Artistas

Eduardo Guervós, el hombre que maneja los hilos de Camilo Sesto

Es su mánager y confidente; un amigo fiel, pero también un representante duro y tenaz, tanto que los íntimos del cantante afirman que «Camilo se siente como una marioneta que manipulan otros».

El artista y, detrás, su mánager, que cada vez más actúa como su sombra
El artista y, detrás, su mánager, que cada vez más actúa como su sombralarazon

Es su mánager y confidente; un amigo fiel, pero también un representante duro y tenaz, tanto que los íntimos del cantante afirman que «Camilo se siente como una marioneta que manipulan otros».

A Camilo Sesto le cuesta asumir sus setenta años. Los problemas físicos le obligan a depender de segundas personas tanto en lo íntimo como a nivel profesional. El cantante siempre era quien tomaba las decisiones, quien hacía y deshacía, un hombre incorregible desde su rebeldía y su libertad. A día de hoy, a pesar del lanzamiento de ese single que se vende on-line y que es una versión del «Padre Nuestro» en la que él canta y el Papa Francisco recita, ve que las dependencias son extremas. Apenas puede valerse por sí mismo físicamente, y parece convencido de que, por ello, su carrera musical podría quedar paralizada del todo.

Desconfiado

Una persona cercana al de Alcoy desvela a LA RAZÓN que «Camilo se siente como una marioneta que manipulan otros. Sus limitaciones son tantas que se ve abocado a permanecer en una silla de ruedas tras la caída que sufrió en su casa de Torrelodones hace unos días. A esto, únele las dos operaciones que han tenido que practicarle en uno de sus pies... Se fía de poca gente, prácticamente sólo de su representante, Eduardo Guervós, y de Cristóbal, su secretario y mano derecha, el que con tanto mimo conducía la silla de ruedas en la iglesia de San Antón. De nadie más». Y ambos manejan desde la sombra la vida y los negocios de Camilo, quien asiente a todo lo que le dicen sin poner ni una pega. Su voluntad la manejan otros.

El mismo Guervós reconocía públicamente en la presentación que «Camilo no está en sus mejores momentos». Quizá sea éste el motivo por el que le arrebató de las manos el micrófono cuando un periodista le preguntó si era consciente de que en el Vaticano se desligaban del proyecto del «Padre Nuestro». Fue un acto reflejo y casi violento, un intento de salvaguardar el proyecto sin llegar a innecesarias polémicas. Y en ese momento, todos entendimos que quien manda es Eduardo y no Camilo. Guervós trató por todos los medios de que el cantante no metiera la pata y salió de la pregunta como mejor pudo. Pero Camilo incidió más tarde en que el Pontífice estaba al tanto de todo, aunque sabe perfectamente que no es verdad. Alguien pudo escuchar posteriormente a Guervós «leerle la cartilla» al representado por saltarse el guión previsto. Otra vez la mano que «mece la cuna», la que maneja con autoridad los hilos y la existencia de quien ha vendido millones de discos.

Durante la presentación, intentó levantarse de la silla de ruedas, no sin antes hacer un gran esfuerzo. Los médicos le han recomendado que se tome las cosas con tranquilidad. Sus problemas físicos irán disminuyendo con el tiempo, pero a él la espera se le torna casi un drama. Hasta el último momento Camilo estuvo dudando en asistir o no al acto; sus fuerzas flaquean y necesita más reposo que movimiento. Fue Guervós quien prácticamente le obligó a comparecer.

Hace un par de semanas, una revista publicaba declaraciones del mánager en las que hablaba de varias ofertas profesionales, tanto nacionales como internacionales, que, de aceptarlas, tendrían a Camilo Sesto viajando por España y Latinoamérica desde febrero. Dos giras de varios meses de duración que exigirían un tremendo esfuerzo para un hombre de salud delicada y que tiene mermados los movimientos. Todo está en el aire, pero son pocos los que creen que esos dos proyectos puedan llevarse finalmente a cabo. La última gira del artista por América tuvo lugar el año pasado, y aunque su mánager la califica de «un gran éxito», realmente en España pasó completamente desapercibida. Según dejó entrever el mismo Guervós, el caché por concierto habría alcanzado la cifra de 180.000 euros, por lo que se puede afirmar que regresó con su cuenta corriente bien saneada.

