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La rubia zen y el actor al que interpreta Don Draper

La rumorología de Estados Unidos convierte en realidad la «escondida» relación entre Gwyneth Paltrowy el productor de «Glee», Brad Falchuk

«MI CITA Y YO». Falchuk publicó esta imagen en su cuenta de Instagram
«MI CITA Y YO». Falchuk publicó esta imagen en su cuenta de Instagramlarazon

La rumorología de Estados Unidos convierte en realidad la «escondida» relación entre Gwyneth Paltrowy el productor de «Glee», Brad Falchuk

Gwyneth Paltrow, gurú y actriz, ha confirmado su relación con el productor Brad Falchuk («Glee», «American Horror Story»). Bueno, en realidad ha sido él quien colgó una tierna fotografía de la pareja en Instragram. Sonríen minutos antes de cenar en Los Ángeles. La ciudad de Bukowsky no tiembla ante la extravagancia, encantada con la rubia vegana y flaca. Según el «New York Times», Paltrow practica la meditación trascendental, esa buñuelería con aroma a pachuli. También adora los lavados de vagina mediante la combinación de vapor de agua y rayos infrarrojos. ¿Y? Cualquiera que viva en Nueva York conoce a gente obsesionada con el zumo de apio. Tipos que juran hipando y con los ojos rojos que su vida cambió y hasta escriben fetén desde que buscan el origen del cosmos en una manzana. Hay quien acude una vez al mes a una clínica para que le limpien el colon y quien encontró paz, felicidad y etcétera mediante el consumo bulímico de autoayuda. Paltrow mantiene abierto un blog en el que igual topas con una receta para eliminar el mercurio de tu hígado que con un canto a la reflexología. Paltrow es Afrodita metamorfoseada en hada del amuleto y campeona del yoga. El yoga y la meditación y el agua mineral como combustible para amas de casa aterrorizadas por el cáncer que buscan en una actriz de segunda un toque de glamour y otro de homeopatía.

Encuentro de particular interés su alabanza de ficciones como la acupuntura. Ya sabes: «La medicina oriental sigue una ruta distinta a la occidental, es más holística». Algo de razón tendrá, te dice en un bar cualquiera de Brooklyn gente a la que creías alfabetizada, confirmando de paso que Paltrow responde a una pulsión del mono bípedo, adicto a las soluciones en grajeas, a la filosofía de tabloide. El zodiaco te redimirá y el Año del Tigre será tuyo y verás prodigios en los posos del té. De Elle Mac-pherson, devota de los remedios chinos, a Oprah Winfrey rodeada de curanderos, el culto a lo irracional goza de buenos propagandistas. Pero cualquiera dispara contra los cuentacuentos espirituales, pluriempleados como zahoríes de la moda, el zen y los chacras, en la era del pensamiento líquido. Ronean en internet. Acuden a la televisión. Escriben libros. Son famosos y zafios. Sepa usted que existen otras medicinas aparte de la occidental, igual que hay otras civilizaciones .

Limpia de toxinas

Hace años Paltrow apareció con marcas circulares en la espalda en una fiesta, fruto de haberse practicado una terapia con vasos sobre la piel que limpia tu organismo de toxinas. En otra ocasión explicó que prefería los berberechos al jamón ibérico. Comienzas por despreciar el bellota dulce y terminas casada diez años con Chris Martin, líder de una parodia de U2 en dibujos animados llamada Coldplay. Su estética estomagante, carcinoma de azúcares, hacía juego con la pijotería de la emperatriz del aguacate. Alguien que escribe en su blog que Hong Kong «tiene una energía increíble» y «es un lugar mágico» es alguien que llegará lejos.

Mapamundi freudiano

Fue cosa de mucho susto contemplar a Don Draper recibir el premio a Mejor Actor en los Emmys. Digo Draper y no Jon Hamm, el actor que le da vida en «Mad Men». Entre el gusto por el frasco y el carisma suicida resultan indistinguibles. Yo esta confusión la atribuyo al Método, brujería de Stanislavski que eclosiona con Lee Strasberg. Consiste en que el cómico bucee en su inconsciente, exhiba neurosis y haga de cada papel un mapamundi freudiano. Al respecto cuentan que Mastroianni se tronchaba cuando supo que De Niro estuvo tres meses a dieta de bollos para interpretar a Jake LaMotta, el Toro Salvaje. Sabía el italiano que actuar es un juego por el que encima cobras. Pero en el caso del protagonista de «Mad Men» ya no hay ni Método. Estamos ante un personaje interpretado por Draper. Algunas noches, cuando no retoza en la cama con una pelirroja o elucubra la nueva publicidad de Pam America, dice llamarse Jon Hamm y hasta recibe premios.