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Ferdinand de Habsburgo, el príncipe de la pista

El hijo del archiduque Carlos de Austria y de Francesca Thyssen-Bornemisza, hija del barón Thyssen, quiere competir en la categoría reina del automovilismo, la Fórmula-1, y como antesala para conseguir este propósito ha sido el mejor «rookie» de la temporada con el equipo español Drivex.

El joven Ferdinand habla cuatro idiomas y quienes lo conocen dicen que es muy trabajador
El joven Ferdinand habla cuatro idiomas y quienes lo conocen dicen que es muy trabajadorlarazon

El hijo del archiduque Carlos de Austria y de Francesca Thyssen-Bornemisza, hija del barón Thyssen, quiere competir en la categoría reina del automovilismo, la Fórmula-1, y como antesala para conseguir este propósito ha sido el mejor «rookie» de la temporada con el equipo español Drivex.

El automovilismo ha sido siempre un deporte caro que ha atraído a toda clase de personas. Desde sus orígenes, valores como la velocidad, la tecnología, la épica y la pasión que desprenden las carreras han despertado el interés de todos los estratos sociales y, por supuesto, de familias reales y nobles de todo el mundo. Para llegar a lo más alto de la Fórmula-1 todavía hace falta mucho dinero o que compañías como Red Bull, Mercedes, Ferrari y pocas más se fijen en jóvenes pilotos para hacerles un leonino contrato con apenas 14 años de edad y tutelar su trayectoria deportiva hasta, si lo valen, alcanzar la categoría reina. El apoyo económico es fundamental, pero sin talento hay poco que hacer. Y en el caso de Ferdinand Habsburgo-Lorena se dan todos estos factores.

Encaminado a la F-1

Es uno de los nombres que más ha sonado en las últimas semanas como uno de los valores que se encaminan hacia la F-1 en los próximos años. Sólo tiene 19 años (no tan joven ya para este deporte) y desde luego con semejantes apellidos el soporte económico no es problema. Su padre es el archiduque Carlos de Austria, descendiente directo de la Casa de Habsburgo y de la Corona del Imperio Austrohúngaro y su madre, Francesca Thyssen-Bornemisza, hija del barón Heinrich Thyssen, que contrajo matrimonio con la española Carmen Cervera, que actualmente ostenta el título de baronesa desde que enviudó en 2002. La relación de Cervera con la madre de Ferdinand no es precisamente buena y a lo largo de estos años han pasado por diferentes situaciones derivadas de las controversias surgidas por la herencia del barón y los distintos puntos de vista a la hora de gestionar el museo madrileño en el que se encuentra su colección.

Ferdinand siempre pasa de puntillas con todo lo relacionado con su familia e intenta ser uno más en los circuitos. Quiere llegar a la Fórmula-1 y está dando los pasos necesarios para hacerlo, eso sí, a golpe de talonario, como no puede ser de otra manera en esta categoría. Cada temporada del campeonato tiene un coste que supera el medio millón de euros y es de los pocos pilotos que dejan de correr en invierno porque en esta época se traslada a Nueva Zelanda para competir en un certamen de monoplazas y así evitar perder la forma. En 2016 ha disputado la Eurofórmula, una categoría que da acceso a la GP2, verdadera antesala de la Fórmula-1. Quienes saben de esto afirman que Ferdinand de Habsburgo cuenta con todo lo necesario para ser un piloto «top» y por este motivo el próximo año será clave en su trayectoria deportiva.

Esta campaña ha corrido con el equipo español Drivex y su buen hacer le llevó hasta el subcampeonato y a ser nombrado el mejor «rookie» de la temporada. Llegó hasta la escudería de la mano del ex piloto Pedro de la Rosa, ya que ambos tienen un buen amigo en común, el también ex piloto de Fórmula-1 Alex Wurz. Tanto Ferdinand como Wurz viven en Mónaco y gracias a esta relación el austriaco recaló en la estructura con sede en Madrid. Los dos viajan a menudo de vacaciones e incluso se les ha podido ver juntos en Jamaica. Recientemente, Habsburgo cambió su residencia a Londres.

El próximo año, según su representante, Jamie Campbell-Walter (un escocés ex piloto de carreras con cierto éxito), Ferdinand correrá en la FIA Fórmula-3 y participará en alguna competición más, una campaña cuyo coste asciende a 1,5 millones de euros.

Quienes han trabajado con él afirman que es un joven extremadamente educado, que trata a todo el mundo por igual y que es todo un currante. Fue su madre, Francesca, la que tuvo que intervenir para colocar a la persona adecuada junto a Ferdinand para acompañarle y dirigir sus pasos. Campbell-Walter está emparentado lejanamente con la familia y ahora le lleva con mano de hierro. El escocés habla muy claro, no tiene nada que perder y por ese motivo va siempre con la cabeza bien alta. Es el particular «sargento de hierro» de Ferdinand y desde que está a su lado los éxitos le acompañan. Aún así, en 2016 no fue campeón en el año de su debut en la categoría por cometer algún que otro pequeño error que finalmente le costó el título frente a un italiano que sumaba ya su tercera temporada en la Eurofórmula.

Amabilidad exquisita

Sus padres, por separado y rara vez juntos, le visitan en cada carrera en la que compite por toda Europa y quienes han tratado con ellos dicen que su amabilidad resulta exquisita y que se preocupan mucho por la trayectoria de su hijo. Ferdinand habla cuatro idiomas (inglés, austriaco, húngaro y alemán) y se defiende en italiano y español. Su padre sí lo habla perfectamente, ya que vivió varios años en Barcelona.

Dado su origen, sorprende que no pertenezca a ninguna cantera de pilotos de grandes compañías, pero se sabe que tiene muy buena relación con los personajes más influyentes de la actual F-1, el austriaco Toto Wolf y el campeón Niki Lauda, máximos responsables de Mercedes, la escudería que arrasa en la Fórmula-1. Ferdinand empezó relativamente tarde en el mundo del automovilismo y ahora no tiene ninguna actividad académica, ya que está completamente centrado en este deporte para cumplir su objetivo. Francesca es la que más «controla» el tema y es bien sabido que quiere apartarle de los medios y no desea que se convierta en objetivo de las cámaras y que lleve un vida más o menos normal dentro de lo que cabe, a pesar de descender de una estirpe tan importante. En la Fórmula-1 ya siguen sus pasos y puede que dentro de un par de años acompañe en las parrillas de salida a pilotos como Vettel, Hamilton o Sainz.