Historia

París

Los rumores sobre la paternidad de Enrique, a escena

Hewitt y el príncipe Enrique son como dos gotas de agua
Hewitt y el príncipe Enrique son como dos gotas de agualarazon

Una nueva obra teatral recupera la idea de que James Hewitt podría ser el padre del segundo hijo de Lady Di

Diana de Gales vuelve a la vida, o al menos de forma metafórica. La culpable de traer de vuelta al ojo público a la «princesa del pueblo» es una obra teatral que se estrena en Reino Unido el 9 de enero. «Verdades, mentiras, Diana» cuenta con la aprobación de James Hewitt para confimar que él y Diana se conocieron 18 meses antes del nacimiento del príncipe Enrique, lo que ha encendido una vez más la duda sobre la paternidad del chico. El ex amante siempre había negado ser su padre, incluso en 2002 hizo unas declaraciones públicas con las que intentó zanjar el rumor, afirmando que «podía asegurar de forma taxativa que él no era el progenitor, aunque debía reconocer que el parecido físico, incluyendo el pelo cobrizo, era un hecho». Una década de rumores, un libro en el que Hewitt vendía su romance con la princesa y algún «reality show» más tarde, la sensatez del que fuese el instructor de equitación de Diana ha menguado, pero las habladurías sobre el parentesco entre Enrique y él siguen vigentes. La historia «oficial» contada por la pareja amante manifestaba que su relación comenzó en 1986 –dos años después del nacimiento del vástago real–, hasta ahora.

Un relato poco «real»

Según comenta Jon Conway, autor de la obra teatral, James le habría revelado durante más de dos años unas importantes declaraciones que no fueron públicas. Estas confesiones se vuelcan en la representación escénica, en la que se narra cómo un periodista investiga en 1997 la trágica y sospechosa muerte de la princesa en París junto a Dodi Al-Fayed, y se entrevista con diversos personajes cercanos a ella. Así, cuando el personaje de Hewitt es preguntado por el periodista en el escenario, asevera: «Diana y yo comenzamos nuestra relación un año antes de que naciera Enrique, esto no prueba que sea su padre, pero es una realidad incómoda», añadiendo que «por supuesto sabe quién es el padre de Enrique». Mientras el chisme crece, el ex oficial de caballería y amante sólo ha ratificado que el guión de la obra es exacto, pero que aquéllas no fueron sus palabras, según comenta a «The Mail».

Esto no hace sino aumentar el desconcierto, del que parece que el único beneficiado es Hewitt, volviendo a aparecer en las páginas del «cuore» británico. Estaecotilleo fue seguramente el que más dolió a la «lady», ya que, además de manchar a Carlos de Gales, afectaba de forma directa a su hijo, el cual adquirió los valores humanitarios y caritativos que Diana llevó a cabo. El estreno de la función parece levantar polvo en el país anglosajón, por lo que el autor ha declarado que sus fuentes de inspiración fueron entrevistas con personas cercanas a la desdichada Diana –entre ellas, el mismo Hewitt–, y señala a amigas y Paul Burrell, ex mayordomo de la misma durante aquella etapa. Por otro lado, comentaristas reales que han visto la función la tachan de «un sinsentido de principio a fin». Mientras que Penny Junor, biógrafo del príncipe Enrique, garantiza que la figura del «eterno amador» de Lady Di no apareció hasta una vez nacido el chico y recuerda que en 2003 el medio «News of the World» ya realizó una prueba de ADN para averiguar la paternidad a partir de una hebra de pelo de Enrique, dando como resultado un rotundo negativo. En definitiva, la obra teatral deja al espectador la posibilidad de que él mismo cree sus confabulaciones, ya que al fin y al cabo toda esta historia se basa en ellas. Lo que sí es seguro es que la «princesa del pueblo» inglés sigue siendo rentable muchos años después de su fallecimiento, alargando aún más la sombra de su mito.