provocar ataques al corazón por la enorme cantidad de colesterol de sus hamburguesas; o esos que sirven el ramen en un plato con forma de taza de váter; también los hay que reproducen un terremoto cada cierto tiempo —así que comes con temblores de 7,8 en la escala de Richter— o que están a oscuras y comes a ciegas, incluso que utilizan monos amaestrados como camareros. Los animales, mejor en su entorno. También he encontrado, en Lanzarote, un restaurante que cocina con el calor de la roca volcánica, pero esto no lo considero una rareza, sino una genialidad. Está fuera de concurso.
Para raros y extravagantes, los siguientes:
1. Ithaa Undersea Restaurant (Isla Rangali, Maldivas)
Cristal acrílico a cinco metros de profundidad para cubrir este restaurante de 5 metros de ancho y 9 de largo. El sueño de todo amante del mar, entre los que me incluyo. Se llega en hidroavión y no admite niños en las cenas. Elegido restaurante más bonito del mundo en 2014.
2. Hachikyo (Sapporo, Japón)
Mi segundo restaurante favorito. Aquí te multan si no te terminas la comida del plato, aunque dejes un grano de arroz. No sé cómo a mi padre no se le ocurrió la idea antes. El motivo de tal iniciativa es que los clientes valoren las duras condiciones en las que trabajan los pescadores, algunos de los cuales han perdido la vida faenando. Aunque el tsukko meshi —huevas de salmón sobre una base de arroz— que preparan está delicioso, el que no se lo acabe deberá pagar un extra, que irá destinado a los pescadores.
3. Dinner in the sky (Bélgica)
Un concepto que surgió en Bélgica y que se ha extendido a otros países. Por medio de una grúa levantan a los comensales a unos 50 metros de altura y allí disfrutan del menú, con preciosas vistas y los pies colgando. Para la revista Forbes fue uno de los diez restaurante más inusuales del mundo. Desde luego.
4. Alcatraz ER (Tokyo, Japón)
Si eres un amante del terror, incluso del gore, te gustará este restaurante ubicado en el barrio tokiota de Shibuya. Está ambientado en los hospitales penitenciarios, las camareras visten ropa de enfermera y llevan jeringuillas y, por supuesto, comes en una celda. Puedes pedir la cuenta golpeando los barrotes, como hacen los presos ‘malotes’ en las películas.
5. Villa Escudero Resort (Labassin Waterfall, Filipinas)
Aquí puedes comer con los pies en el agua, en medio de una plantación de cocoteros y —ahora viene los mejor— ¡junto a una cascada! Las mesas son de bambú, hay música en vivo y te deleitan con danzas tradicionales filipinas. Te aseguro que, en un sitio así, no pasarás calor.
6. Aiguille Du Midi (Chamonix, Francia)
También puedes comer a 3.842 metros de altura con vistas al Montblanc. El restaurante se llama así, El 3842, y tiene capacidad para 30 comensales. Los platos están elaborados con productos de Los Alpes y de las vistas, ¿qué te voy a contar?
7. El bar del museo H.R Giger, (Gruyères, Suiza)
H. R. Giger es el creador de Alien, el mítico monstruo de la película de Ridley Scott. Cuando en 1980 ganó el Oscar por su creación, se compró el Château St. Germain en la ciudad suiza de Gruyères y montó un museo para exponer sus obras. Si haces una parada en el bar podrás sentir que estás tomando algo dentro del mismísimo Alien. En este caso, serás tú quien salga de las entrañas del bicho.
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