Internet
Exclusividad en el mundo virtual
La industria ya se está planteando diseñar videojuegos y accesorios específicamente para un público vip, donde puedan compaginar deporte con la visita a lugares únicos
Existen comidas envasadas y productos gourmet para los sibaritas más adinerados. Hay cines con salas individuales en las que el espectador tiene acceso a comida, una enorme pantalla para él solo y una butaca ergonómica y reclinable. Los aviones cuentan con una clase exclusiva para pasajeros de alto «standing», al igual que los eventos deportivos y hasta los conciertos. ¿Por qué no ocurre lo mismo con los videojuegos? ¿Existe un público para ello? Indudablemente sí. «Gamma Attack», por ejemplo. Es uno de los juegos más raros del mundo. Y al decir raro, decimos exclusivo. Este juego de «marcianitos» destinado a la consola Atari 2600, es tan exclusivo que sólo se conoce una copia y, de acuerdo con la web RacketBoy, pertenece a un coleccionista que la quiso vender por medio millón de dólares en Ebay.
Pero más allá de los coleccionistas, el ocio y la tecnología han llegado a un nivel en el que podrían crear productos de entretenimiento destinados a jugadores con alto poder adquisitivo en los que la exclusividad y el contenido fueran únicos o al menos muy limitados.
Los ejemplos sobran. Recurriendo a la realidad aumentada, tan de moda ahora gracias a «Pokémon Go», los suscriptores a un futuro juego de Fórmula 1, podrían «comprar» una escudería y competir los fines de semana directamente con los coches oficiales, combinando imágenes reales con las propias del juego. El golf es otro deporte que, por público y tecnología, también podría adaptarse a este formato.
Otra opción es personalizar juegos ya existentes. Un kit de butaca de conducción permitiría a los fanáticos de los coches llevar sus propios modelos reales a la pantalla, ya sea en competencias como en juegos del estilo GTA. Para los adictos de los shooters, una escapada de caza a destinos lejanos (una buena opción para conservar la fauna, ya que parte de lo recolectado podría ir a programas de preservación y protección) o visitar planetas de la mano de la NASA, directamente, algo que también apoyaría los programas de investigación de la Agencia espacial.
Las últimas dos posibilidades estarían destinadas a un público muy selecto. Algunos podrían pedir que se diseñe un juego de smartphone o tablet exclusivamente para ellos. De acuerdo con la empresa Filament Games, especialista en desarrollar juegos para museos o empresas, el precio puede ser de menos de 80.000 euros. Claro que con ello se tendría el derecho de distribuirlo a quien uno quisiera. Pero estos precios pueden ser muy inferiores si los miembros de la comunidad «gamer» comienzan a ponerse de acuerdo y conciben una idea entre ellos para crear un juego único. Finalmente existe la opción de combinar Linkedin y videojuegos, pero para millonarios: allí se reúnen a jugar quienes tengan mucho dinero y ganas de hacer negocios. El post-golf del siglo XXI.
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