Famosos
Marcela Temer, la Grace Kelly de Brasil
La esposa del presidente de Brasil tiene 33 años y es licenciada en Derecho.. Guapa y elegante, ha participado en algunos concursos de belleza. sólo ha trabajado como recepcionista en un periódico local
La esposa del presidente de Brasil tiene 33 años y es licenciada en Derecho. Guapa y elegante, ha participado en concursos de belleza y sólo ha trabajado como recepcionista en un periódico local
«Marcela Temer es una mujer con suerte», escribía la revista brasileña «Veja», una de las más leídas del país, semanas antes de la toma de posesión de Michel Temer, nuevo presidente del país suramericano. La publicación describe a la joven de 33 años como «bella, recatada y del hogar», características que despertaron la furia de más de una asociación feminista, pero que ciertamente describen a Marcela. En las pocas entrevistas que ha concedido a medios locales, todos los periodistas y las personas consultadas hacen hincapié en la cantidad de veces que Marcela repite las palabras «obrigada» (gracias) y por favor.
El que fue su estilista durante una temporada comentó a la revista «Tpm» que la mujer de Temer es «educadísima» y que «así como Athina Onassis cuando venía a mi salón, Marcela dejaba del lado de afuera a sus guardaespaldas». «Tiene todo para ser nuestra Grace Kelly», afirma el peluquero.
En su juventud Marcela quiso ser presentadora de televisión o periodista –«cosas de la adolescencia», diría luego al respecto–, pero se casó tan joven, cuando ella tenía 20 años y él 63, que nunca llegó a ejercer ninguna profesión, salvo, de manera breve, la de recepcionista. Eso sí, participó en varios concursos de belleza en Pualinia, su ciudad natal, y en Campinas, otra localidad cercana a São Paulo; en ambas ocasiones quedó de segundo lugar. Después de su matrimonio –que celebraron sólo por lo civil, pues Temer es divorciado– Marcela estudió Derecho, aunque no llegó a licenciarse porque tuvo a su hijo Michelzinho, hoy de 8 años. Al final del año pasado, la joven creyó que estaba embarazada de su segundo pequeño, pero no fue más que una falsa alarma. Nina, su hermana, asegura que aún tiene esperanza de tener pronto una niña. Para su esposo, que ya tiene cuatro hijos y dos nietos, sería el sexto descendiente.
En su primero cita, Temer le preguntó a la joven su edad: «¿Tienes veinte y cuántos años?», a lo que ella contestó entre risas: «Acabo de cumplir 19». La diferencia de 43 años entre ellos no desalentó al entonces diputado federal, que cuarenta minutos más tarde ya la había besado por primera vez. Esa noche, después de dejarla en casa de sus padres, donde Marcela vivía, Temer la llamó: «Comenzó a gritar: “Te amo, te amo, te amo”», recordó ella recientemente en una entrevista. «Descubrí a primera vista que ella era, como aún es, la mujer de mi vida», aseguró el presidente a «Tpm».
Su historia de amor había comenzado poco antes, cuando se conocieron en un evento del partido democrático en Pualinia. Ella asistió junto a su madre y su tío impulsada por su padre, que creía que le serviría para lanzar su breve carrera como modelo. Sin embargo, de ese encuentro surgió un futuro que Marcela jamás imaginó. Dos meses después de que aquel día –en que apenas hablaron y se hicieron una fotografía–, ella le envió un correo electrónico: «Una cosa escueta, casi fría», recordó ella posteriormente. Un par de días más tarde, recibió una llamada de su futuro marido: «¡Dios mío, es Michel Temer!», se sorprendió ella, y aceptó su invitación de salir a pasear por la ciudad. Un año más tarde se casaron y Marcela se fue a vivir a São Paulo con Temer, donde se encargaba, según «Veja» de llevar y buscar a Michelzinho al colegio y de los asuntos del hogar. Permaneció con su hijo en São Paulo los meses en que Temer estuvo de presidente interino, aunque ahora seguramente la familia entera se trasladará a Brasilia.
Allí Marcela podría ver su vida muy alterada, puesto que su posición como primera dama le requerirá estar al lado de su esposo en eventos públicos como no ha hecho hasta ahora, salvo en contadas ocasiones. Una de ellas fue en 2011, cuando subió al poder Dilma Roussef, a quien ahora Temer reemplaza, y la joven Marcela, con su trenza de lado, su tatuaje en el cuello –es el nombre de su marido y se lo hizo justo después de la boda– y el hombro al descubierto llamó la atención de miles que rodaron su foto sin cesar por las redes sociales.
Su esposo ya ha dicho que piensa hacerla responsable de «toda el área social», ya que son temas por los que Marcela siente «mucha preocupación». Así, su agenda pasará de los asuntos hogareños a los de Estado.
Musa de poemos eróticos
En 2013, el hombre que acaba de convertirse en presidente de Brasil, publicó un libro de poemas eróticos, «Anónima intimidad», que probablemente ahora verá aumentadas sus ventas y en los que la sombra ardiente de Marcela aparece tras ellos. Reproducimos su poesía «Fuego».
«Llamaradas de fuego / Ojos brilantes / Que sonríen / Con labios apasionados / Incendios / Que se apoderan de mí / Mi mente / Mi alma. /
Todo mío/ En brasas. / Mi cuerpo / Incendiado./ Consumido / Disuelto / Finalmente / Quedan cenizas / que esparzo en mi cama /Para dormir».
✕
Accede a tu cuenta para comentar