Islas Baleares

Mallorca, vacaciones a toda vela

En un verano en el que el Real Club Náutico augura que se batirán todos los récords, los Reyes regresan a Mallorca con una intensa agenda.

Felipe VI, el año pasado, en una imagen que se repetirá dentro de escasos días en Palma
Felipe VI, el año pasado, en una imagen que se repetirá dentro de escasos días en Palmalarazon

En un verano en el que el Real Club Náutico augura que se batirán todos los récords, los Reyes regresan a Mallorca con una intensa agenda.

Este año la 34ª Copa del Rey Mapfre de Vela contará, como es tradicional, con la participación del Rey Felipe, ya que, si no hay cambios de agenda, está previsto que llegue a Palma de Mallorca el viernes 31 y que, por lo menos, se quede hasta el lunes 10 de agosto. Patroneará el barco de la Armada, el «Aifos», de 45 pies y unos 10 tripulantes. De ahí que esté garantizada su presencia en la entrega de trofeos en el recinto de Ses Voltes. En un principio se pensó que se entregara en el palacio de la Almudaina pero finalmente se ha descartado. Si doña Letizia acompañará a su esposo es una incógnita, ya que desde el año 2009 no acude a la entrega de trofeos y tampoco sigue las regatas, de ahí que en la imaginería popular se deduzca que la vela no es su deporte favorito.

En esos días que pasarán en la isla, tendrá lugar la audiencia del Rey Felipe con las nuevas autoridades de las islas, previsiblemente para el martes 4 en el palacio de la Almudaina, aunque fuentes cercanas al Gobierno Balear y al Ayuntamiento de Palma no han querido confirmar la fecha y la respuesta ha sido la misma : «Las previsiones de agenda las hacemos con unos días de antelación y aún Protocolo no nos ha informado». Cambian los políticos pero no su sistema informativo. Lo que sí nos han aclarado es que la petición de abrir los jardines de Marivent no tiene fecha aún y que se hará «sin agobiar».

Se están cerrando más citas. Previsiblemente para el miércoles 5 tendrá lugar el encuentro con la sociedad balear. Unas 250 personas departirán distendidamente con los Monarcas, mientras cenan de pie por el palacio de la Almudaina, a base de canapés con productos mallorquines. A la agenda «oficial» también se unen las invitaciones privadas que se reciben en Marivent, como la de salir a cenar con amigos o la que ha cursado el hotel Valparaíso a la Familia Real para que acudan a su tradicional cena de «Mallorquines de verano», donde se degustan viandas típicas de las islas y se agradece a veraneantes ilustres su visita a Baleares. «Hemos invitado a toda la Familia Real porque con su presencia en la ciudad y con la Copa de Vela, Mallorca está a rebosar. Nosotros tenemos nuestras 174 habitaciones ocupadas, su visita nos beneficia a todos y también creo que las regatas deberían de estar protegidas», comenta Toni Ferrer, director general del cinco estrellas palmesano.

w batir todos los récords Las previsiones, por tanto, auguran un inicio de agosto muy activo para la Familia Real, aunque no sean, propiamente dichas, unas vacaciones muy privadas, porque sólo en el Náutico hay acreditados más de 200 periodistas. Y, como asegura Javier Sanz, presidente del Real Club Náutico y de la Copa del Rey de Vela, «tenemos mucho apoyo de las autoridades baleares porque son conscientes de que esta semana de regatas genera unos once millones de euros de beneficio, según un estudio realizado por la propia Universidad Balear. Hay 1.800 marineros que se desplazan a Mallorca y el impacto mediático también es importantísimo. Este año batiremos todos los récords».

Sería bueno seguir con la tradición de invitar a los herederos de las coronas europeas, como ya hicieran Lady Di y el príncipe Carlos en 1986 y 1987 o Haakon y Mette Marit en 2003. Y dada la complicidad que tienen los monarcas españoles con los reyes de Holanda, también sería muy bien recibido ver a Máxima y a la Reina Letizia dando un paseo en coche de caballos, visitando la catedral de Palma de Mallorca o alguna de las exposiciones o conciertos por el centenario de la muerte del archiduque Luis Salvador. Por cierto, puestos al habla con la embajada de los Países Bajos, ni confirman ni desmienten, igual que la Casa Real Española, que los monarcas holandeses vayan a ir a Marivent. El rey Harald sí que ha seguido, hasta que la salud se lo ha impedido, acudiendo a la cita balear. Competía con su barco y su tripulación polivalente, ya que algunos de sus marineros también se ocupaban de las labores de seguridad y le acompañaban en sus caminatas por el paseo marítimo mientras se quitaba la sed con unas cervecitas bien frías en los establecimientos que encontraba a su paso. Todo con una normalidad tan sorprendente , incluso no dudaba en charlar con alguna periodista que osaba llamarle «Mister Harald, señor Harald». Le debía de parecer tan chocante que se paraba ipso facto y no tenía inconveniente en comentar la jornada náutica.

Descalzo y sin complejos

Porque si algo tienen estas regatas es el buen clima que se establece, los marineros son gente cordial y hasta el entonces Príncipe y ahora Rey Felipe no ha tenido nunca el menor inconveniente en descalzarse delante de todos en el pantalán a su llegada y cambiar los náuticos con calcetines por unas avarcas menorquinas o comerse un bocadillo, con buen apetito, mientras discuten en cubierta las maniobras. Por cierto, un bocadillo que, cuando era pequeño, le llevaba por las mañanas su madre, Doña Sofía, al náutico y se lo subía a la cubierta del «Sirius II», el barco de la Armada en el que navegaba en esa primera época. Y todo esto lo pueden presenciar todos los ciudadanos que quieran, como apunta Javier Sanz, presidente del Real Club Náutico: «Las instalaciones del club están abiertas a la ciudad y los palmesanos pueden disfrutar de la regata y ver los pantalanes con los barcos atracados o cómo toman la salida o la llegada diariamente».

Una tradición que procuran inculcar a los pequeños de la familia: se espera a los Urdangarín y a los Marichalar el 27 de julio para tomar sus clases de vela. Aún no se sabe si la Infanta Leonor asistirá a su primer curso de vela. Como dijo su padre el año pasado: «Será ella quien lo decida. A mí me gustaría, pero es a ella a quien le tiene que gustar».