En su última aparición pública, esta semana, tan sólo contó con el apoyo de Ángela Carrasco, una amiga incondicional y fiel del artista, al que conoce desde hace años y con el que ha compartido escenario en más de una ocasión. De hecho, hace unos meses confirmaba que había en marcha un proyecto en el que ambos harían un homenaje a «Jesucristo Superstar», el musical que protagonizaron juntos en la década de los 70. Pero, desgraciadamente, Camilo Sesto no está actualmente para asumir grandes retos. Ha perdido masa muscular y le fallan las piernas. La silla de ruedas es su «compañera» en el día a día y los únicos paseos son por el jardín que rodea su casa. «Me puedo levantar y ponerme de pie un ratito, pero nada más...», confesaba ante los feligreses, los fans y los periodistas que acudieron a la presentación en la Iglesia de San Antón.

Algunos piensan que fue Guervós quien ha alejado a Camilo de un círculo íntimo que, según Eduardo, no le convenía. Hasta en eso mete baza. Sesto se lamenta amargamente de su «discapacidad». Incluso, al hablar, a veces balbucea las frases, las repite una y otra vez, y se expresa con dificultad, lo que le impide cantar como lo hacía antes. Aun así, su mánager no desiste y sigue organizándole actuaciones para 2017. No parece dispuesto a renunciar a suculentas ofertas de trabajo. Tienen una fe ciega en su representado. Le conoce mejor que nadie y sabe que Camilo se crece ante las dificultades y los obstáculos que le pone delante la vida. Amor de amigo fiel y de representante esperanzado. Muchas veces no ves lo que no quieres ver. Pero, por ello, te arriesgas a los «patinazos».

La empresa de Guervós, Guergon Espectáculos S.L., se fundó en 1970 y ha representado o representa, aparte de a Camilo Sesto, a Los Chichos, La Húngara, Pablo Abraira, Camela, Bordón 4, Los Brincos y a Pedro, ex componente de Los Pecos. Tiene su sede central en Madrid, aunque, según anuncia en su web –www.guergonespectaculos.com–, «tenemos delegaciones en América y en el resto de Europa». Guervós es el máximo responsable y en el mundo artístico se le considera un excelente mánager con importantes contactos internacionales. Fue el fallecido Junior quien le bautizó cariñosamente como «Lubi». Dicen de él que tiene buen ojo para descubrir artistas y buena mano para manejarlos. En el caso de Camilo, se puede decir que es su hombre de confianza, casi al mismo nivel que su inseparable Cristóbal, el que le lleva las cuentas, su secretario y amigo incondicional.

Duro negociador

En septiembre de 2015, Guervós anunció que la gira de Sesto por Latinoamérica era su despedida definitiva. Algo que no se creyó a pies juntillas, ya que en 2013 hizo un anuncio similar que no fue cierto. La buena acogida al artista en Chile, Puerto Rico, México y Argentina hizo que recuperara el ánimo y que se animase a sacar al mercado un disco conmemorativo por su 70 cumpleaños y, ahora, la versión cantada del «Padre Nuestro».

Por otro lado, el historial profesional de Guervós nos presenta a un hombre que ha tocado todos los palos del mundo artístico, incluyendo sus facetas como cantante y relaciones públicas de la discoteca Lover, de la que era dueño el motorista Ángel Nieto. Eduardo tenía su propio grupo, Eddy, los Cracks y su batería de goma. Al haber vivido el universo musical en todos sus niveles, nada le pilla de sorpresa. Conoce todos sus entresijos y es un negociador duro y respetado. Hoy, que Camilo Sesto no pasa por sus mejores momentos, podemos afirmar que es quien marca las pautas de su vida.