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El artículo de Lomana: días de confusión

En el desfile de Ion Fiz en Bilbao, junto al diseñador y Mónica de Tomás
En el desfile de Ion Fiz en Bilbao, junto al diseñador y Mónica de Tomáslarazon

Hay días en los que uno no sabe de qué escribir y si estás en un avión rumbo a Canarias después de una semana agotadora de viajes y trabajo tu mente solo te pide descansar. Si piensas en temas que pueden ser atractivos más allá de la borrachera nacionalista catalana que nos invade, nada resulta interesante. Trump y Rajoy me dan mucha pereza, Merkel y sus conflictos para formar gobierno no me interesan. El único personaje en el panorama europeo que me fascina por muchos motivos es Macron. Ese Macron que parece ser mucho más categórico defendiendo a España del secesionismo, plantando cara a los nacionalismos que pueden arrastrar a Europa a un desastre por desgracia muchas veces repetido, que nuestro propio gobierno, que actúa con una tibieza enfermante. A Pablo Casado, uno de los hombres más progresistas del Partido Popular, lo han puesto a escurrir sus compañeros por ni más ni menos que decir lo que todos pensamos, la realidad de lo que está ocurriendo con una enorme claridad, llamando a los usuarios de las redes sociales a dar la batalla contra la hispanofobia.

Las banderas que hoy cuelgan en balcones de todo el país simbolizan una corriente emocional que ha despertado el desafío separatista. Hay muchos españoles que estamos hartos de cómo nos zarandea la propaganda de un separatismo cada vez más contaminado de xenofobia y esquizofrenia. Un claro ejemplo es el futbolista Piqué, jugando en la selección española y llamando a la independencia. Este señor, como otros muchos, todavía no ha entendido que las leyes se hacen para cumplirlas y que no se puede actuar dándoles la espalda y haciendo cada uno «de su capa un sayo». Muy enferma debe estar parte de una sociedad catalana cuando aplaude a un etarra como Otegui, que mató a cientos de personas en Hipercor Barcelona, y llaman fascista a Serrat por no apoyar este referéndum.

A veces me planteo qué será más interesante, la libertad de expresión o la libertad de pensamiento, y desde luego no dudo que el pensamiento, a pesar de que no siempre podamos ejercerlo. La expresión últimamente nos hace estar escuchando continuamente estupideces producto de una gran desinformación y desconocimiento de nuestra historia. A dos días de la hora «H» se perfilan dos frentes. El del nacionalismo catalán contra el Estado de Derecho, cuya defensa asume el Poder Judicial. Está claro que este pulso no lo puede perder España porque no solo está en juego la unidad territorial, sino la estructura misma de la democracia. Ningún país que se respete a sí mismo puede admitir que nadie, por muy iluminado que se sienta, ignore la ley cuando le venga en gana.

Mujer «Marie Claire»

Y como siempre les digo, hay otro mundo mucho más atractivo fuera de este bucle mono temático. Ayer participé en una mesa redonda organizada por la revista «Marie Claire» que celebra sus 30 años en España y han tenido la deferencia de nombrarme una de las treinta mujeres «Marie Claire». Se habló de la situación actual de la mujer que en los últimos 25 años ha dado un enorme y ventajoso cambio social, aunque todavía tengamos un arduo camino de reconocimiento. En general, nos quejábamos de que todavía estamos en desventaja salarial por el mismo trabajo y se espera de nosotras que seamos perfectas, cuidemos de la casa, los niños y con nuestro trabajo aportemos a la economía doméstica resultando un pluriempleo agotador. Ante lo cual se plantearon preguntas muy interesantes que otro día desarrollaré aquí. En mi apartado de recomenciones, no dejen de ver la película «La llamada» y el maravilloso musical «El guardaespaldas». Les deseo un domingo de reflexión y firmeza en nuestra españolidad.