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La obsesión del loco solitario

La joven cantante Christina Grimmie, que participó en «The Voice», murió ayer en Orlando a manos de un admirador, uniéndose así a la trágica lista de celebridades asesinadas por fanáticos.

Christina Grimmie
Christina Grimmielarazon

La joven cantante Christina Grimmie, que participó en «The Voice», murió ayer en Orlando a manos de un admirador, uniéndose así a la trágica lista de celebridades asesinadas por fanáticos.

Ha vuelto a pasar. Otro loco solitario escudado en la segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Sí, allí donde se recoge el derecho de los ciudadanos estadounidenses a dar pocas limitaciones en cuanto a poseer armas. Ayer fue asesinada tras un concierto y mientras firmaba autógrafos en Orlando (Florida) la cantante Christina Grimmie, conocida por ser una de las estrellas del popular programa de televisión «The voice». La intérprete, de 22 años, no pudo sobrevivir a las heridas por impacto de bala y falleció poco después de que su atacante se hubiera suicidado. El asesino, de 21, iba armado con dos pistolas y un cuchillo y aparentemente no tenía ningún vínculo con ella.

Es una historia que vuelve a suceder. Christina Grimmie se une a una larga lista formada por tipos oscuros que han pasado a la historia por empuñar el arma para conseguir un poco de notoriedad. Probablemente el más célebre de todos estos infames personajes sea Mark David Chapman, quien mató el 8 de diciembre de 1980 a John Lennon sin motivo aparente, más allá de la demencia. Horas antes del asesinato, Lennon le había firmado un autógrafo y se había hecho una foto con él.

Otro nombre del mundo de la música que fue fatal víctima de la admiración, en 1995, es el de Selena, todo un fenómeno de masas en la música latina de Estados Unidos. Una enfermera llamada Yolanda Saldívar fue la creadora del primer club de fans dedicado a la cantante, además de trabajar para ella. Sin embargo, Selena descubrió que Saldívar había cometido numerosas irregularidades. Cuando quiso despedirla, la asesinó.

También en Hollywood

Esta crónica negra se extiende hasta Hollywood, donde también han ocurrido sucesos muy parecidos al vivido ayer en Orlando. En 1982, Dominique Dunne lo tenía todo de cara para triunfar. Acababa de protagonizar uno de los grandes éxitos de taquilla del momento, «Poltergeist», y recibía varias ofertas interesantes para participar en nuevas películas. Pero su naciente éxito se vio interrumpido el 30 de octubre de 1982, cuando el que había sido su novio la estranguló. Él era un loco que la maltrataba y no quería que fuera actriz. Dunne murió tras pasar cinco días agonizando en un hospital. Increíblemente, el asesino fue acusado de asesinato involuntario, cumpliendo una pena de tan sólo dos años.

Igualmente impactante fue el asesinato de la también intérprete Rebecca Schaeffer, en 1989, víctima de un admirador llamado Robert John Bardo. La había estado acosando durante años, convirtiéndose en un auténtico fanático que disparó contra ella a quemarropa. Hoy cumple una condena perpetua y sigue obsesionado con su víctima.

Si nos vamos al mundo de la política también nos topamos con ejemplos muy parecidos a lo sucedido con Christina Grimmie. Ahí está el nombre de Sirhan Sirhan, a quien se le encontraría tras ser detenido una libreta en la que obsesivamente escribió: «RFK debe morir». Y así lo hizo en junio de 1968, cuando acabó con la vida del senador Robert Kennedy. En las antípodas políticas de Kennedy estaba el gobernador de Alabama, George Wallace, conocido por su política segregacionista. Otro loco solitario, Arthur Bremer, lo dejó inválido para siempre tras descargar su revólver. La obsesión de Bremer inspiró «Taxi Driver», la película que ofuscó a John Hinckley, el hombre que estuvo a punto de acabar con Reagan en 1981.