Grupos
La invención del friqui y las madres del invento de Frank Zappa
El grupo musical encabezó un movimiento «freak» que fue asimilado con el dadaísmo, la ironía camp del travesti y la estética kitsch. Un friquismo asumido desde la autoparodia y el goce
El grupo musical encabezó un movimiento «freak» que fue asimilado con el dadaísmo, la ironía camp del travesti y la estética kitsch. Un friquismo asumido desde la autoparodia y el goce.
Históricamente, el friquismo asumido fue siempre autoparódico y gozoso, con un toque chic de mesianismo radical. Así lo entendieron Frank Zappa y las Madres del Invento, lo mismo que Ken Kesey, retratado por Tom Wolfe en «Gaseosa de ácido eléctrico»: «Todos los ojos estaban fijos en Kesey y su grupo, llamados los Alegres Pillastres –escribe Wolfe–. Miles de muchachos se trasladaban a San Francisco a vivir una vida basada en el LSD y el rollo psicodélico». Rollo era el principal término abstracto en Haight-Ashbury. Podía significar cualquier rollo, cualquier cosa, cualquier estilo de vida, cualquier hábito, inclinación, causa; significaba órganos sexuales; rollo y friqui aludían a estilos y obsesiones o indicaba simplemente a los melenudos disfrazados. El término no tenía nada de la ciudad de Los Ángeles, procedía el grupo de rock The Mothers of Invention, fundamental para entender la mentalidad «freak». Su líder Frank Zappa tituló su primer álbum «Freak Out!» («¡Desmádrate!») (1966) y el segundo «We’re Only in It for the Money» («Estamos en esto solo por la pasta», 1968), parodia del «Sergeant Peppers» de los Beatles, donde posaban disfrazados grotescamente de mujeres barbudas. La ridiculización no les hizo gracia a los Beatles ni a los jipis porque Zappa se burlaba del consumo de drogas y despreciaba por igual tanto la moda psicodélica como el sistema americano burgués. Nunca fue invitado al cursi «verano del amor».
Pelos enmarañados
Su estilo musical, novedoso y provocador, completado con una estética descuidada, de pelos largos enmarañados y ropa vintage, fue calificado en «La cultura underground», de Mario Maffi, de «collage neo-dadaísta, irónico, kitsch y freak». Desde sus inicios, el «freak» fue asimilado con el movimiento dadá, la ironía camp del travesti y la estética kitsch, según los análisis de Susan Sontag en «Contra la interpretación», publicado en 1966.
Por entonces, y con el pseudónimo de Suzy Cream-cheese, Frank Zappa publicó un anuncio en «Los Ángeles Free Press» para promocionar la ideología contestataria de «The Mothers of Invention»: «Los Mother y lo que representan como grupo han atraído a todos los desencantados, a los parias, a los que reniegan, temen o sienten reticencia hacia la estructura social existente. El peligro es que el desmadre de “Freak Out” se convierta en una excusa y no en un motivo (...) Un bicho raro (‘‘freak’’) deja de ser un bicho raro cuanto TODOS los son».
Gracias al grupo de Vito, los Wild Flowers, Zappa y su grupo comenzaron a frecuentar los círculos «underground» y contraculturales de LA y adaptaron su forma de actuar en escena, provocando e insultando al público, como los dadaístas. Vito era un «freaky» de Los Ángeles que vivía en una comuna jipi de Topanga Canyon, rodeado de discípulos que practicaban el amor libre y celebraban fiestas en las que se consumían de forma ritual peyote y LSD. Lo curioso es que Zappa repudiaba todo tipo de drogas. Este anuncio de «Los Ángeles Free Press» dice: «Nosotros, como grupo, repudiamos cualquier sustancia que tienda a reducir el cuerpo, la mente o el espíritu del individuo a un estado de subconsciencia o inestabilidad».
Originalmente se llamaban «The Mothers», pero el estudio MGM les obligó a añadirle «of Invention», para que perdiera el sentido de «Motherfucker», y suavizar de alguna manera el desconcertante disco que habían grabado: «Freak Out». Para Zappa «Freaking out» (descontrolarse) es el proceso mediante el cual un individuo abandona los anticuados y restrictivos modos de pensar, vestir y de etiqueta social para expresar de forma creativa sus relaciones con el medio y la estructura social como un todo.
La teatralización del nuevo espectáculo roquero, hasta entonces constreñido en los límites de la corrección política, la idealización del «star system» y la virilidad, popularizó la imagen del friqui desgreñado, mal vestido y sexualmente provocador, ampliamente imitada por contestatarios de todo el mundo.
Parece paradójico, pero Zappa, igual que rechazaba las drogas nunca se alineó con el mundo jipi. En 1990 declaró en «El topo californiano»: «Yo detestaba a los hippies. Para mí eran otra manifestación del conformismo norteamericano, de la tendencia a agruparse en tribus que aceptan un evangelio que les hace sentirse superiores a los demás. Mi gente eran los ‘‘freaks’’, los mutantes que tenían un estilo individual que les separaba radicalmente del resto de la comunidad. ‘‘Freaks’’ en el sentido físico, sexual o mental, marginales por necesidad, no por seguir la ideología de moda». Del radical Zappa al vegano Steve Jobs solo había un paso.
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