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Palomo Spain: el nuevo preferido de Anna Wintour
Con toda la familia implicada en su proyecto, la firma se ha construido a través de inversión propia. «Vogue USA» y «WWD», las biblias de la moda, le dedican ya sus editoriales.
Con toda la familia implicada en su proyecto, la firma se ha construido a través de inversión propia. «Vogue USA» y «WWD», las biblias de la moda, le dedican ya sus editoriales.
Si dos de las grandes referencias del periodismo de moda americana hacen mención a tu desfile nada más llegar a Nueva York, se puede decir que entras por la puerta grande. Y eso le ha pasado a Alejandro Gómez Palomo. Con menos de 25 años puede presumir de que «WWD» compare su firma, Palomo Spain, con Miguel Adrover y de que «Vogue USA», la «niña bonita» de Anna Wintour, ponga palabras de alabanza en boca del prestigioso estilista Nicola Formichetti: «No te lo puedes perder», cuenta la publicación que iba diciendo a todo aquel que se encontraba por la Gran Manzana. «Él no pudo venir al desfile, pero nos ha apoyado mucho. Nos ha sacado en editoriales de moda», aseguraba ayer Palomo. Otro de los que han caído rendidos al embrujo de estas prendas cosidas a mano en un pueblo de Córdoba es el ex diseñador de Calvin Klein, Francisco Costa: «Apareció en el “backstage” a darme un abrazo», recuerda el joven. «Venía con lágrimas en los ojos y me dijo que estaba fascinado y que muchas gracias por haberle invitado».
Justo hoy, 18 de febrero, se cumple un año de la presentación de su primer desfile. En ese momento descubrimos una firma que arrasaba con el concepto de género: «No sé si es una nueva masculinidad o una feminización del hombre. No me lo he planteado porque yo he vestido así desde que nací. Siempre me ha gustado mezclar la ropa de mis padres, mis tíos, lo que encontraba en un mercadillo... independientemente del género. Y así es mi marca. Es para gente que entiende que lo que tiene entre manos es una fantasía, algo que se colecciona...», asegura. «Es una respuesta a un público que ya existía. Mi círculo de amigos viste así. No digo que mi padre acabe llevando los hombres al aire, sino que es para unas personas que sienten la necesidad de llevar cosas como estas. Y es complicado porque en nuestro país no tenemos una cultura de comprar moda cara. Pocas tiendas se arriesgan con una marca así», afirma. Hablamos de vestidos, tacones, perlas, gasas... En el extranjero, en cambio, nombres de referencia como Opening Ceremony presumen de vender Palomo Spain.
Los sombreros de Betto García dan el toque final a los «looks» de Palomo Spain. El joven valenciano conoció a Alejandro en Londres, donde él estaba trabajando en el taller de la sombrerera Edwina Ibbotson y Gómez, estudiando. Desde el principio de su amistad imaginaron las colaboraciones que podrían hacer juntos, «pero nunca pensamos que sucedería de esta manera tan abrumadora», dice García, ataviado con una chaqueta negra con flores pintadas a mano por su amigo. «El secreto es que él confía al cien por cien en mi trabajo, y yo en él. Para Orlando, la primera colección, lo hicimos todo a distancia. Ahora yo voy a su taller en Posadas y veo la colección –es un entorno que me inspira mucho– y luego desarrollo mi propuesta en Valencia, donde tengo mi taller», explica García.
Tras su paso por Londres y a pesar de cuánto había avanzado allí –en el taller de Ibbotson conoció a la crema y nata de Inglaterra, incluida Pippa Middleton: «Es una típica señora inglesa clásica», dice de ella–, García regresó a su país porque cree que «España necesita buena sombrerería y es un reto para mí abrir ese camino. Eso sí, el proceso ha sido terrorífico», admite. Sin embargo, sigue teniendo clientas en Reino Unido: «Ahora estoy haciendo un sombrero para una boda y cada temporada tengo encargos para las carreras de Ascot», afirma. Además, muchos de sus proveedores están en Londres. Para mediados de este año García tiene planeado lanzar su primera colección en solitario: «Quisiera que los sombreros se entiendan como prendas, no como accesorios», explica.
Un proyecto en París
Con toda la familia implicada en el proyecto, Palomo Spain se ha construido a través de inversión propia y mucho esfuerzo: «Fuimos todos a Nueva York: mi padre cargando una caja que parecía un frigorífico en la aduana, mis costureras que no habían salido nunca de Córdoba... Éramos una mezcla entre una película de Pedro Almodóvar y otra de Paco Martínez Soria», cuenta entre risas. «Hemos hecho un documental sobre todo eso. Ahora es cuando todo parece que empieza a funcionar. Intento aprender de cada colección y corregir cosas. Mi gran miedo es poder responder con la calidad que exigimos a toda la producción. Me agobia que las cosas se nos vayan de las manos», explica. Por lo pronto, mañana, después de la presentación de su colección (repite el desfile de Nueva York con alguna salida extra), desea «poder dormir hasta las diez de la mañana». La semana siguiente le espera París, donde tiene un proyecto que no puede contar y, acto seguido, vuelve a Posadas, su pueblo: «Me retiro del panorama y me vuelvo a Córdoba a empezar la siguiente colección». Aunque eso no quiere decir que desaparezca. Como dicen ya de él en Nueva York: «This is so fashion».
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