Casas reales
Los Windsor se hacen notar
En los últimos meses la familia real inglesa está más que nunca en el candelero. Los sucesivos comunicados a la Prensa por parte de unos y otros los sitúan en la primera línea de la actualidad. Primero fue el príncipe Harry, en defensa de su novia, Meghan Markle. Antes lo fue su hermano por unas fotografías de su mujer, la duquesa de Cambridge, en topless. A ellos se ha unido el príncipe Andrés en defensa de sus hijas
En los últimos meses la familia real inglesa está más que nunca en el candelero. Los sucesivos comunicados a la Prensa por parte de unos y otros los sitúan en la primera línea de la actualidad.
A los periodistas que cubren los compromisos públicos del hijo menor de Lady Di se les ha prohibido que hagan preguntas sobre su relación sentimental con Meghan Markle. Pero lo cierto es que los tabloides llevan días barajando la posibilidad de que la pareja se haya comprometido ya. No es la primera primera vez que suenan campanas de boda. Hace dos años saltaron las alarmas, cuando el soltero de oro de Buckingham Palace apareció varias veces en sólo tres días en público con Cressida, su novia de entonces.
Con la actriz tampoco se esconde. Esta misma semana, la pareja fue vista comprando un árbol de Navidad en Pine and Needles, una tienda del parque Battersea, a orillas del río Támesis. Fue el propio príncipe el que cargó con el árbol en cuestión, por el que pagó 65 libras. «Sabían exactamente qué árbol querían, no fue un proceso largo, eran muy amistosos, muy agradables», declaró a la BBC Zaqia Crawford, uno de los empleados. Según Ollie Wilkinson, otro de los trabajadores de la tienda, los dos iban «cogidos de la mano, y ella llevaba en su otra mano un manojo de muérdago».
La pareja se conoció en mayo en Canadá, cuando el nieto de la soberana Isabel II, de 32 años, estaba promocionando los Juegos Invictus 2017 en Toronto, donde reside Markle, de 35 años, debido a que es allí donde se rueda la serie «Suits», en la que es protagonista. De madre afroamericana y padre holandés, la actriz es licenciada por la Universidad Northwestern en la doble titulación de Teatro y Relaciones Internacionales. Se casó con el productor cinematográfico Trevor Engelson en 2011 y se separó dos años más tarde, por lo que, en caso de compromiso real, su condición como divorciada supondría un problema para la Iglesia anglicana.
La relación no ha celebrado ni siquiera el primer aniversario. Pero en los últimos meses, la actriz ha viajado varias veces a Londres. Es más, se ha llegado a alojar en el palacio de Kensington y ha conocido al príncipe Carlos y los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina. Lo cierto es que Guillermo no está nada contento en cómo su hermano pequeño está gestionando el noviazgo. Y no porque tenga nada en contra de la estadounidense. Todo lo contrario. Su preocupación es más bien por cuestión de protección. Según el «Daily Mail», el heredero al trono se llevó un gran disgusto cuando Enrique publicó el mes pasado un comunicado sin precedentes donde pedía a la prensa terminar con el acoso hacia la intérprete. Guillermo sabe que su hermano es muy temperamental y lamenta que no pensara dos veces antes de emitir un texto tan cargado de sentimiento que, a su juicio, no ha hecho otra cosa que despertar aún más el interés de los rotativos.
En noviembre, Enrique rompió el «protocolo» con un comunicado donde no sólo confirmaba su romance sino que además denunciaba la actitud de los paparazzis. «El príncipe está preocupado por la seguridad de la señorita Markle. Sabe de la curiosidad que despierta su vida privada. Nunca se ha sentido muy cómodo con ello, pero ha intentado no hacer demasiado caso al interés desmedido de los medios», señalaba el texto. «Su novia ha sido sometida a una oleada de abuso y hostigamiento (...). La portada en un periódico, los comentarios racistas y el sexismo desmedido en algunos artículos», continuaba la nota. «El príncipe Enrique está profundamente decepcionado por no haber sido capaz de protegerla. Es consciente de que mucha gente dirá que es ‘‘el precio a pagar’’, pero esto no es un juego: es la vida de los dos», proseguía. En este sentido, el duque de Cambridge considera que su hermano ha cometido un error. «Cree que se ha precipitado y que la declaración ofreció demasiada información y sólo sirvió para alimentar la especulación sobre lo serio que se está tomando esta relación», aseguró una persona cercana a la familia real. «También podría ponerlo en una posición difícil en el futuro, independientemente de si la relación prosigue o no», matizó la misma fuente a «Daily Mail».
«Guillermo sabe que su hermano puede ser impulsivo y entiende que es algo que sentía que tenía que hacer. Le apoya en todo, pero cree que es perjudicial hacer públicos sus sentimientos», añadió. Sin embargo, la versión oficial es otra. Un portavoz del Palacio de Kensington –donde se gestiona la agenda de los dos nietos de la soberana– señala que el heredero al trono fue informado antes de hacer público el comunicado y que tanto él como Catalina «entendían» las preocupaciones de Enrique. «El Duque de Cambridge entiende absolutamente la situación con respecto a la privacidad y apoya la necesidad de que el príncipe Enrique apoye a sus seres más cercanos», matiza.
Otros anuncios oficiales
Lo cierto es que, a lo largo de su vida, los hermanos tan sólo han publicado un puñado de comunicados oficiales en relación con sus vidas personales. Algunos se han referido a su difunta madre, como cuando una revista italiana imprimió una fotografía en 2006 en la que se podía ver a Lady Di agonizante en los restos de su coche. También acusaron a su ex mayordomo, Paul Burrell, de una «traición fría y abierta» después de que éste escribiera un libro contando todos los detalles de la época en que había estado trabajando en palacio.
Por su parte, Guillermo también denunció las fotografías en topless de su esposa publicadas en una revista francesa en 2012, describiendo el incidente como una invasión «grotesca» de su privacidad. Y más recientemente, el heredero ha emitido una advertencia a los fotógrafos sobre sus intentos de obtener imágenes de sus hijos.
En cualquier caso, hay miembros de la familia real a los que les gusta más hablar. Y es el caso del príncipe Andrés, que esta semana ha aclarado que «no hay ninguna verdad» en los rumores difundidos por la Prensa, que apuntan a la existencia de diferencias con su hermano, el príncipe Carlos, por la participación que sus hijas, Beatriz y Eugenia, deberían tener dentro de la familia real. En el documento enviado desde su oficina privada en lugar de la del Palacio de Buckingham, Andrés también tilda de «completa fabricación» que haya pedido que asignen títulos a los futuros maridos de sus hijas. En octubre la prensa británica publicó que el príncipe Andrés quería que la reina asignara a Beatriz y Eugenia funciones oficiales a tiempo completo subvencionadas por el contribuyente. En la supuesta misiva que se dirigió a la monarca, cuyo borrador fue originalmente redactado por la secretaria personal del duque, Amanda Thirsk, el príncipe Andrés se lamentaba de que los duques de Cambridge, así como el príncipe Enrique, lleguen a hacer sombra a las princesas cuando fallezca la soberana y Carlos se convierta en rey.
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