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Patxi López: «Quería ser médico pero la sangre me mareaba»
Secretario socialista de Acción Política, Ciudadanía y Libertades. Fan del BBK Live y de los pintxos del casco viejo de Bilbao, pone estos días rumbo a Escocia, por aquello de que hará más fresco que en esta tierra.
Le apodan el «lendakari de la paz» porque bajo su Gobierno se produjo el cese de la actividad armada de ETA, pero a este político vasco le va la marcha. Es un incondicional del festival veraniego BBK Live que se celebra cada verano en Bilbao, siente debilidad por cualquier estilo musical y aún mantiene la espinita clavada de no dominar ninguno de los instrumentos que le han regalado a lo largo de su trayectoria. Si su trabajo en el equipo de expertos de Pedro Sánchez se lo permite, cogerá la mochila y este verano pondrá rumbo a Escocia. Tierra de referéndums.
–Con estas temperaturas, ¿se lleva mejor el verano en el «Gobierno en la sombra» de Pedro Sánchez?
–Nada de sombras, es un Gobierno al sol, porque todo lo que hemos hecho ha sido público y notorio. Lo paso fatal con estas temperaturas.
–Si no hubiera sido político, ¿dónde estaría hoy Patxi López?
–Uno siempre tiene sus sueños. Me hubiera gustado ser músico y tocar la guitarra eléctrica.
–Iba para ingeniero industrial, ¿cuál es su materia prima?
–Ponerme en la piel del otro, la empatía, ser capaz de entender por qué piensa lo que piensa y no ser muy dogmático.
–Salvando López, ¿cuántos apellidos vascos tiene?
–Después de López, Alvárez y luego todos vascos y un italiano.
–¿Le cuesta a un vasco reírse de sí mismo?
–La película –«Ocho apellidos vascos»– me divirtió mucho, lo mejor que puede hacer uno es saberse reír de uno mismo y en el País Vasco esto nos ha costado. No creas que todo el mundo lo vio como algo fresco, algún radical criticó mucho la película por los tópicos vascos, pero somos clavados.
–Tuvo a Manuela Carmena de asesora ¿cómo la ve de alcaldesa?
–No ha empezado con buen pie en muchas de las cuestiones. Yo siempre espero que quien gobierne acierte, porque eso es bueno para los ciudadanos. La oficina Antidesahucios que quiere poner en marcha en Madrid es la misma que pusimos en marcha en el País Vasco, así que de algo le va a servir su paso por allí.
–Además de un ejemplar de LA RAZÓN ¿qué es lo mejor que ha pescado?
–A una mujer maravillosa, Begoña.
–¿A quien se llevaría de pintxos por las «Siete calles»?
–Hace poco estuve con Susana Díaz por el casco viejo de Donosti, también con Pedro Sánchez... Me iría de pintxos casi con cualquiera, eso sí, que sea dialogante, no que te venga con consignas. De hecho, en la política vasca nos hemos ido de pintxos unos con otros habitualmente, me fui con Antonio Basagoiti, también he sido capaz de irme con Íñigo Urkullu y con Josu Jon Imaz.
–¿Y si tuviera que elegir entre Mariano Rajoy y Pablo Iglesias?
–¿Podemos ir los tres juntos? Pues, eso, los tres juntos.
–¿Qué se hubiera perdido Euskadi sin usted de lendakari?
–Estoy muy orgulloso de lo que hicimos, fue una legislatura en la que acabamos con el terrorismo, soportamos la crisis sin recortar los servicios públicos, abandonamos la fractura de la sociedad vasca por el debate identitario. Fue la revolución de la normalidad.
–Pasó las tardes de su niñez en el Cine Mar de Portugalete ¿le ha recordado Sánchez, durante los primeros compases al frente del PSOE, a Gary Cooper en «Solo ante el peligro»?
–No estuvo tan solo, sí tenía gente detrás apoyándole. Me gustan las películas corales, aunque tengan un galán, como en este caso. Pedro seguro que ha aparecido como Gary Cooper contra los elementos, pero en este momento está bien acompañado.
–Es un gran aficionado al rock, ¿nos espera un «Highway to hell» hasta las elecciones?
–Espero que sea el «Starway to heaven» (La escalera al cielo), aunque lo del cielo se le pueda atribuir a Pablo Iglesias. (Risas)
–Y siguiendo en el terreno musical, Urkullu dijo que le gustaría pactar con el PSOE...¿Si el PNV les dice ven, lo dejarán todo?
–No, pero me gusta que los nacionalistas se impliquen en la gobernabilidad de España, porque supone que los nacionalistas están cómodos dentro de España.
–Si esta entrevista la hubiéramos hecho en Bilbao, ¿dónde nos habría llevado?
–De pintxos por el casco viejo. También me encanta el paseo que hay desde el Ayuntamiento hasta el museo marítimo, en cualquiera de los bancos de ese paseo que supone la regeneración de Bilbao y del País Vasco. Si nos ponemos melancólicos, te habría llevado a una ruina de una gran fábrica, ahí tengo mi niñez. Me apasiona la arqueología industrial.
–¿De ahí surge la idea de la Ingeniería industrial?
–No, es más prosaico. Quería ser médico, pero me di cuenta a tiempo de que me mareaba la sangre, así que, ingeniero industrial.
–¿Dónde va a pasar el verano?
–No lo sé, porque con esto de que no sabemos cuándo serán las elecciones... Generalmente voy con mi mujer y unos amigos de mochileros por Europa, este año nos tocaba volver a Escocia. Estábamos entre ir allí y la Provenza, pero con este calor, mejor Escocia.
–Ha llamado Trilero a Iglesias ¿Dónde está la bolita de Podemos?
–Pablo Iglesias venía del partido comunista, se sentía comunista... pero como eso puede que no le guste a una parte del electorado, pongo el cubilete y tapo la bolita. Luego ya la descubrirá después de las elecciones. La bolita ha desaparecido, si no son de izquierdas ni de derechas, si son los más abiertos pero hacen las primarias más controladas... es que no hay bolita.
El lector
«Para informarme, suelo echar un vistazo a los titulares de los periódicos para tener otra perspectiva de la información». Y es que con unas jornadas tan apretadas de trabajo, en muchas ocasiones basta con una mirada en profundidad a los temas de actualidad para hacerse una idea de por dónde puede ir el día. Y en los últimos meses, parece que está movido hasta en pleno agosto.
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