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Cuentas (veraniegas) de infarto

Desconfíe cuando le cobren un extra por servirle hielo en la bebida o por pasarle más la carne. y si le piden 1.000 euros por un kilo de cigalas exija la hoja de reclamaciones.

En verano no solo aumentan las temperaturas, sino que los precios sufren subidas dignas del Guinness.
En verano no solo aumentan las temperaturas, sino que los precios sufren subidas dignas del Guinness.larazon

Desconfíe cuando le cobren un extra por servirle hielo en la bebida o por pasarle más la carne. y si le piden 1.000 euros por un kilo de cigalas exija la hoja de reclamaciones.

Para la mayoría de los españoles, la época estival es, sin duda, el momento para darse esos caprichos de los que se han privado durante el resto del año. Esas horas de más en el trabajo o esos planes rechazados, todo con un simple objetivo: ahorrar un dinerillo para las ansiadas vacaciones. Y es que en verano no solo aumentan las temperaturas, sino que los precios sufren subidas dignas del Guinness. Nadie puede negar que mientras disfrutaba de una cena con vistas al mar o un cóctel con sus amigos se ha llevado algún que otro disgusto al ver la cuenta. Las estafas de bar, restaurante y hotel son otros de los clásicos del verano. Es la época perfecta para que los timadores salgan a la caza de sus víctimas: los turistas.

A todos ha sorprendido escuchar que una botella de agua vale más de tres euros en un chiringuito, cinco por un simple cortado en Gijón, un zumo de naranja por quince, un refresco a seis euros en Mallorca o una comida en Venecia por más de mil. Las redes sociales se han convertido en la plataforma perfecta para expresar la indignación y rabia ante tales situaciones. Aunque, en ocasiones, parezcan extractos de ciencia ficción, los «tickets» hinchados, los timos y las cuentas de infarto son las estafas más comunes a las que se enfrentan los consumidores. Año tras año, España sigue batiendo récords de visitas. En 2017, 82 millones de turistas eligieron España como destino, lo que supuso un gasto total de 87.000 millones de euros para los negocios de nuestro país, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Los establecimientos se aprovechan de estos miles de visitantes que hace que la ya tan famosa excusa de «nunca los volveremos a ver» se convierta siempre en el leitmotiv estival.

Los clientes más avispados ya están más que acostumbrados a las estafas típicas con las que tienen que lidiar a menudo. Los precios desorbitados por servir pescado fresco fuera de carta o el aumento desconsiderado en las bebidas alcohólicas de los chiringuitos. La picaresca patria siempre ha estado a la orden del día, pero año tras año no deja de sorprender con sus nuevos inventos. Gracias a las contribuciones de los usuarios en redes sociales como Twitter o en webs como Tripadvisor, se dan a conocer comercios que más vale no pisar si no se quiere salir con la cuenta corriente «temblando».

Algunos de los últimos fraudes que se han hecho virales prueban que el consumidor sigue siendo el centro de todos los engaños. Auténticas salvajadas como cobrar por el servicio de mesa, abonar un suplemento por pedir hielo o la carne más hecha u ofrecer cigalas a más de 1.000 euros el kilo. Pero no todas las estafas se dejan ver a primera vista. También son métodos para aprovecharse del turista que los comercios eviten el desglose del ticket, no añadan el IVA o que las cartas estén repletas de fotografías de «sus especialidades» que distan años luz de lo que en realidad sirven en el plato.

Muchos de los servicios que cobran los establecimientos en época estival rozan la vergüenza. Pero, ¿qué sucede si le cobran el precio del mantel o el servicio de pan? «No se puede permitir que te cobren por algunos tipos de servicios. En todo momento tiene que estar especificado por carta o lo deben haber expresado previamente», explica Enrique Piñero, de la organización para la defensa de los derechos de los consumidores FACUA. Por lo que pagar por aquello que no has pedido es objeto de reclamación. Piñero añade que, incluso, aunque una botella de una bebida esté en la carta por 400 euros, podemos reclamar si existe un perjurio en relación al precio real.

La legislación española establece de forma clara los derechos del consumidor y éste nunca debe olvidar que están reconocidos. En el momento en que un cliente se percate de que está siendo víctima de un fraude en un bar o un restaurante es esencial que se guarde la cuenta y solicite una hoja de reclamaciones, que cualquier tipo de establecimiento está obligado a proporcionar. En todo caso se puede llegar a un acuerdo con el responsable del local y si no es así se debe acudir al órgano encargado del consumo en cada Comunidad Autónoma. La Administración de Consumo correspondiente mediará para que se llegue a un buen entendimiento entre ambas partes, y si no lo consigue podría abrir un expediente sancionador para el negocio.

Apartamentos fantasma

Otros de los focos donde se detectan más estafas es a través de internet. La facilidad de reservar billetes de avión, habitaciones en hoteles o apartamentos vacacionales ha provocado que en los últimos años se hayan disparado los ladrones que encuentran una vía sencilla y rápida para hacerse con altas sumas de dinero sin moverse de su casa. Los destinos como Ibiza se convierten en los principales reclamos por los millones de visitantes que reciben cada año. Abundan los alojamientos esperpénticos, caros o que se esfuman antes de llegar al destino. Esto mismo le sucedió a la londinense Lisa Walters y a su grupo de amigos en la isla pitiusa. «En tres semanas íbamos a ir a Ibiza y nos hemos enterado de que el apartamento no existe. Nos extrañó que no recibiésemos ningún mensaje sobre el check in. La página ha sido cerrada y el teléfono del dueño no está operativo», admite la joven a LA RAZÓN.

Y es que el proceso es mucho más complicado a través de las estafas por internet, donde los españoles disponen de los mismos derechos pero la dificultad a la hora de identificar al estafador implica un procedimiento más que peliagudo. «No es un problema legal, sino los impedimentos para identificar y localizar quién se ha quedado el dinero para poder reclamar. En muchas ocasiones, esa persona ni siquiera reside en España, lo cual hace prácticamente inviable encontrar el dinero», sentencia Piñero. Para que no seamos víctimas de un timo es esencial que el consumidor desconfíe de las estancias baratas en zonas de mucha afluencia turística. Desde FACUA, aconsejan acudir a páginas web seguras y en la medida de lo posible intentar hablar con el dueño para comprobar que todo es real.

Lo que iban a ser unas vacaciones de ensueño para disfrutar de las playas paradisiacas del Mediterráneo así como de un concierto de su artista favorito en Ibiza se ha convertido para Walters en una verdadera pesadilla y con un precio de escándalo: más de 2.500 euros. «La compañía que nos alquilaba la villa se llama Sea Ibiza y nos han dejado a mis siete amigos y a mí sin ningún sitio para poder alojarnos. Algunos de ellos se han quedado sin vacaciones porque no han podido pagar otro apartamento», relata la londinense. En el caso de esta turista, la entidad bancaria se niega a devolver la cuantía pagada debido a que el pago fue gestionado por una tercera entidad, TransferGo.

Por ello, para que nada nos amargue el tan estimado periodo vacacional, es de suma importancia que estemos atentos a la cuenta, a la carta y a las páginas de reserva. Preguntar e investigar se convierten en las mejores armas para luchar contra los estafadores que persiguen al turista despistado. Disfrute de sus vacaciones pero siempre con un ojo bien abierto. Y es que no hay nada peor que un turista enfadado y un ticket que se haga viral a través de las redes sociales para que los establecimientos pongan fin a las prácticas abusivas.