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Cayetano: «Me quedé a cero tras morir mi madre, pero no dudé en ayudar»
Duque de Arjona y Conde de Salvatierra. Más de dos meses después y una vez que se ha hecho público su gesto, volvemos a Liria
Antes de conocerlo personalmente, la imagen que se tiene de Cayetano Martínez de Irujo, el hijo de la fallecida Duquesa de Alba, es la de un hombre serio, regio, adusto y altivo. Pues bien, el duque de Arjona y XIV conde de Salvatierra se ríe mucho, se emociona al escuchar los problemas de familias de desconocidos y llora cuando comparte los suyos propios. Cayetano ha demostrado una tremenda sensibilidad con el pueblo sirio y con los refugiados que ya residen en España. Tras salir a la luz su altruista gesto –del que LA RAZÓN estaba al corriente pero que él mismo pidió que no se publicara, pues no lo hacía para eso–, el duque de Arjona concede una entrevista a este periódico antes de partir a EE UU. Y aunque posee una educación exquisita y un vocabulario muy extenso se le escapa, contento, un: «Hemos montado un follón acojonante».
–¿Espera remover conciencias? Porque ahora la cuestión de los refugiados sí está en la agenda política, pero cuando nos reunimos aquel día, era un tema ajeno a los políticos.
–Quiero resaltar que ha habido más reacción ciudadana que política e institucional. Se ha tenido que tocar fondo con esa fotografía del niño muerto en la orilla, contar en primera persona lo que sufren hasta que llegan aquí, saltar a la palestra mi caso, para que empiece a haber una conciencia de que hay que hacer algo también de raíz. Hemos contribuido a que se empiece a considerar hacer algo en Siria. Para mí personalmente es una satisfacción enorme.
–¿Qué es lo que más le tocó o llamó la atención de mi reportaje sobre los refugiados sirios para que decidiera actuar?
–Siempre he hecho cosas de este tipo, de ayudar a progresar. Con familias de africanos, suramericanos, hijos de trabajadores míos... Pero sobre Siria, estaba muy sensibilizado. Es el hecho de que Bachar al Asad esté bombardeando y literalmente matando a su propio pueblo. No podía soportar las imágenes de los informativos sobre Siria, donde el desastre está ocurriendo desde hace más de cuatro años. Allí no se puede vivir. ¡Hasta bombardea hospitales! Y digo más, el Estado Islámico no es una excusa para no quitar a este señor. El EI es un mal mundial. En suma, con lo cerca que estaba siguiendo el tema y de repente leo el titular: «Prefiero morir en Siria con dignidad que aquí debajo de un puente» y pensé «¿pero esto qué es?». Me impactó tanto y estaba tan sensibilizado que no lo dudé. Empecé a movilizarme. ¿Cómo se van a volver a Siria? No pueden quedarse en la calle. Busqué donde podía alojarlos y pensé en todo lo que había que hacer por ellos. No era mi mejor momento, yo estaba en plena transición, pero ni me lo planteé, me salió del corazón. Pero, sinceramente, porque con tu artículo me llegaste al corazón.
–Personalmente, me gustó que comprendiera las necesidades de los sirios, los fallos del sistema de refugiados en España y que entendiera su mensaje, que era una lección de dignidad.
–Es que nadie se creía que no se quisieran ir de su país y no se lo han creído hasta este caso. Es un ejemplo tan claro y rotundo de dignidad, de gente preparada, porque estaban viviendo en un hoyo... Sin posibilidades de existir a no ser que se fueran de allí. Hemos creado conciencia sobre su situación. ¡Que los matan! ¡Es que no queda un pájaro en el país! Por ejemplo, el hijo de Saleh, de 4 años, tiene pánico a los animales.
–Cuando salimos de la reunión en el Palacio de Liria, lo que más nos sorprendió fue su absoluta disposición y el plan de ayuda tan bien trazado, que no era agua de borrajas. ¡Es que si hubieran podido irse a Carmona al día siguiente los hubiera acogido!
–(Se ríe). ¡Claro! Es que esa reunión fue muy emotiva porque no se esperaban que alguien lo tenía ya todo preparado hasta para actuar ya y ponerles una casa. Por eso lloramos todos. Fue muy bonito también lo que tú me dijiste, que esto era el sueño de un periodista: publicar un reportaje así y que ocurriera eso. Fue una satisfacción enorme. Lo que más me llena a mí es ayudar a la gente. Y esa reacción doble y colectiva que tuvimos fue algo maravilloso ya de punto de partida.
–Recuerdo asimismo que le explicó a las dos familias que aunque le vieran en un palacio, que era temporal. En ese momento no quise interrumpir pero, ¿por qué no vivirá allí más?
–Al faltar mi madre es lógico que me fuera. Ya estoy viviendo en mi casa. Mi vida ha dado un giro de180 grados. Me ocupaba de todo y tenía buenos ingresos. De repente me he quedado a cero, con muchísimos gastos, empleados, con un lío de fincas que hay que dividir... Por eso les decía que aunque me vieran respaldado por un palacio no era así. A mí todo eso se me acabó. Y en medio de todo este embrollo, me llegó este regalo de Dios.
–Y a pesar de estos problemas y de estar en su peor momento personal, ¿decidió ayudar?
–Sí. La gente de mi finca, que lo estábamos pasando tan mal por los cambios, la reestructuración, que incluso ha habido meses que no he podido pagar las nóminas en la empresa de Sevilla, la crisis y la incertidumbre... Pues imagínate cuando senté a los trabajadores de la finca de Carmona y a la técnica de campo y les dije: «Os traigo a dos familias de sirios». ¡Se quedaron con los ojos abiertos! Eso sí, también me dijeron: «Ya sabemos que somos entre una ONG y el arca de Noé». Lo cierto es que todos han sido supersolidarios y están muy volcados con ellos.
–¿Sus hermanos lo sabían?
–No, no, no. Ni mi entorno más cercano. Se han enterado ahora hasta mis abogados. Sólo lo sabían la gente de Sevilla y mi secretaria. Se han enterado por los medios de comunicación.
–¿Y qué le han dicho sus hermanos?
–Pues de todo. Están alucinados. Me han dicho cosas muy bonitas.
–Aunque a ellos no les habrá sorprendido tanto...
–Claro, porque me conocen.
–Por ejemplo, la historia de los dos kenianos es preciosa. Seguro que la sabían.
–Eso es, han visto allí a mucha gente viviendo, saben de algunos a los que he ayudado. Pero esto ha sido muy importante y el intentar darles todo lo que necesitan. Porque los sirios parten de cero y los estamos ayudando con el carné de conducir, el papeleo, clases de español.
–Me contaron que su madre, la Duquesa de Alba, le dijo que se preparara, pues: «Todo lo mío se proyecta en ti». ¿cree que estaría orgullosa de usted por este gesto?
–Sí. La verdad es que todo lo que me dijo mi madre siempre se cumple. Ella era más de donar y arropar. Yo no, yo soy más de que alguien progrese y que me demuestre que puede valerse por sí mismo. Si veo que alguien se quiere agarrar a mí o colgarse de mí, no.
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