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La gran boda filipina de Sotogrande
La nieta del fundador de la exclusiva urbanización gaditana, Paola Zóbel, se casó ayer con el jugador de polo Santiago Laborda en un enlace de ensueño en el restaurante que la propia novia dirige
La nieta del fundador de la exclusiva urbanización gaditana, Paola Zóbel, se casó ayer con el jugador de polo Santiago Laborda en un enlace de ensueño en el restaurante que la propia novia dirige
Apartir de las seis y cinco de la tarde, varios autobuses fletados por la familia Zóbel empezaban a recoger a los 400 invitados que estaban repartidos por los tres mejores hoteles de la urbanización Sotogrande, en Cádiz: El Almenara, el Hotel del Tenis y el del Puerto. Con un destino fijo: estar todos sentados y preparados para recibir a los novios, Paola Zóbel y Santiago Laborda, a las siete de la tarde en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced. Recibe ese nombre en honor a la tía abuela de la novia, Mercedes Zóbel, esposa del militar Joseph McMicking, uno de los creadores de Sotogrande y del edificio religioso. Cuando McMiking y Mercedes Zóbel compraron una gran finca en Cádiz decidieron convertirla en lo que hoy es la urbanización. Al no tener hijos, se fijaron en los sobrinos de ella para seguir el negocio, entre los que estaban Enrique y su mujer, Rocío Urquijo. Son los padres de Íñigo Zóbel, el padre de la novia. El abuelo de Paola se casó en segundas nupcias con la estadounidense Dee Hora, que estuvo ayer en la ceremonia en calidad de abuelastra, representando a esa generación de la familia que dio origen a la urbanización.
La joven pareja no se casó en la ermita de la finca familiar de San Enrique con vistas a Gibraltar porque no había espacio suficiente en ese templo para los 400 invitados, pero, al final, todo quedaba en casa. Antes del enlace ya habían sido agasajados el domingo con una cena en el bar Gigi’s Beach con espectáculo ecuestre incluido y el lunes con un asado en el restaurante Campo II. Allí supimos que la familia Preysler ya considera al Nobel peruano como el tío Mario. Uno de los invitados era el sobrino de Isabel Preysler, Álvaro Castillejo, jugador de polo e hijo de Beatriz, la hermana fallecida de Isabel, que al referirse al escritor le anteponía el apelativo de «tío».
Un enlace muy esperado
La de ayer fue una boda muy esperada por la familia y que se retrasaba en el tiempo, no porque el novio no les gustara a los padres de Paola, ya que Santiago Laborda es un polista argentino que comparte afición con su ya suegro, Íñigo Zóbel, propietario del equipo de polo Ayala. Su suegra, Maricris Cárdenas, una filipina que fue modelo y se casó a los 20 años con Zóbel, estaba «preocupada» porque su niña no quería contraer matrimonio. Finalmente, la joven aceptó. De sus cuatro hermanos, las tres mujeres están solteras; la mayor se casó en Manila en una boda de ensueño, pero al cabo de un tiempo se separó, tan sólo el varón de la familia permanece casado. Cárdenas estaba deseando celebrar un enlace.
Ese deseo no requería necesariamente encargarse de organizarlo, dado que los invitados llegaron desde todos los rincones del planeta y aunque las mujeres de la familia tienen infraestructura y un gusto exquisito, prefirieron encargar la organización a las «wedding planners» filipinas Paula y Marina Herrera Soriano. Contaban con la gran finca familiar de los Zóbel-Cárdenas para montar allí las carpas, pero los novios prefirieron ofrecer el cóctel, seguido de cena y fiesta, en el restaurante Asador Cancha II, propiedad de la novia y decorado por ella misma. Un restaurante finca especializado en eventos y en asados argentinos a la cruz o en parrilla. Pero anoche durante el cóctel y la posterior cena de bodas la gastronomía del lugar mutó a una cocina de vanguardia, la del dos estrellas Michelin Dani García.
El chef malagueño le hizo varios guiños a los orígenes asiáticos de la familia, ofreciendo a los comensales durante el cóctel los fideos filipinos Pancit Bihon y los rollitos de cerdo y gambas Lumpiang Shanghai. El menú no dejó indiferente a nadie porque García se lució con su ensalada de bogavante con agua de tomate y microvegetales, con el bacalao negro con espinacas trufadas y emulsión de champagne y con la ternera envuelta en ravioli con setas y puré de patata negra. Curiosamente, el convite tuvo como postre final la luna de Sotogrande porque no hubo tarta nupcial. Algunos invitados abandonaron el lugar a partir de la una, pero el festejo se alargó con baile hasta la madrugada.
Exclusiva no exclusiva
Aunque la madre de la novia sea socia de la licencia de la edición filipina de la revista «¡Hola!», por lo que se espera que la publicación tenga la exclusiva, no se impidió que los invitados llevasen sus móviles, ni tampoco hubo controles de seguridad para evitar que se filtraran fotografías del enlance. Paola es lo más alejado de una «it girl». Los que la conocen dicen de ella que es un encanto; sencilla, guapísima y trabajadora gracias a que su familia es discreta y nada ostentosa a pesar de sus exclusivas amistades. Como ejemplo, el hecho de que el domingo el Rey emérito hubiera querido seguir la final de polo de la Copa de Oro Cartier en el palco de los Mora Figueroa, junto a Maricris Cárdenas de Zóbel, en vez de hacerlo con la representación árabe que también se encontraba allí.
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